Gallardo se niega a hablar y no ha pedido disculpas a Igea por llamarle “imbécil”

El vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, no ha querido hacer declaraciones a los medios de comunicación tras la bronca sesión que tuvo ayer con el procurador de Ciudadanos, Francisco Igea al que calificó de “imbécil” y de "presunto delicuente". El líder autonómico de Vox ha rechazado atender a la prensa a su entrada al hemiciclo para continuar con la sesión plenaria. Ni perdón ni ratificación de sus palabras. Eso sí, Igea adelantó minutos antes que Gallardo no le había llamado para pedir disculpas tras sus insultos. “Hace mucho que no me escribe”, ha ironizado.

Los periodistas intentaron recoger algunas declaraciones del vicepresidente, quien se negó a responder a las preguntas de si se arrepentía de los insultos de la sesión de ayer.

"Una imagen barriobajera de la política”

“Hace falta mejoras en Educación en nuestra comunidad. Los políticos tienen que controlar sus frustraciones. Es lamentable porque damos una imagen barriobajera. Es un Gobierno instalado en la provocación, en la polarización y que ha tomado el insulto como arma política y que viven en la tensión con”, ha afirmado, el procurador de Ciudadanos, Francisco Iega, al mismo tiempo que recordaba que en la anterior sesión de las Cortes, el presidente de la Junta calificó de “pijo” al portavoz de Unidas Podemos, Pablo Fernández. “Espero que aprendan a tolerar la frustración de un debate. No les gustan las Cortes, pero se tienen que acostumbrar, esto es una democracia parlamentaria”, ha apuntado en referencia al grupo parlamentario de Vox.

El de Ciudadanos ha pedido al presidente de las Cortes, Carlos Pollán, “que no deje pasar semejantes insultos”, “en ese grupo parlamentario se vive con cierta tensión, no diré miedo, pero sí cierta tensión”, afirmó. Y ha adelantado que pedirá que se imponga el “decoro”, aunque no lo ve "muy factible". Igea también ha tirado de ironía para asegurar que los insultos que recibió ayer en las redes sociales fueron de gente que le calificaba de “calvo con b”.