“I’m back”. He vuelto. Así se estrenó en Twitter (ahora X), su red social favorita, Óscar Puente cuando fue nombrado por Pedro Sánchez como ministro de Transportes y Movilidad Sostenible. No fue una sorpresa, todos lo sabían después de su incendiario discurso contra Feijóo durante su fallida toma de investidura. Era el momento de recoger lo sembrado. Sin embargo, Puente no ha vuelto, simplemente, porque nunca se fue. Un político de raza, fiel a los argumentos del Sanchismo, y que a lo largo de los últimos años ha sido también noticia por sus perfiles sociales, no solo políticos.
No sabemos si Puente tendrá biógrafo oficial todavía, pero ya tiene anécdotas para escribir un libro o un par. Vallisoletano de pro, siempre ha defendido su lugar de nacimiento aunque le haya costado enfrentamientos. Estudiante de Derecho en la Universidad de Valladolid, antes estuvo en el colegio religioso San Agustín, y posteriormente en el instituto público Zorrilla. Abrió un bufete de abogados en Valladolid y durante años trabajó a medio camino entre su ciudad y un despacho en Madrid. Ahí comenzó su andadura política, pero a nosotros nos importa más en este caso, su otro lado, el social.
En esa biografía tendrá que aparecer su relación pasada con el mundo del teatro. Sí, Puente se subió a las tablas. En este caso, curiosamente después de bajar a los sótanos de la Facultad de Derecho, donde se reunía el Aula de Teatro de la Universidad de Valladolid. Allí estaba el maestro Juan Antonio Quintana, que siempre logra inculcar el gusanillo de las artes. Interpretó varios papeles por los teatros vallisoletanos, aunque el mayor éxito le llegó haciendo de Valerio en ‘El avaro’ de Molière. Quizás ese toque teatral le haya valido para su carrera política, y es ahora cuando más lo tendrá que poner en escena.
Es padre separado y con dos hijas. Y es ese amor de padre el que le ha llevado a estar presente incluso en la Voz Kids. Su hija tenía entonces 13 años y se presentó al programa infantil de Antena 3 que busca la mejor voz de España. Pues allí estuvo. No dudó en ponerse ante las cámaras, tablas tiene de sobra, para ser su apoyo. Incluso la presentadora Eva González le preguntó si le había “dado algún mitin” a su hija, afirmó que no. Además narró cómo fue la primera vez. “Puso en la televisión un vídeo de YouTube, como si fuera un karaoke, y cantó. Nos quedamos atónitos. Dijimos, dios mío, dónde has estado metida”. Su hija se quedó a las puertas de la final. Pero Puente también se ganó a parte de la audiencia.
Poco a poco, Puente se iba haciendo uno de los alcaldes más conocidos de España. La polémica forma parte de su vida y eso también gana seguidores en las redes sociales, de donde es muy asiduo. Quizás demasiado.
Los excesos verbales en Twitter le han traído más de un disgusto. Ha defendido a ultranza al Real Valladolid, pero eso le ha costado enfrentamientos con periodistas deportivos e incluso con árbitros. Aunque su choque más sonado fue con la mismísima Rosalía. En 2019, el entonces alcalde vallisoletano explicó ante la consulta de otro twittero, que la razón por la que la cantante de Motomami no iba venía a los conciertos de ferias era su caché, 500.000 euros. “Lo único que voy a decir sobre lo que se dice que pedimos por nuestro show es que es falso. Es cierto que no es un show sencillo (ya me conocéis) y que somos muchas personas trabajando para que el show sea increible, pero eso que se ha dicho está lejos de ser verdad”, afirmó la artista. Posteriormente el socialista hizo de los conciertos en la Plaza Mayor su bandera. Incluso lo revolucionó todo con la llegada de Jason Derulo.
¿Puede un socialista ser devoto?
Puente ha demostrado que sí. Ahora que desempolvan del cajón de los recuerdos las fotos religiosas de Ana Redondo, la nueva ministra de Igualdad, también pueden hacer lo mismo con las del nuevo ministro de Transportes. Es religioso y lo ha demostrado. Por ejemplo forma parte de la Cofradía del Descendimiento y Santísimo Cristo de la Buena Muerte de Valladolid. Y esto le ha llevado incluso a besar el anillo del Papa Francisco en 2021. Le gustó y mucho. Hasta el punto de ser para él, “el momento más feliz como alcalde”. Para hacer patria, le llevó al pontífice argentino una botella de vino 'Vega Sicilia', un libro sobre la Semana Santa de Valladolid y una estampa con la imagen la Virgen de San Lorenzo, patrona de la ciudad. Está claro que un alcalde pucelano, con la Semana Santa que tenemos, no puede dar la espalda a estas celebraciones religiosas.
Los logros del exalcalde de la ciudad del Pisuerga son muchos en los últimos ocho años. Pero si hay algo que ha sabido defender es a su tierra, por eso, para darla a conocer logró la organización de los Goya, que se celebrarán en febrero. Un mérito que las elecciones del 28-M diluyeron como un azucarillo. Ahora será Jesús Julio Carnero y su equipo de Gobierno el que organice la fiesta del cine español. Pero Puente se encargará de recordar quién trabajo para ello. Lo ha hecho también con el partido de la selección española en Zorrilla y la etapa de la Vuelta a España. Sueños rotos para Puente.
El deporte también forma parte de su vida. Muy aficionado al baloncesto, se espera con ganas esta Navidad el partido entre amigos de Lalo García y Hermosilla, dos deportistas vallisoletanos fallecidos. Él era un fijo, veremos si ahora como ministro acude a la cita, o quizás su lesión en la rodilla, en plenas elecciones, sea el impedimiento.
Golf, yates y cochazos
A Puente se le ha acusado de vivir una vida pijopogre, que no va a acorde a la ideología socialista. Por ejemplo, juega al golf. Es cierto que antes lo hacía más, ahora ya con sus nuevos cometidos lo hace mucho menos. Pero no es el único habito que algunos de sus críticos no entienden. También frecuenta bares y restaurantes caros y ha vivido secuencias que le perseguirán durante toda su carrera. Por ejemplo, veranear en lugares muy exclusivos de Marbella o Formentera. Aunque lo más llamativo llegó en 2020, en plena pandemia, cuando el entonces alcalde se subió a un yate propiedad de un amigo con el que se habían realizado negocios en el Ayuntamiento de Valladolid. El juez archivó la causa por presunto cohecho. Y para rematar, con una nueva pareja, condujo un Mercedes AMG, un todoterreno de lujo valorado en más de 170.000 euros, propiedad del grupo Recoletas, una empresa del ámbito sanitario con amplia implantación en Valladolid. Tampoco consecuencias jurídicas, pero sí de imagen. Algo que fue minando su popularidad de cara a las elecciones del 28-M, donde pese a a ganar, perdió la alcaldía a favor de PP y Vox. En sus cálculos había una mayoría absoluta. Porque otra cosa no se puede decir, pero Puente cree en él y tiene la autoestima alta.
Puente presume de muchas cosas, por ejemplo de ser el alcalde de las más de 1.000 bodas en el Ayuntamiento de Valladolid. También de seguidores en las redes sociales. Incluso de llevar las mismas zapatillas que el rey Felipe VI y recuerda que “a Boris Izaguirre le encantaron”. Al vallisoletano no se le pone nada por delante y también puede presumir de tantos enfrentamientos en redes como de bodas. Son solo algunos ejemplos. Llamó "mierda" al político y actor Toni Cantó. También se ha enfrentado varias veces con el alcalde de León, el también socialista José Antonio Diez, y ha llegado a acusar de tener problemas mentales a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, le tachó de ser “una impresentable" de "dudoso equilibrio mental".
Ha tenido también enfrentamientos con ciudadanos en la calle, que no ha dudado en llevar a los tribunales. Hay dos acusados que se sentarán en el banquillo por sendos delitos de injurias y calumnias por un incidente de la terraza de La Antigua de julio de 2022.
Antes de ser ministro, también el abogado ha tenido que vivir un desagradable episodio con un psicólogo acosador que le persiguió cuando iba a tomar el AVE rumbo a Madrid. Semanas después, el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio. Puente, como hombre fuerte de Sánchez en el Gobierno de coalición con Sumar, y Burgueño en prisión. “I’m back”.