Hace más de 30 años que la farmacéutica María Ángeles Fernández Alonso empezó a trabajar en su botica de Tiedra (Valladolid, 289 habitantes) y, desde entonces, nunca ha querido hacer otra cosa: “Esta profesión es vocacional, por eso todos nos dejamos la piel, aunque cueste tanto”. Para los 289 habitantes de su localidad, su farmacia es algo más que un establecimiento sanitario y supone un centro social en el que encontrar refugio y consuelo. Como explica Fernández Alonso: “La cercanía con las personas y la empatía son claves para nosotros, si hace falta nos desplazamos hasta la casa del que lo necesita”.
Pilar Ordax, de 42 años, que regenta desde hace casi veinte un establecimiento en Fuentes de Ropel (Zamora, 380 habitantes), hace de tripas corazón y recurre al humor: “¡Puedo asegurar que paso más consultas que un cura!”. Esta profesional zamorana asegura que se tejen lazos tan íntimos que ha llegado a llorar la muerte de algunos clientes como si fueran de su propia familia: “Se establecen relaciones tan diarias e íntimas que casi parecemos amigos o psicólogos”.
Los vínculos de confianza llevan a que las farmacéuticas acepten situaciones tan insólitas como ayudar a los vecinos a vacunar a su perro: “Aquí hacemos de todo con tal de ayudar, cualquier día nos acusarán de intrusismo laboral”, desliza. El farmacéutico Ángel Ojembarrena, en León, concuerda: "La cruz verde nunca se apaga, estamos para todo".
Ordax es miembro de la ‘Red de Farmacias Centinela’, un proyecto que se puso en marcha en 2015 en la región y ya consta de más de 200 farmacéuticos especialmente comprometidos en Castilla y León que han sido formados en materia de seguridad de medicamentos para notificar reacciones adversas. “Hacer piña es algo positivo, porque así compartimos problemas y soluciones”, asegura.
Pese al compromiso y la vocación que desprende, confiesa estar saturada: “Echamos mil horas y tenemos una gran sobrecarga de trabajo”. Su compañera, María Ángeles Fernández, concuerda: “Cuando solo hay 2 médicos para 15 pueblos, nos tenemos que organizar como sea”. España
Castilla y León aglutina el 51,65% del total nacional de farmacias rurales
España es el país con más farmacias por habitante del mundo, ya que cuenta con 22.198 establecimientos repartidos por las diferentes comunidades autónomas. En concreto, en Castilla y León hay 1.599 farmacias, y de ellas, 813 están en áreas rurales, lo que supone un 50,8%.
Javier Herrerón, presidente Consejo de Colegios Profesionales de farmacéuticos de Castilla y León, subraya el papel fundamental de las farmacias en el ámbito rural, donde muchas veces son los únicos sanitarios disponibles: “La labor del farmacéutico es importantísima, más aún si cabe con una población mayor, polimedicada, crónica y a veces dependiente que demanda servicios en torno al medicamento y el cuidado de su salud”.
Desde el CONCYL destacan cómo la pandemia del COVID-19 ha puesto sobre la mesa esta realidad de forma más evidente: “El farmacéutico ha sido el profesional sanitario presente en el día a día de muchos de nuestros pueblos, llevando a cabo un servicio y una atención especial a los colectivos más vulnerables en zonas frágiles y despobladas. Ha sido el único contacto de muchos vecinos de manera continuada con el sistema sanitario”.
Pilar Ordax recuerda emocionada la época de la pandemia, y el posterior homenaje de agradecimiento que le hicieron sus vecinos: “Lo recuerdo como si fuera ayer, las horas de más y la saturación agotan, pero el resultado es alucinante”. El sanitario Ángel Ojembarrena, de 51 años y dueño de una farmacia en Veguellina de Orbigo (León, 3000 habitantes) recalca que llegó un punto en el que no podía coger un solo día de vacaciones: "Es algo insostenible y nadie hace nada".
El farmacéutico Álvaro Borobio, de 36 años y representante de las farmacias rurales de Soria, insiste en la importancia de la vocación para hacer frente a las adversidades: “A pesar de los pesares, todos los que estamos trabajando en farmacias rurales nos dejamos la piel porque no concebimos dejar tirados a nuestros vecinos".
El reto de luchar contra la despoblación
Las farmacias no son ajenas a la despoblación, que a veces pone a estos establecimientos sanitarios en una situación económica compleja. Pilar Ordax está preocupada por la viabilidad económica y el futuro de su empleo, ya que cada vez hay menos habitantes en Fuentes de Ropel: “Si esto sigue igual, en menos de diez años cierro el negocio”. La Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR) lleva tiempo alertando de las dificultades de supervivencia de las farmacias rurales, ya que muchas han cerrado en los últimos años, y la situación no parece mejorar.
Álvaro Borobio defiende que uno de los retos es hacer atractiva la vida en la España rural: “La gente de mi edad no se plantea venir aquí, porque cuando ves que algo no tiene futuro, lo rechazas”. Borobio regenta una farmacia desde hace 13 años en ‘Los Rábanos’ (Soria, 480 habitantes) y destaca la soledad con la que deben lidiar: “La población es cada vez más mayor, hay mucha gente sin hijos o abandonados a su suerte, y nosotros suponemos un punto de apoyo imprescindible, pero no hacemos milagros”. Pilar Ordax añade: “Antes había tres colegios, ahora solo queda uno, así es imposible repoblar nada”.
En los núcleos afectados por una evolución demográfica negativa y altas tasas de envejecimiento, la farmacia contribuye al cuidado de la población residente y se convierte en un factor de arraigo y de fijación de población en su entorno cercano, como explica el farmacéutico José Carbajo, de Bóveda de Toro (Zamora, 736): “Estamos en una cuenta atrás, porque cada vez hay menos habitantes en los pueblos, y todos sabemos que se van a ir cerrando muchas farmacias si no se revierte la tendencia y se toman cartas en el asunto”.
Las ayudas económicas no solucionan la situación
Una de cada tres farmacias de viabilidad económica comprometida (VEC) se encuentra en Castilla y León. En la actualidad, 154 farmacias se encuentran en esta situación y están recibiendo una ayuda en la Comunidad para tratar de garantizar su existencia. Los farmacéuticos coinciden en que lo agradecen, pero saben que no van a solucionar el problema de raíz: “Una suma de dinero puede ayudar, pero no ataja el problema real, que es mucho más complicado”.
El Gobierno central aprobó en 2022 la modificación del Real Decreto 823/2008 que actualiza las ayudas para esas pequeñas boticas que están en viabilidad económica comprometida, las llamadas VEC. “Las ayudas vienen bien, pero echamos en falta más protección y cuidado”, lamentan ambas farmacéuticas. Borobio y Fernández concluyen: “Las ayudas económicas son un parche, la raíz del problema es el envejecimiento”.
Otro problema es lo "desaprovechados" que se sienten, como afirma Álvaro Borobio, que explica los servicios que prestan en materia sanitaria y no están remunerados. Desde el CONCYL insisten: “Hay que apostar por estas farmacias desde la Administración porque pueden prestar servicios sanitarios muy útiles para la población. El pago por estos servicios permitiría garantizar la permanencia de muchas de ellas”. De hecho, la farmacia de Castilla y León también ha ofrecido en numerosas ocasiones al Gobierno autonómico el respaldo de las farmacias a la Atención Primaria, especialmente en áreas rurales.
Soluciones en marcha: cohesión y remuneración extra
Uno de los proyectos en marcha es la elaboración de Sistemas Personalizados de Dosificación (SPDs) para personas mayores y polimedicados. Se trata de un servicio remunerado por las diputaciones, como la formación en materia sanitaria. El Colegio de Farmacéuticos espera que esta ayuda extra se extienda a todas las provincias de Castilla y León, y considera que la colaboración entre profesionales sanitarios es la clave.
El farmacéutico Ángel Ojembarrena destaca el problema que tienen todos con las guardias: "Es otro gasto que tenemos que asumir de luz, gas y pérdida de vida familiar sin que nadie te moleste por la noche y a coste cero". Y añade: "Espero que llegue el día en que se racionalicen esas guardias, o al menos se nos compense económicamente".
En este sentido, los profesionales agradecen proyectos que ya están en marcha, como el SPD, para facilitar la petición de citas a la población con dificultades en el uso de tecnologías digitales, impulsar la renovación excepcional de los tratamientos, el desarrollo de programas de formación sanitaria y la participación en el cribado de enfermedades. Los farmacéuticos rurales valoran todas estas propuestas con expectación: “Esperemos ver pronto las mejoras…Sin prisa, pero sin pausa”.