Animales como el jabalí, el ciervo y o el gamo se han convertido en un peligro para zonas de agricultura y la ganadería de Castilla y León, así como el riesgo sanitario de expansión de enfermedades por zoonosis o de causar accidentes de tráfico. Por este motivo, la Junta ha activado la emergencia cinegética para reducir parte de su población. Será en 1.017 cotos ubicados en 358 municipios de las provincias de Ávila, León, Palencia, Salamanca y Segovia.

El consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quiñones, en la comparecencia posterior al Consejo de Gobierno, ha adelantado  esta medida, prevista en la Ley de Caza de Castilla y León de 2021, que se completa con el nuevo Plan de gestión del Jabalí que recoge todas las modalidades de caza mayor. Ambas decisiones son dos órdenes que publica hoy el Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl).

Así, según fuentes de la Consejería consultadas por este medio, los titulares cinegéticos deberán informar quincenalmente sobre el número de las acciones de caza y sus resultados con la finalidad de evaluar los niveles de reducción de las poblaciones de las especies incluidas en la declaración de emergencia.

También se contemplan medidas de refuerzo como el aumento de las capturas mediante el incremento del número de perros o de cazadores en las cacerías colectivas que se vayan a realizar en la modalidad de gancho. Todo ello con el fin de eliminar la sobrepoblación de jabalí, ciervo y gamo en los 358 municipios incluidos en la emergencia cinegética que motiva la elevada prevalencia de tuberculosis en ganado bovino en estas áreas de Castilla y León, según figura en la Orden consultada por Ical.

Por otra lado, el consejero de Medio Ambiente dudó de que el lobo pueda ayudar a controlar la población de jabalís, como apunta un estudio de CSIC y la Universidad de Valladolid (UVa). Suárez-Quiñones apuntó que desde 2021 se ha incrementado el número de estos cánidos, con más de 2.000 en la actualidad en la Comunidad frente a los 500 de hace 35 o 40 años, sin que eso haya supuesto una reducción del número de jabalís.