Ha sido un año de arduo trabajo, pero el cuadro de 'Los comuneros de Castilla' del pintor Juan Planella y que fue cedido por el Museo del Prado ya reina en el vestíbulo de las Cortes de Castilla y León tras su restauración. Dichos trabajos han contado con la colaboración de la Fundación de Castilla y León y han sido llevados a cabo por la compañía Patrimonio Global enmarcado dentro del V Centenario de la Guerra de las Comunidades.
La obra, de 455,5 por 760,5 cm ha sido presentada a la sociedad un año después de comenzar las labores para devolver su esplendor original, lo que ha supuesto un "reto", según las palabras de la restauradora del Museo del Prado y quien ha revisado la actuación, Lucía Martínez Valverde. Su alto estado de deterioro y sus grandes dimensiones han supuesto una dificultad añadida a los trabajos.
El cuadro representa la salida de Los comuneros de Castilla desde Valladolid hacia el campo de batalla de los comuneros, con el obispo de Zamora, Antonio de Acuña, y Juan Padilla al frente. Comprada al autor por 4.000 pesetas, durante casi 100 años peregrinó de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona al Ayuntamiento de la Ciudad Condal y más tarde hasta el Museo de Arte de Cataluña.
En estos traslados la obra fue desmontada de su bastidor y enrulada sobre sí misma, sin una estructura interior, lo que provocó la aparición de diferentes desperfectos. Fue en 1986 cuando se dejó en el lugar que había sido adquirido en un principio, el Museo del Prado, donde protegieron la capa pictórica con un empapelado de papel japonés y cola de conejo que acabó por hacer necesaria la restauración.
El proceso ha sido principalmente fijar la capa pictórica y eliminar los pinzamientos y las deformaciones de la tela, cuyo reverso se ha reforzado y limpiado para evitar desgarros. También han colocado bandas de tensión y un reentelado flotante, momentos antes de colocar el lienzo en un bastidor nuevo fabricado ex profeso en madera de pino de Soria sin nudos, componentes metálicos ni asitas.
Tras ello, los trabajos se centraron en la limpieza de la capa pictórica, la regeneración de los pasmados del barniz y el estucado de toda la obra. Finalmente se focalizaron las actuaciones en una reintegración de la pintura con acuarela, una reintegración cromática final con un ajuste de barniz a espray y un barnizado a brocha.