Para entender bien lo que es una familia de acogida y no confundirlo con una adopción, lo primero que hay que tener muy claro es que como todo en la vida, hay un principio y un final. Una separación que suele ser dolorosa y costosa, pero que tiene que servir para estar orgulloso de lo que se ha vivido anteriormente y se ha disfrutado. Y es que “si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”. Y esas estrellas son las que recibimos cuando damos el paso de participar en el programa de acogida familiar de la Junta de Castilla y León. Desconocido para muchos, pero útil para todas las partes. “Ser familia de acogida es lo más bonito que hay, tener un niño en casa es un regalo y es una experiencia muy enriquecedora”, cuenta Belén, que junto a su marido ya han acogido a seis bebés en los últimos tres años. No puede estar más satisfecha de su experiencia y por eso anima a participar. EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León se cita en la sede autonómica de Cruz Roja para conocer todo sobre estas historias que llegan al corazón.
El acogimiento familiar es una medida puesta en marcha en 1989 desde la Consejería de Familia y que permite a los niños y las niñas que han sido separados de su familia de origen por diferentes motivos, y que están tutelados por la administración, crecer en un ambiente familiar estable durante un tiempo determinado. El objetivo final es el retorno con su familia de origen y en caso de que este no sea posible, se buscan otras alternativas familiares más estables.
Aquí, en Castilla y León, este acogimiento es un recurso de la Gerencia de Servicios Sociales de Castilla y León, que se desarrolla en cada provincia a través de las Secciones de Protección a la Infancia. Cruz Roja Española participa del programa como entidad colaboradora, a través del Proyecto Familias de Acogida por cuenta ajena, y es la encargada de hacer de intermediaria, un eslabón fundamental. “El programa de acogimiento familiar lo que busca fundamentalmente es dar respuesta de forma temporal a las necesidades de esos niños que no pueden estar con su familia de origen” apunta la coordinadora del programa, Noelia Aguado, que reconoce que en los últimos años ha habido un cambio tanto en el perfil de las familias como en las circunstancias para evaluar.
847 familias de acogida en Castilla y León
Hasta el momento la valoración que se hace desde la Junta es muy buena. A fecha 30 de septiembre se han registrado 847 acogidas en la Comunidad, según los datos suministrados por la administración. De ellos, 434 se han producido en familia extensa (tíos, abuelos…) la mayoría niñas de entre 7 y 13 años. En estos momentos hay 52 familias activadas dentro de la bolsa de empleo y 194 ocupadas.
El tiempo de espera de las familias desde que se incorporan a la Bolsa de Familias de Acogida hasta que se formaliza un acogimiento familiar es variable debido a que está en función del ofrecimiento que realice la familia, de las características que presente la misma para poder cubrir las diferentes necesidades de los niños, niñas y adolescente, y de las necesidades que presenten en ese momento.
Las familias de acogida en un acto solidario, ofrecen su hogar a un niño, lo cuidan temporalmente y responden a sus necesidades durante el tiempo que se requiera. Pueden ser acogedores las familias monoparentales, biparentales heterosexuales u homosexuales; con o sin hijos. Todos cumplirán unos “mínimos” requisitos y realizarán un proceso de incorporación al programa que contempla las siguientes fases: Información, Formación, Estudio inicial de comprobación, Elaboración del ofrecimiento para acoger e Inscripción en el Registro de Familias de Acogida. “Lo que se busca es una estabilidad en todas las áreas de la vida de cualquier persona y una disponibilidad para atender las necesidades del niño de acogida”, afirma la responsable del programa.
Diferentes modalidades
En este caso, hay distintas modalidades de acogimiento dependiendo del tiempo. La temporal, que es de hasta dos años, la permanente con una mayor estabilidad con posibilidad de estar hasta los 18 años y familias que acogen a niños con necesidades especiales. En todo caso se ajustarán los tiempos al plan de caso de cada niño, niña y adolescente protegido. “El fin es proporcionales un entorno familiar estable cuando las circunstancias que les impiden desarrollar su vida con su familia de origen son adversas”, resume. Toda la información se puede obtener con una simple llamada al 012.
Es aquí donde sí hay que incidir ya que las familias que decidan participar en este programa tienen que saber que el bebé o adolescente llegará un momento que tenga que irse. Algo que desde Cruz Roja también se deja claro. “Es diferente. La acogida es una medida de protección temporal que busca dar una respuesta temporal y en la adopción hay una filiación. También la motivación de las familias de uno y de otro es diferente”, asegura Noelia Aguado.
La experiencia de Belén comenzó hace tres años al enterarse que otras familias de su zona habían participado en ella. ¿Por qué no?, se preguntó junto a su marido. Su familia se puede decir que ya estaba rodada con dos hijos biológicos de 19 y de 17 años actuales. “Los míos ya estaban mayorcitos, y en casa estaba desahogada, y pensamos en hacerlo. Lo vimos como algo muy bonito para poder ayudar a un ser pequeñito”, y dicho y hecho. “Nosotros tenemos la suerte de tener un entorno familiar seguro, estable y con mucho cariño, pues vamos a dárselo a ellos también”. Y hasta el momento ya han sido seis los bebés que han pasado por sus manos. Ahora está con un recién nacido que no llega al mes.
"Lo recomiendo a todo el mundo"
Belén se informó y llamó a la puerta de Cruz Roja. Realizaron la fase previa y el periodo de reflexión. Y desde el momento, y “esa es la clave”, tuvieron claro que “nosotros somos familia acogedora no somos familia adoptiva porque creo que hay mucha confusión y la gente no conoce bien”. Belén sabe que es un “periodo temporal” en el que pone la “base para que luego pueden volar”. A esta vallisoletana le brillan los ojos cuando habla de este programa. “Lo recomiendo a todo el mundo porque creo que no hay nada mejor para un niño que tener un ambiente familiar, considero que es mejor que un centro”.
Todas sus experiencias están siendo muy enriquecedoras y le hacen volver a cuando fueron padres biológicos por primera vez. “Es algo muy ilusionante, los bebés están felices, pero nosotros más”, bromea. Por supuesto deja claro que para dar este paso tiene que haber acuerdo en toda la familia. En su caso no hay problema porque sus hijos ya han adquirido el rol de hermano mayor y se encargan de ellos. Aunque, como insiste, sabiendo que con fecha de caducidad. “Es un momento duro, pero que sabes que va a llegar, tienen que volar, pero la recompensa merece la pena porque sigues teniendo contacto. Han dejado su huella, pero también se llevan la nuestra”.
Estos bebés, niños o adolescentes necesitan ayuda ya que en sus familias de origen suele haber problemas diversos, con múltiples factores de riesgo como abandonos, desprotección, patologías, adicciones, indicadores de maltrato, etc., relacionados entre sí de forma particular en cada caso, apunta la profesional de Cruz Roja. Las familias, que también reciben una retribución económica por parte de la Junta, pueden solicitar la guarda de sus hijos a la Administración por un tiempo determinado no superior a los 2 años, ante un posible incumplimiento de las funciones parentales.
“Los niños y niñas en acogimiento familiar reciben una atención individualizada que les permite crear vínculos positivos, construir otras formas de relación, aprender pautas educativas y habilidades de la vida diaria, facilitando sus relaciones sociales y creando expectativas de futuro diferentes a las de partida”, afirma Aguado. En este caso, se mantienen los vínculos con su familia de origen a través de contactos y visitas, “es bonito ver cómo han evolucionado y que han podido crecer en un contexto de buen trato”.
La técnica de Cruz Roja niega que pueda haber confusión entre el niño después de haber estado con una familia de acogida y regresar a la original. “No, y si ocurre se trabaja por todas las partes, porque se ha demostrado que todo es un engranaje que tiene que funcionar”.
Durante todo el acogimiento hay un apoyo y soporte a la familia para poder solventar las dificultades que se vayan dando en el acogimiento. En concreto, un teléfono 24 horas donde la familia puede llamar ante una situación de emergencia y luego en lo cotidiano hay apoyo tanto de la administración de los equipos de las secciones de protección a la infancia como de los equipos de la entidad colaboradora de seguimiento para esas familias que son novatas. “Todo ello con la mirada siempre puesta en niños, niñas y adolescentes, que son los principales activos de este programa, nosotros solo somos un eslabón más”.
Belén, como buena embajadora de esta noble causa, anima a todas las familias a probar esta experiencia “generosa” porque todo “el mundo vale” para ello: “como siempre digo solo tienes que abrir las puertas de tu casa y sobre todo de tu corazón”. Y, sí, tiene que enfrentarse a preguntas de “¿cómo vales para esto? ¿cómo puedes tenerlo y luego dejarlo ir?”. Pero ella lo tiene muy claro: “¿Has probado? Entonces no puedes hablar”.
Los perfiles de niños en espera de familia en Castilla y León son, según los datos de Cruz Roja, los siguientes: Burgos, grupo dos hermanos con edades comprendidas entre 0 y 2 años y grupo de dos hermanos con edades comprendidas entre los 5 y 8 años. En León, grupo de tres hermanos con unas edades comprendidas entre 4 años y 1 año, grupo 2 hermanos de 3 años y un bebé. En Salamanca, un NN de tres años y en Segovia, un grupo de dos hermanos de 0 años.
Nueva ley
Así, Castilla y León trabaja en el borrador del anteproyecto de la nueva ley de la infancia y adolescencia de la Comunidad que, entre otras cosas, potenciará el acogimiento familiar de menores con incentivos económicos que no computarán al efecto de obtención de cualquier ayuda pública y que no podrá ser embargados. El borrador recoge que esos acogedores familiares "podrán percibir una compensación económica por los gastos de manutención de la persona menor y otros gastos extraordinarios que se generen durante el acogimiento, en la cuantía y con los requisitos que se determinen reglamentariamente". El texto también incide en que se "impulsarán campañas de sensibilización desde la Administración de la Comunidad Autónoma para fomentar el acogimiento familiar y así evitar la institucionalización de las personas menores de edad".