Ciudadanos está en proceso de descomposición. Solo falta que alguien le ponga el epitafio al proyecto nacido en Cataluña y que se extendió por toda España a la velocidad del rayo. Pero todo lo que sube, baja, y más cuando las manos se encargan de derribarlo. Nada queda de aquellas épocas doradas allá por abril de 2019 cuando a punto estuvo de llegar a Gobernar con el PSOE y cuando se quedó a escasos centímetros de dar el sorpaso al Partido Popular con 57 diputados. Llave importante en muchos gobiernos, por ejemplo Andalucía y Castilla y León, una serie de malas decisiones, el afán de poder y el siempre presente sentido de ser un partido veleta sin rumbo acabaron por finiquitar un nuevo proyecto de centro, como ya ocurriera con el CDS.
La caída del partido después de la repetición electoral de noviembre de 2019 fue brutal: de 57 diputados pasaron a tener solo 10 escaños en el Congreso de los Diputados. Todavía nadie se explica por qué Rivera no llegó a un pacto con Sánchez. Los votantes no se lo perdonaron. Ciudadanos anunció el pasado martes de forma oficial que el partido no concurrirá a las elecciones generales del 23 de julio tras los resultados del 28M. De 1.989.556 votos en las municipales de hace cuatro años ahora se han quedado en 302.199. El partido está fuera de los 12 parlamentos autonómicos y de Ayuntamientos importantes. Sólo sobrevive en tres cámaras autonómicas, las que no celebraron elecciones: Catalunya, País Vasco y Castilla y León. Precisamente, con su único procurador en las Cortes, Francisco Igea, charla EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León para que haga un análisis de por qué se ha llegado a esta situación.
A Igea le provoca “tristeza” esta situación, que un partido que llegó con “toda la ilusión” y con ganas “de hacer otro tipo de política” haya acabado “a día de hoy hay más españoles que han cogido una papeleta de Bildu que de Ciudadanos". Tiene claro que ahora mismo Cs ha sufrido una “sangría de gente” que ha provocado que “solo haya dinero y una franquicia”, en relación a la cuenta corriente del partido y a su marca. Se estima que hay más de 6 millones en la caja y una guerra por su control. Situación curiosa ya que otros partidos como UCD o UPyD murieron sin un euro, en su caso, un duro.
Durante la semana se ha producido una cascada constante de dimisiones en el partido naranja en Castilla y León personas como Antonio Calonge o José Miguel García, y hasta en Cantabria el televisivo Felisuco. La más sonada la de Inés Arrimadas quien ha decidido poner fin a su etapa política e iniciar una margen. Algo que el médico vallisoletano ve con “envidia” al poder salir de “esta selva que es la política”. Las diferencias entre Igea y Arrimadas han sido públicas y notorias después de que ambos se jugaran el control del partido en unas elecciones donde la catalana arrasó. Sin embargo, “sin rencor”, y con la bandera blanca, afirma, tiene que agradecer lo que ha hecho “por el partido y por el país”. Reconoce que ha sido una “política valiente y con una gran oratoria”. Ahora le recomienda “estar tranquila y disfrutar de su familia”, algo que Igea envidia. No ha podido decírselo directamente a ella, pero sí a través de una persona de confianza. Las distancias siguen marcadas.
"Proyecto de España, no de Europa"
No le parece adecuado la idea de que la solución para reflotar el proyecto sea que el partido "hiberne" hasta las elecciones europeas. “Esto carece de sentido, el objetivo no es Europa, el objetivo es crear un proyecto de país. Hay que asumirlo, se ha perdido todo. Hay que empezar de cero”, se sincera. Por este motivo, su intención es la de formar una plataforma “en la que sumemos” para que haya “los mismos candidatos de fuera que de dentro” porque eso “es lo que la gente entiende como renovación”. El que fuera vicepresidente de la Junta de Castilla y León, tras su acuerdo en 2019 con Fernández Mañueco, reconoce que la situación le ha desgastado, unos enfrentamientos internos que después de años han hecho mella. “Ahora me pilla ya mayor para luchar”.
"La cuesta abajo del partido comienza cuando Albert Rivera decide cambiar los estatutos y tener una única voz"
La trayectoria de Ciudadanos parecía no tener techo. Hasta que en 2019, Albert Rivera decidió cambiar los estatutos y rodearse de afines después de no llegar a un acuerdo con Pedro Sánchez para compartir proyecto en La Moncloa. Y es aquí el que Igea considera “punto de inflexión” en el partido ya que considera que “se eligió a un poder central, a una única voz que controlaba todo el partido”. De ascender al cielo al descenso al infierno. Albert Rivera intentó contener la crisis interna pero todo salió por los aires. Desde entonces los enfrentamientos fueron constantes hasta llegar a la debacle del 28-M.
"Cuatro años de errores"
“Han sido cuatro años de decisiones equivocadas, con una pésima organización y una estructura orgánica ineficiente”, reconoce. Y critica que estas “mismas caras y mismas ideas” que han llevado a esta situación “todavía permanecen en la dirección efectiva del partido”, algo que, en su opinión, se ha apreciado en la última reunión del comité nacional. Por este motivo, cree que es “imprescindible que el consejo se manifieste sobre continuar con la misma dirección”. Y no duda en afirmar que la situación de su partido es parecida a la de Podemos: ”Llegamos con muchas ganas, ilusión pero no hemos sabido mantenernos por una lucha de egos”.
Ciudadanos deja un hueco grande en el espacio político. A Igea le preocupa quién puede ocuparlo, aunque cree que muchos votantes “ya no nos creen” y no irán ni a votar. Y lejos de pensar que España no es país para el centro, piensa que al contrario, ya que cuando los partidos tradicionales, PP y PSOE han querido acaparar más electores siempre han apostado por un mensaje centrista.