La polémica por las medidas antiaborto anunciadas por el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, parece no tener fin, a pesar de la 'tregua' entre Gobierno nacional y autonómico. Esta vez, han sido los obispos de la diócesis de la Comunidad quienes han saltado a la palestra a través de un comunicado rubricado por todos ellos. "La muerte provocada del ser humano, también en el seno materno mediante la práctica del aborto, no puede ser considerada como un derecho, pues niega de raíz la vida, fundamento de la dignidad humana que sostiene todos los demás derechos", subraya uno de los puntos que han enumerado.
La carta ha sido rubricada por Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, Luis Javier Argüello García, arzobispo de Valladolid, César Augusto Franco Martínez, obispo de Segovia, Jesús Fernández González, obispo de Astorga, Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF, obispo de León, Manuel Herrero Fernández, OSA, obispo de Palencia, Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria, José Luis Retana Gozalo, obispo de Ciudad Rodrigo y obispo de Salamanca, Fernando Valera Sánchez, obispo de Zamora y Jesús García Burillo, administrador diocesano de Ávila.
De la misma manera, han querido recordar los principios que la Iglesia ha propuesto de "modo constante en torno al don de la maternidad y la dignidad de la vida humana naciente". En este sentido, han explicado que todo ser humano es "siempre un bien para la humanidad y un don de Dios, creado a su imagen y semejanza, que debe ser acogido, protegido y amado".
Han aprovechado el escrito para mostrar su "reconocimiento y profundo agradecimiento" a las mujeres gestantes, que, "con entrega portan con amor en su seno el don precioso de la vida, esperanza y futuro de nuestra sociedad". También han recordado las palabras del Papa Francisco, que decía lo siguiente: "El embarazo es una época difícil, pero también es un tiempo maravilloso… Cada mujer participa del misterio de la creación, que se renueva en la generación humana… Pensemos cuánto vale ese embrión desde el instante en que es concebido".
De la misma manera, han ofrecido su ayuda para todas las embarazadas que viven "circunstancias no deseadas o difíciles de tipo personal, familiar, laboral, económico o de cualquier índole". Por ello, se han puesto a "su servicio" para que tengan la "certeza" de que "no están solas" en sus dificultades, al tiempo de que han puesto a su disposición toda la ayuda que pueden prestar desde los organismos eclesiales. "Asimismo, es preciso que la sociedad, sus instituciones y administraciones públicas y los diversos ámbitos económicos, laborales y sociales respondan adecuadamente a todas sus necesidades", han insistido.
En cuanto a la cuestión sobre considerar la interrupción del embarazo como un derecho, los obispos de Castilla y León han considerado que se debe ofrecer "un periodo de reflexión y proporcionar información sobre alternativas al aborto" para que las mujeres cuenten con los "elementos necesarios para ponderar sus decisiones". "Asimismo, los profesionales sanitarios pueden ejercer el derecho fundamental de objeción de conciencia sin sufrir la estigmatización que supone el ser obligados a inscribirse en una lista de objetores. Del mismo modo, desvincular de la ayuda y cuidado de sus padres, en el ejercicio de su patria potestad, a una menor embarazada que se plantea abortar la hace vulnerable y la deja sola ante una situación tan complicada", han puntualizado en el escrito.
Por último, han instado a abordar esta cuestión en un "amplio diálogo social, sosegado y racional, partiendo de la realidad, con la participación de los diversos ámbitos que configuran la sociedad, más allá de posicionamientos ideológicos o partidistas y con la ayuda de los conocimientos proporcionados por la ciencia y la antropología".