Lo de ser europarlamentario es una oportunidad política única, pero lo es aún mejor económica. Por eso, lejos de ver que se trata de un exilio durante cinco años (tiempo que duran las legislaturas europeas) se ve cómo una ocasión perfecta para crecer políticamente, pero sobre todo para que crezca la cuenta corriente. Y ojo, cada año va a más porque los sueldos se actualizan cada año según los incrementos del IPC. Para ellos sí,

Así, este próximo domingo 9 de junio España está llamada a las urnas para elegir a sus 61 representantes, que son dos más que en las elecciones celebradas en 2019. Todos ellos reciben un sueldo, que en Europa se conoce como asignación. Sea como sea, un dineral. Así, hay dos representantes de Castilla y León que se están frotando las manos porque saldrán elegidos con toda seguridad. La vallisoletana Iratxe García, socialista veterana, que va como número 2 en las listas, y el también pucelano Raúl de la Hoz, que se estrena en estas lides como número 12 del PP. Saldrán sí o sí. Muchas más dudas hay con Pablo Fernández, número 3 de Podemos, que las encuestas les dan entre 1-2.

Pues bien, los elegidos pueden estar tranquilos porque llegarán bien a final de mes. En enero de 2024, cuando se actualizó por última vez de cada a todo el año, la asignación era de 10.075,18 euros brutos al mes. Sin embargo, como establece el Parlamento Europeo en su web, este salario tiene un impuesto de la Unión Europea y un pago de una cotización a un seguro de accidentes. Es decir, que los eurodiputados ganan cerca de en 8.000 euros netos al mes, concretamente 7.853 euros. Es decir, que la cifra anual puede rondar los 120.00 euros al año en sueldo, porque no se vayan todavía que aún hay más. Y hay que sumar.

El caso de Iratxe García

Hace unos años, ya muchos, en 2014 el PSOE hizo pública la retribución de sus políticos y era García la que más ganaba. Entre salario y dietas percibe al año 155.192 euros brutos, unos 12.000 euros al mes netos, pero de esto ya hace una década. La vallisoletana, con una formación de diplomada en Trabajo Social, lleva ya 20 años como europarlamentaria, así que hagan ustedes la cuenta. Más los próximos cinco. Además, disponía de cuatro viviendas, dos en Valladolid, una en Cáceres y otra en Bruselas, a las que hay que añadir una parcela rústica, también en la provincia de Cáceres. Estos datos no se han vuelto a hacer públicos. En la página web del Europarlamento hay un apartado con una declaración de intereses económicos donde sí que dice que también es miembro del Patronato de la Fundación Pablo Iglesias y de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE y que por eso no cobra. Es cierto, que muchos políticos suelen realizar aportaciones al partido.

En esta cantidad no entra el alojamiento ni los vuelos para desplazarse hasta Bruselas y Estrasburgo, y luego volver a casa. Y es que la mayoría de los europarlamentarios no fijan su residencia en Bélgica. Además de ese sueldo, un eurodiputado tiene el derecho a cobrar dietas, una indemnización de hasta dos años cuando deje el cargo y una pensión tras cumplir los 63 años.

Las dietas para gastos generales, es de 4.950 euros mensuales. Son una cantidad a tanto alzado que permite a los diputados cubrir gastos para el alquiler de oficinas en el Estado miembro en el que son elegidos, equipos y programas informáticos, material de oficina, teléfonos móviles y contratos de teléfono e internet.

A esto hay que sumar la dieta diaria, que es de 350 euros diarios, también conocida como dieta de estancia, es una cantidad a tanto alzado que cubre el alojamiento, las comidas y los gastos conexos de cada día que un diputado al Parlamento Europeo se encuentra en el Parlamento Europeo por asuntos oficiales. Los diputados deben firmar un registro de asistencia, aunque existen excepciones para el presidente y los dirigentes de los grupos parlamentarios.

En los días de votación en el Pleno, si un diputado falta a más de la mitad de las votaciones nominales, esta dieta se reduce a la mitad, aunque el diputado esté presente y firme el registro de asistencia.

En resumen, el salario base más dietas pueden llegar a los 15.000 euros brutos por eurodiputado al mes, es decir, 180.000 euros al año. Y aún hay más.

Indemnización y pensión

Al término de su mandato, los diputados al Parlamento Europeo tienen derecho a una indemnización transitoria, equivalente a un mes de salario por cada año en el que hayan estado en el cargo, durante un máximo de dos años.

Así, también queda una pensión. Los antiguos diputados tienen derecho a una pensión cuando cumplen los 63 años, de conformidad con el artículo 14 del Estatuto de los diputados al Parlamento Europeo. La pensión asciende al 3,5 % de su asignación por cada año completo de ejercicio del mandato más una doceava parte por cada mes completo adicional, sin que el importe supere el 70 % en total. Su coste corre a cargo del presupuesto de la UE.

Al igual que ocurre con el resto de funcionarios de la Unión Europea, el contrato de los eurodiputados contempla el reembolso de dos terceras partes de los gastos médicos.

Asistentes

Y para rematar la faena, los diputados son libres de seleccionar a sus asistentes con cargo a una dotación presupuestaria fijada por el Parlamento Europeo en 28.696 euros al mes.  Así, todos los diputados tienen derecho a la misma cantidad y no reciben fondos directamente. Eso sí, el código ético es duro y no pueden contratar a parientes cercanos, y los asistentes no deben participar en actividades que puedan crear un conflicto de intereses, algo muy presente ahora con el famoso caso de Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez. En el caso de la socialista Iratxe García su asistente durante estos años ha sido Lucia Mellado.

Viendo estas cantidades y prebendas, está claro que los políticos luchen por ocupar un puesto en Europa, que además se asegura por cinco años.