Hace hoy 45 años, los ciudadanos de Castilla y León mostraron su apoyo de forma contundente a la nueva Constitución española. El 6 de diciembre de 1978, todos los españoles habían sido llamados a las urnas en el referéndum de ratificación de la nueva Carta Magna, que había sido aprobada en las Cortes Generales poco más de un mes antes, el 31 de octubre. Una norma que daba inicio a un nuevo periodo democrático en España después de 40 años de régimen dictatorial, y que sentó las bases de la convivencia entre ciudadanos tal y como hoy la conocemos.
En aquel momento, Castilla y León aún no existía como comunidad autónoma −tardaría aún cinco años en conformarse, con el Estatuto de febrero de 1983− pero las provincias que componen la actual autonomía vivieron una jornada electoral sin incidentes reseñables y de absoluta normalidad. El apoyo a la nueva Carta Magna fue masivo en las nueve provincias que actualmente componen la Comunidad, con un 85,1% de votos favorables frente a tan solo un 9,2% de votos contrarios.
Fue un día frío, lluvioso y desapacible, pero de gran entusiasmo entre los ciudadanos por la nueva etapa que se iniciaba. Además, tras 40 años de dictadura todo se veía como novedoso, incluso las horas que tenían disponibles los trabajadores para acudir a votar. Una realidad que obligó a que las Delegaciones del Ministerio de Trabajo en las diferentes provincias enviaran notas a los medios aclarando que los trabajadores contaban con de dos a cuatro horas para ejercer su derecho, ya que el referéndum cayó en miércoles.
Algunos comercios optaron por cerrar durante la tarde y las grandes empresas llegaron a ofertar cuatro horas extraordinarias a los trabajadores para que pudiesen ir a votar en el referéndum fuera de su horario laboral.
Una elevada participación y un amplio apoyo
En las provincias de la actual Castilla y León destacó la elevada participación en aquella jornada histórica que inauguró la democracia ya que acudieron a las urnas un total de 1.392.326 ciudadanos, un 71,4% del censo, tres puntos más que en la media de España. De esos votantes, 1.184.361 depositaron papeletas favorables a la Constitución, un 85,1%, y hubo 127.545 votos contrarios, un 9,2%. También se contabilizaron 69.245 votos en blanco, un 5%, y 11.175 nulos, un 0,8.
De los dos millones de posibles votantes contemplados en el censo electoral de las nueve provincias, ejercieron su derecho al voto uno de cada siete, una cifra considerable en comparación con las siguientes elecciones. Con todo, la abstención en Castilla y León también fue elevada, aunque se situó dentro la media nacional con un 28,6%.
A pesar del apoyo mayoritario a la nueva Carta Magna en la actual Comunidad, también es reseñable el porcentaje de votos contrarios a la norma en las provincias castellanas y leonesas ya que tan sólo cuatro superaron ese porcentaje del 9,2% de votos de rechazo a la Constitución: Castilla-La Mancha (11,8%), Cantabria (12,5%), Navarra (17%) y País Vasco (23,5%).
Si lo comparamos con la media de España, la participación nacional en este referéndum fue de 17.873.271 votantes, un 67,1%, más de tres puntos menos que en Castilla y León, hubo 15.706.078 votos favorables, un 87,9%, casi tres puntos más que en la Comunidad, y 1.400.505 votos en contra, un 7,8% del censo, un punto y medio menos que en las provincias castellanas y leonesas. Además, en España se contabilizaron 632.902 votos en blanco, un 3,5%, un punto y medio menos que en Castilla y León, mientras que hubo 133.786 votos nulos, un 0,7%, un porcentaje similar al de la actual Comunidad.
Palencia y Burgos, de las que contaron más votos negativos de España
En lo que se refiere a las provincias, aunque el apoyo a la Constitución fue mayoritario en las nueve, se produjeron variaciones entre unas y otras. La provincia que con más entusiasmo ratificó la nueva Carta Magna fue Ávila, donde se registraron un 89,5% de votos favorables, seguida de León, con un 89,1%, Salamanca, con un 88,7 %, Soria, con un 88,2 % y Segovia, con un 86,5%.
Por debajo de la media de las nueve provincias estuvo el resultado en Zamora, con un 84,1% de apoyos, en Valladolid, con un 83,3 %, en Burgos, con un 82,3% y en Palencia, con un 79,8 %, la única de la actual Comunidad donde los apoyos estuvieron por debajo del 80%. Palencia y Burgos, además, se situaron entre las provincias que más votos negativos contabilizaron de toda España.
Otro dato curioso se produjo en la provincia de León. A pesar de ser la segunda de la actual Castilla y León que más respaldó la Constitución, también fue la provincia en la que un mayor número de ciudadanos se quedaron en casa, superando la abstención el 34%.
La posición de los partidos
La posición de los partidos de cara a este referéndum fue diversa, aunque las formaciones con mayor apoyo en las nueve provincias de la Comunidad eran favorables a la aprobación de la Constitución. En las Cortes Generales, la norma había sido aprobada con los votos de la Unión del Centro Democrático (UCD), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alianza Popular (AP) −aunque solo ocho de sus diputados votaron a favor, ya que cinco votaron en contra y tres se abstuvieron− el Pacte Democràtic per Catalunya y la Unió del Centre i la Democràcia Cristiana de Catalunya, precedentes de Convergencia i Uniò (CiU) y el Partido Comunista de España (PCE).
Por su parte, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que en la votación del Congreso de los Diputados se abstuvo optó por pedir el voto contrario en el referéndum mientras que el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y el Movimiento Comunista (MC) mostraron su apoyo a la abstención. Además, pidieron el voto contrario a la Constitución la coalición Herri Batasuna (HB), Euzkadiko Ezkerra (EE), la Organización Cuarta Internacional (OCI), el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), el Partit Socialista d'Alliberament Nacional dels Països Catalans (PSAN), la Asemblea Nacional-Popular Galega, precedente del actual BNG, Falange Española y de las JONS y Fuerza Nueva, además de otros grupúsculos minoritarios de extrema izquierda y extrema derecha.
Una jornada que en las actuales nueve provincias de Castilla y León transcurrió con absoluta normalidad y que mostró el amplio apoyo de los ciudadanos a la nueva etapa que se iniciaba, y que condujo a la creación de la comunidad autónoma solo cinco años después.