Publicada
Actualizada

Frustración en Vox al conocer que su antiguo socio en Castilla y León, el Partido Popular, no seguirá adelante con el expediente que pretendía proteger como Bien de Interés Cultural (BIC) la obra franquista del Águila de Sagardía, en la provincia de Burgos, para evitar su demolición por la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica.

Una protección que sí llevó a buen puerto con la Pirámide de los Italianos, también en Burgos, siendo consejero de Cultura Gonzalo Santonja, aún activo en el cargo pero ya no bajo el paraguas de Vox.

El Águila de Sagardía es una estructura de hormigón y mármol de origen franquista, ubicada en el término municipal de Cilleruelo de Bricia, en la provincia de Burgos (España).

Construido en 1940, fue erigido en homenaje al general Antonio Sagardía Ramos y a la 62ª División, por su participación en la ofensiva del Norte durante la sublevación militar de 1936 y su entrada en Santander en 1937. Actualmente, el monumento se encuentra abandonado en los páramos de La Lora y ha sufrido actos de vandalismo.

La negativa del PP a continuar con los antiguos planes para esta construcción ha indignado a los antiguos compañeros de filas de Santonja, que han evidenciado en el pleno de las Cortes de Castilla y León recriminando al titular de la cartera de Cultura que “está al servicio del que le paga el sueldo a final del mes”.

Así, el procurador de Vox en las Cortes por León Miguel Suárez Arca, no ha dudado en decirle a Santonja que “su nuevo jefecillo sí que presiona un poco más”, y que a Mañueco “se le está empezando a poner con el tema del patrimonio cultural cara de Ayuso con el Valle de los Caídos”.

En este sentido, ha preguntado a Gonzalo Santonja: “¿Por qué usted ha pasado de estar al servicio de unos principios y unas virtudes por las que desde Vox optamos por usted como consejero de Cultura para pasar a estar al servicio del señor Mañueco y de esas políticas pánfilas de la oposición serena, a quien lo único que le importa es lo que digan de ellos UGT, CCOO y el PSOE?”.

Y le ha advertido de que “está dando usted el primer paso para convertirse en parte del problema, y si lo hace esa indignidad le seguirá a usted el resto de su vida".

Además, le ha advertido de que "los que abogan por la memoria histórica, los que acaban con nuestro patrimonio cultural no son más que los del Estado Islámico demoliendo las ruinas de Palmira, la única diferencia es que allí no tienen la complicidad silenciosa del Partido Popular”.

Santonja: “Yo no tengo jefecillos”

El consejero de Cultura, Gonzalo Santonja, ha solicitado a Suárez Arca que evite referirse al presidente de la Junta como “jefecillo”. “Yo no estoy al servicio de nadie, no lo he estado nunca y no lo estoy y no lo voy a estar. Yo no tengo jefecillos”, ha declarado Santonja, añadiendo que su único compromiso es con los “ciudadanos” y que su labor se enfoca en la protección del patrimonio y la promoción de la cultura de Castilla y León.

Santonja ha manifestado su rechazo “de forma contundente y explícita” a cualquier interpretación política, ideológica o sectaria del patrimonio cultural de la región. Asimismo, ha negado que la decisión de no incoar el 'Águila de Sagardía' esté relacionada con “la cultura de la cancelación”.

Lo cierto es que hace poco más de un año, el mismo consejero de Cultura, Gonzalo Santonja, antes a las órdenes de Vox, anunciaba que el expediente se encontraba "bastante bien documentado" para que fuera incoado como Bien de Interés Cultural (BIC), siguiendo los pasos de la controvertida protección de la Pirámide de los Italianos, en Burgos, un monumento de escaso valor artístico cuya conservación celebraron líderes internacionales de la órbita de Vox como Giorgia Meloni en su apoyo a las políticas de los de Abascal en Castilla y León.

"Les prometí a mis muchachos"

La construcción del monumento se llevó a cabo tras el fin de la Guerra Civil, en 1940, en reconocimiento a la intervención del general Sagardía y de la 62.ª División del Ejército de Navarra en la ofensiva del Norte.

Este frente, que se extendía 80 km entre Revilla de Pomar y Cilleruelo de Bricia, tenía como objetivo defender la región de posibles ataques desde el norte y avanzar hacia la ciudad de Santander.

Concluida la guerra, la propaganda franquista promovió la construcción de esta estructura en 1940, diseñada por los arquitectos Eduardo Olasagasti y José Antonio Olano y construida por la empresa Altuna.

Ese mismo año se publicó un libro autobiográfico de Sagardía, cuyo prólogo incluye la siguiente reflexión: “Les prometí a mis muchachos dos cosas para realizarlas al final de la guerra: un monumento y un libro. El monumento ya está elevado en tierras de La Lora, tan pródigamente regadas con su sangre”.