La izquierda alternativa afronta las elecciones municipales del 28 de mayo de 2023 inmersa en un proceso de transmutación. La salida de la política de Pablo Iglesias, en mayo de 2021, y el auge de la vicepresidenta Yolanda Díaz como referente de ese espacio político, ha culminado con la extinción de una marca, Unidas Podemos, que había representado a las formaciones progresistas en España desde el conocido como 'pacto de los botellines' de mayo de 2016 entre el propio Iglesias y el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón.
Díaz impulsó hace unos meses su nuevo proyecto político, Sumar, que es previsible que termine absorbiendo a Podemos, a Izquierda Unida y a otras formaciones minoritarias del espacio progresista como Alianza Verde –escisión de Equo dirigida por el diputado de Unidas Podemos Juan López de Uralde– de cara a las próximas elecciones generales. Queda por ver qué decisión tomarán Más País, el partido de Íñigo Errejón, y el propio Equo, aunque todo parece indicar que Díaz conseguirá reunificar lo que separaron las rencillas personales entre Iglesias y su antigua mano derecha.
Pero las municipales de 2023 llegan en un momento de transición y han pillado con el pie cambiado a la izquierda. Con las exequias fúnebres de Unidas Podemos aún recientes y el proyecto Sumar en fase embrionaria –Díaz ya ha anticipado que no estará listo para los comicios locales y autonómicos del próximo año– las formaciones que integran este espacio político han dado vía libre a sus secciones locales para configurar candidaturas adaptadas a cada provincia con una única indicación: que sean candidaturas de unidad. Castilla y León no será una excepción, aunque la concordancia y la fluidez en la relación entre las formaciones que integran ese espacio dista mucho de una provincia a otra.
Una situación complicada para la izquierda en Castilla y León
El espacio de la antigua Unidas Podemos afronta los comicios municipales de mayo de 2023 en horas bajas en Castilla y León. En las elecciones autonómicas del pasado 13 de febrero, la formación obtuvo 61.290 votos en la región, perdiendo casi 40.000 votos con respecto a los comicios de 2019 y pasando de dos procuradores a solo uno, Pablo Fernández. En 2019, Podemos e Izquierda Unida habían logrado, por separado, un total de 100.362 votos.
La situación, por tanto, no parece presentarse muy halagüeña para un espacio que, además de no haber tenido nunca gran predicamento en Castilla y León, se encuentra en horas especialmente bajas y en mitad de un proceso de reconversión que aún no ha concluido. Además, la antigua Unidas Podemos nunca logró penetrar en un ámbito rural que es de vital importancia en la Comunidad y su estructura territorial es más bien limitada. Con todo, algunas coaliciones vinculadas a este espacio han logrado ser determinantes en algunas capitales de provincia de la región durante los últimos años, especialmente en Zamora y Valladolid.
El dirigente de este espacio político en la Comunidad, el también procurador Pablo Fernández, intentó trasladar un mensaje de esperanza el pasado 17 de septiembre en un acto político en Valladolid. "Desde Podemos pondremos todo nuestro esfuerzo para preparar las candidaturas más amplias, heterogéneas, plurales y diversas posibles de cara a conquistar la mayor parte de consistorios e irrumpir con fuerza en las diputaciones provinciales", aseguraba. Fernández abogó por construir coaliciones con "fuerzas hermanas para ensanchar el espacio político" y pidió "altura de miras y generosidad para acudir de la mano".
Además, se mostró partidario de continuar con las marcas asentadas en ciertas capitales de provincia, como es el caso de Valladolid Toma La Palabra (VTLP) en Valladolid o de la candidatura personalista de Francisco Guarido, de Izquierda Unida, alcalde de Zamora desde 2015. Una situación que varía mucho entre una provincia y otra de la región.
Zamora y Valladolid, feudos de la izquierda alternativa en CyL
Las dos prioridades del espacio político de la izquierda alternativa de cara a las elecciones municipales en Castilla y León son claras: mantener la alcaldía de Zamora, en manos de Izquierda Unida, y seguir siendo determinantes y formando parte del Gobierno municipal en Valladolid, donde Valladolid Toma La Palabra (VTLP) –candidatura integrada por Izquierda Unida y Equo– comparte Ejecutivo con el regidor Óscar Puente y su dirigente, Manuel Saravia, es el teniente de alcalde de la ciudad.
En Zamora, Francisco Guarido, de Izquierda Unida, lleva gobernando la ciudad desde las elecciones municipales de mayo de 2015, en un momento de auge de lo que se conocieron como 'los ayuntamientos del cambio'. El único alcalde de esta histórica formación, que allí se presenta en solitario, en toda España ha dejado entrever en varias ocasiones que no se presentará a la reelección pero desde la dirección provincial del partido siguen intentando convencer a su 'caballo ganador' de repetir candidatura.
La decisión final acerca de la persona que encabezará la candidatura del partido en Zamora se tomará a finales de este año y el coordinador de IU en Castilla y León, Juan Gascón, ya anticipó a principios del mes de septiembre que el partido se presentará por separado en esta localidad e instó a Guarido a "repetir" como candidato. "No tiene sentido cambiar la fórmula que trajo consigo la mayoría absoluta", aseguraba en rueda de prensa.
En Valladolid, el buque insignia de este espacio político a nivel municipal es la candidatura Valladolid Toma la Palabra (VTLP), coalición entre Izquierda Unida y Equo dirigida hasta el momento por el carismático Manuel Saravia, que ha cosechado importantes éxitos en las últimas citas electorales. Tanto en las elecciones municipales de 2015 como en las de 2019, VTLP fue la llave que permitió al socialista Óscar Puente conseguir y después mantener la alcaldía, y las relaciones entre ambos partidos en el equipo de Gobierno municipal han sido muy fluidas.
En esta cita electoral, Podemos y Alianza Verde, irrelevantes hasta el momento a nivel municipal, se unirán a VTLP en una candidatura conjunta que será presentada el próximo 9 de octubre. Una candidatura para la que aún no se conoce un nombre ni unos candidatos, aunque desde ese espacio son conscientes de la pujanza de los tres ediles de VTLP que han formado parte del equipo municipal durante esta legislatura. "Hemos sabido hacer una política de cercanía y creemos que somos útiles para la ciudad y para la nueva candidatura", apuntaba María Sánchez tras una asamblea de la formación.
Burgos y Segovia, bisagras del PSOE
En la ciudad de Burgos, los dos concejales de Podemos-Equo sirvieron de bisagra, tras las elecciones municipales de 2019, para lograr investir al socialista Daniel de la Rosa como alcalde. En esa ocasión, otra candidatura de la izquierda alternativa, Imagina Burgos, que en las municipales de 2015 si había logrado unir a todas las formaciones de ese espacio, compitió con Podemos-Equo, logrando 4.273 votos que no se tradujeron en ningún escaño.
Está por ver si ambas formaciones municipales escucharán la llamada a la unidad de la dirección regional y optarán por acudir a las urnas de manera conjunta, con el objetivo principal de seguir siendo la llave para que el PSOE mantenga la alcaldía de la ciudad burgalesa.
En Segovia, la situación es la misma, aunque en este caso, a pesar de la división, ambas formaciones lograron representación en 2019. Izquierda Unida logró dos concejales y Podemos-Equo uno, siendo determinantes para la investidura de la socialista Clara Luquero como alcaldesa de la ciudad. En esta ocasión, y previsiblemente unidos ante las indicaciones de la dirección autonómica, su máxima prioridad será volver a cortar el paso a la derecha apuntalando a otra socialista en el Ayuntamiento, en este caso a Clara Martín.
Irrelevancia en el resto de provincias
En León, la división fue la tónica dominante en este espacio político en las pasadas municipales. Podemos-Equo por un lado e Izquierda Unida por otro acudieron por separado a las urnas, consiguiendo los morados un concejal frente a ninguno de los poscomunistas. El alcalde socialista, José Antonio Diez, no necesitó del apoyo de este edil para resultar elegido y en las próximas municipales el resurgir del sentimiento leonesista parece tener visos de impregnar la campaña, ante una Unión del Pueblo Leonés (UPL) cada vez más pujante.
La mayor aspiración de la candidatura de izquierda alternativa en la capital leonesa, localidad natal de Pablo Fernández, sería lograr ser determinantes para favorecer que el PSOE mantuviera la alcaldía.
En Salamanca, a pesar de lograr dos concejales, Unidas Podemos –que en esta ciudad si que se presentó de manera conjunta– ha sido irrelevante durante esta legislatura, ante la mayoría de la que gozan el PP, que ostenta la alcaldía, y Ciudadanos. A tenor de las encuestas, la situación no variará en los comicios de mayo de 2023 y su mayor aspiración será conservar al menos un concejal en el Consistorio salmantino.
En Ávila, las formaciones que componen este espacio obtuvieron resultados pírricos en los pasados comicios municipales y quedaron lejos de obtener siquiera un concejal. Algo unido a que fueron por separado, Podemos por un lado e Izquierda Unida-Equo por el otro. La expectativa de lograr un representante parece harto complicada para un espacio político que, aún si se presenta de forma conjunta en esta ocasión, carece de implantación en la capital abulense.
En Palencia, a la última cita electoral municipal concurrieron dos formaciones políticas de izquierda alternativa: Ganemos Palencia y Podemos-Equo. En el caso de los primeros, lograron un concejal, aunque no fue suficiente para dar a la socialista Miriam Andrés la alcaldía, que recayó en el candidato de Ciudadanos, Mario Simón, tras un acuerdo con PP y Vox. En esta localidad, el objetivo del espacio de Podemos e Izquierda Unida es ser determinantes para conseguir lo que no consiguieron hace cuatro años y dar el bastón de mando municipal al PSOE.
En Soria, la mayoría absoluta del socialista Carlos Martínez provocó que el único concejal de Podemos durante esta legislatura fuera irrelevante durante la misma. En esa ciudad, en los pasados comicios Izquierda Unida impulsó, además, otra candidatura, Soria en Común, que no logró ningún edil, aunque en las elecciones de 2023 es previsible que se presenten conjuntamente.
Con todo, la pujanza de Martínez y el auge de la formación provincialista Soria Ya, que despuntó en las pasadas autonómicas y fue primera fuerza en la localidad, parecen impedir el paso a un tercer proyecto de izquierdas en la ciudad. Unas elecciones municipales en Castilla y León, pues, complicadas para una izquierda alternativa que se encuentra en horas bajas y en pleno proceso de reconversión a nivel nacional.