Faustino Temprano (Zamora, 1959) dejará la Secretaría General UGT en Castilla y León en el congreso que la organización celebrará los días 29 y 30 de enero en Zamora. El dirigente sindical, que accedió al cargo en 2016, rememora en esta entrevista a Ical, cómo entró en el sindicato en su tierra natal, en Toro, en 1980, cuando su padre le afilió al PSOE y a la UGT “sin saber mucho de esto”.
“Con vocación e ilusión y hasta ahora”, determina, para desear que sea recordado como un “compañero más” al servicio de la organización, “un instrumento para solucionar los problemas de los trabajadores”.
Temprano desea que el congreso en el que dejará el cargo, tenga como tema central el debate de las propuestas para mejorar la situación de los trabajadores y ciudadanos de Castilla y León, y quede en segundo lugar la elección de los órganos de dirección del sindicato.
Con todo, traslada “todo su apoyo” a Óscar Lobo para sucederle y pide a las estructuras que van al congreso, que se confíe en el próximo secretario general.
¿Cómo empezó su periplo sindical?
Fue mi padre el que me afilió tanto al PSOE como a la Unión General de Trabajadores, hace muchos años en Toro, y un día fuimos a una asamblea, había dimitido el secretario general de la Unión Comarcal, me propusieron, aunque yo no sabía mucho de qué iba esto, acepté y ahí empezó todo.
¿Supongo a algo de vocación habrá que tener?
Sí, tienes que tener vocación, tienes que tener las ideas claras, y hasta hoy.
¿Cómo espera que le recuerden cuando deje de estar en primera fila sindical?
Pues simplemente como una persona, un compañero más, que estaba al servicio del conjunto de la organización, que ha buscado siempre el consenso y llegar a acuerdos y que haya habido tranquilidad en el sindicato. Lo que tengo claro es que la UGT es un instrumento al servicio de los trabajadores para solucionar sus problemas y he colaborado con cantidad de compañeras y compañeros para solucionar el problema de los trabajadores, ni más, ni menos.
¿Qué logros destacaría su etapa al frente de la unión regional?
No ha sido un tema exclusivamente mío, ha sido del conjunto de la organización, sobre todo de los cargos orgánicos de las federaciones autonómicas y de las estructuras territoriales. A nivel interno, hemos dotado de tranquilidad a la organización, desde posturas distintas o discrepancias. Luego, desde la perspectiva sindical, los últimos años han sido muy importantes para conquistas dentro del mundo laboral. Hemos sufrido una etapa muy dura, con el gobierno de coalición del Partido Popular con la ultraderecha en Castilla y León, que intentó terminar con el diálogo social. Hemos estado en la calle continuamente, hemos resistido y se ha vuelto a recuperar la normalidad.
Entonces, ¿fueron esos años con Vox sus peores momentos?
No solamente con el gobierno PP-Vox, sino también con el anterior con Ciudadanos, porque también se intentó terminar con el Diálogo Social.
¿Y lo mejor?
Volver a recuperarlo y, sobre todo, seguir consiguiendo conquistas importantes para los trabajadores y trabajadoras que son a los que nos debemos tanto en lo que es la negociación colectiva, con la subida de salarios, así como seguir llegando a acuerdos que benefician al conjunto de los ciudadanos de Castilla y León.
¿Algún debe en el Diálogo Social?
Hay que abordar el principal problema que en estos momentos tenemos, que es el de la vivienda en Castilla y León; y se deben volver a negociar las políticas de inmigración. También ha sido imposible llegar a ningún tipo de acuerdo en política fiscal, para que el que más tiene, más pague, y eso relacionado con el tema de la condonación de impuestos a ciertos colectivos. En el tema del debe, está también la potenciación y el desarrollo del Estado de bienestar, de la educación y servicios sociales, en el que queda un largo camino por recorrer.
¿Y las relaciones con la patronal?
En el diálogo social, bien, porque vamos en el mismo barco, pero a nivel de llegar a acuerdos bilaterales en esta comunidad autónoma, aunque las relaciones personales sean buenas, no hemos avanzado absolutamente nada. Los acuerdos son muy difíciles de cumplir a la hora de traspasarlos a las patronales provinciales en cuanto a aumentos salariales, y también nos gustaría que ahora habláramos de la reducción de jornada.
¿Entiende que el sindicato se va adaptando a los cambios sociales?
En UGT, sí estamos con los cambios; sí nos hemos amoldado a las nuevas demandas de la sociedad y ese es el futuro, porque si no es así, dejarían de creer en nosotros como el instrumento que somos al servicio de los trabajadores.
¿Cómo se ha comportado la organización en afiliación?
Seguimos aumentando la afiliación. En estos momentos, a nivel de Castilla y León, estamos por encima de 70.000 cotizantes y creo que pocas organizaciones pueden tener esa base. Nuestra representatividad sigue aumentando. En estos momentos estamos en torno al 34 por ciento. Solamente UGT y Comisiones Obreras superamos la barrera del 30 por ciento en cuanto a representatividad. No hay otro que se acerque al diez por ciento. Los trabajadores y trabajadoras siguen confiando en las siglas de la Unión General de Trabajadores, fundamentalmente gracias al trabajo de las compañeras y compañeros que tenemos en las empresas y en los centros de trabajo, que son los ojos y la voz del sindicato.
¿Existe temor frente al sindicalismo corporativo?
Atendiendo a datos electorales, no nos preocupa porque los resultados de los trabajadores están ahí. No están aumentando la representatividad. El 78 por ciento de la representatividad año a año la tienen UGT y CCOO. Es verdad que en ciertos sectores al introducirse los sindicatos amarillos tenemos bastantes problemas, porque los empresarios prefieren a estas organizaciones, que la mayoría de las veces se convierten en populistas, donde existe la negación de todo por el todo, y no se firma absolutamente nada. Verdaderamente, cuando los trabajadores tienen problemas suelen recurrir siempre a los mismos, a UGT y CCOO, que también defendemos intereses globales.
¿Considera necesario revisar el modelo sindical actual?
Al modelo sindical que hay en España le falta que haya una ley de participación institucional. No queremos subvenciones, pero si se nos obliga, según el artículo 7 de la Constitución, a negociar para el conjunto de los ciudadanos y para el conjunto de los trabajadores, eso tiene un coste económico. La segunda cuestión es que se cambie la Constitución, como existe en otros países, y que los acuerdos conseguidos beneficien exclusivamente a los afiliados al propio sindicato. ¿Eso quiere decir que los que no estén afiliados al sindicato van a quedar excluidos? No, pero tendrá un coste económico y alguien lo tendrá que pagar. Pero lo más sencillo es la ley de participación institucional, que lo que hacemos se nos pague, que no pedimos nada más. Y que la gente tenga muy claro que hoy es gracias a las cuotas de los afiliados, no de las subvenciones. UGT vive gracias a las cuotas de sus 70.000 cotizantes en Castilla y León.
¿Hay mucha diferencia entre el sindicalista de hoy y el de sus inicios?
El núcleo central de antes y de ahora es tener ilusión, aunque los problemas sean diferentes. Han cambiado las estrategias y los medios para hacer el sindicalismo. Hace 40 años no existía el móvil, no existían los grupos de WhatsApp; en cuanto a instrumentos, se ha avanzado considerablemente. Pero sobre todo, lo que ha cambiado fundamentalmente es la militancia. Antes había cantidad de compañeras y compañeros que todos los días se acercaban por las sedes para ponerse a disposición del sindicato; hoy la gente se acerca más que nada cuando tiene un problema determinado. Pero al contrario, hoy la militancia en el centro de trabajo de los propios trabajadores es mucho mayor, porque antes se temían las repercusiones. Es otra realidad.
¿Ve a los jóvenes involucrados en el movimiento sindical?
El joven que tiene un puesto de trabajo, que ya está trabajando en la empresa, se suele afiliar a los sindicatos. Otra cuestión distinta es si los jóvenes se acercan a los sindicatos fuera de lo que es la actividad laboral, que es otro debate distinto. Tenemos un debe, que es acercarnos a los jóvenes como institución que somos, como organización que somos, pero no así en el propio centro de trabajo donde ya se desarrolla la actividad sindical. Hoy en nuestras listas electorales hay cantidad de jóvenes, pero también de mujeres.
¿Es necesario el sindicato hoy más que nunca?
El sindicalismo se necesita siempre como un instrumento al servicio de los trabajadores y trabajadoras y del conjunto de los ciudadanos para canalizar sus demandas y para buscar soluciones. El sindicalismo es luchar por las libertades y democracias. Por lo tanto, es fundamental. Si no existieran los sindicatos de clases, desde luego, las conquistas de derechos laborales y sociales no se hubieran producido.
En enero está prevista la cita congresual en la que cederá el mando de la organización. ¿Qué espera de la cita?
Espero que sea un congreso donde el tema central sea el debate de las propuestas para mejorar la situación de los trabajadores y ciudadanos de Castilla y León, y quede en segundo lugar la elección de los órganos de dirección del sindicato. El candidato que hay en estos momentos es el compañero Óscar Lobo, que cuenta con todo mi apoyo, y creo que también del conjunto de la organización, que le va a corresponder. Pido a las estructuras que van al Congreso, que se confíe en el próximo secretario general, que se le deje libertad para hacer su equipo de trabajo y que desde el minuto uno tenga el apoyo del conjunto de la organización.
¿Qué destacaría de su actual secretario de Organización
Es un gran sindicalista, conoce la organización perfectamente, no necesita que nadie le enseñe nada. Sabe cómo se funciona a nivel interno y qué se negocia a nivel externo, creo que está lo suficientemente preparado y creo que puede hacer una labor muy importante para el sindicalismo en su conjunto en Castilla y León, pero especialmente para la UGT. Tengo muy claro que las compañeras y compañeros que entren en la nueva dirección van a estar lo suficientemente preparados, con muchas ganas de trabajar.
¿A qué retos cree que se enfrentará?
Los retos los tendrá que marcar el propio Congreso. Es preciso asentar el sindicalismo de clase en los centros de trabajo y en la sociedad. Debe haber un desarrollo de la ley del Diálogo Social y participación institucional en Castilla y León para reconocer de una vez por todos el funcionamiento de los sindicatos, gobiernen unos y otros. El Diálogo Social no puede sufrir los vaivenes que ha sufrido en los ocho últimos años. También hay que seguir aumentando los cotizantes del sindicato, tener mayor representatividad y nunca bajar de la representación actual que tenemos. Hay que seguir avanzando en las demandas de los trabajadores, en el salario mínimo interprofesional, lo que queda pendiente de la reforma laboral, temas muy importantes referentes a los expedientes de regulación de empleo, indemnizaciones por despido; la ley de pensiones, la aplicación de la ley de vivienda en Castilla y León… junto a políticas de igualdad y de juventud. Todo un paquete de medidas que creo que debe de salir del próximo congreso.
¿Qué ha representado UGT a lo largo de su vida?
En una frase, le debo exclusivamente todo. A mí no me debe nada y yo le debo todo. Ha significado todo.