El terremoto informativo que ha supuesto el protocolo antiaborto, del que ahora reniega la Junta de Castilla y León, ha provocado que se ponga en duda la supervivencia del pacto de Gobierno entre PP y Vox. Aunque Santiago Abascal ya ha negado que vaya a producirse el cisma, la relación sale tocada. Y por las palabras del consejero de Economía y Hacienda y portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, tampoco hay que rechazar ninguna opción. “Se mantiene la unidad y la utilidad”, ha asegurado.
Carriedo se ha negado a hablar de estado de salud de la coalición (afirmó que de esto hablaría mejor el consejero de Sanidad) o de dar un sí o un no a si la relación entre ambas formaciones se ha debilitado. Simplemente, y fiel a su estilo, ha expresado que la voluntad del Ejecutivo es la de seguir trabajando en sus competencias. Tampoco ha querido mostrar su opinión si García-Gallardo, el vicepresidente, ha perdido “credibilidad” después de la presentación de las nuevas medidas para mujeres embarazadas que parece que ahora quedan en nada.
Además, el portavoz ha dejado en manos del presidente Mañueco un “hipotético adelanto electoral” y que esta decisión siempre será tomada por “el criterio del interés general, de lo que es más útil” y pensando en el “interés” de Castilla y León. Algo que recuerda a cuando en 2021 se hablaba de su pacto de Gobierno con Ciudadanos. Tampoco quiso pronunciarse si es más fácil cogobernar con el partido verde o naranja.
El portavoz ha reconocido que la intención de cualquier partido es gobernar en solitario y que tanto PP y Vox son dos partidos “distintos” pero en algunos puntos buscan ponerse de acuerdo.
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