Artistas que pintan con la boca y con los pies: “Son trazos que hacemos desde el corazón no con las manos”
- Tres autores de Castilla y León relatan cómo es su experiencia después de sufrir un accidente y quedar postrados en una silla de ruedas.
- Más información: “Pensé que no volvería a trabajar”: la iniciativa en Valladolid que apuesta por trabajadores con discapacidad
Noticias relacionadas
- El Tercer Sector de CyL camina hacia nuevos modelos de vida independiente: "Tienen derecho a elegir"
- La Junta aprueba un nuevo plan para personas con discapacidad: busca fomentar el empleo y garantizar servicios
- “Pensé que no volvería a trabajar”: la iniciativa en Valladolid que apuesta por trabajadores con discapacidad
La vida, a veces, nos arrebata el pincel de las manos cuando menos lo esperamos. Vidas que giran en torno a las líneas perfectas que danzan en el lienzo y a los colores, pero que de repente sufren un giro de 180 grados. El destino, como una obra arrugada, nos pone a prueba.
Y estas son las tres historias de Resti, Víctor y Anouar. Ambos pertenecen a la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie, y sí, son artistas que desarrollan su arte con la boca. Por circunstancias diferentes padecen una discapacidad que les impide mover sus manos, pese a ello, han encontrado en su boca su forma de dar rienda al talento artístico.
Sus manos, esas fieles compañeras que habían sido sus alas durante tantos años, ya no obedecen a su voluntad. Todos ellos han sentido cómo la realidad se desvanecía como una acuarela arrastrada por la lluvia. Pero, como un verdadero artista, descubrieron que la fuerza de su arte no residía en sus manos, sino en su corazón.
Estos artistas han decidido tomar el pincel con la boca. Al principio, fue como intentar pintar en la oscuridad, como buscar la luna en medio de nubes densas. Cada pincelada era un acto de rebelión contra el destino.
En este caso, pintar con la boca no es solo un acto de resistencia, sino una conversación íntima con el alma. Los trazos ahora son más lentos, pero cada uno llevaba una parte de ellos, como si la tinta fluyera directamente desde su espíritu.
Hoy, sus obras recorren el mundo como testimonio de su fuerza, pero también de su ternura. Cada trazo cuenta una historia de perseverancia, de fe en que el arte es un lenguaje del alma y que, mientras esta exista, siempre habrá un pincel dispuesto a pintar.
Estas tres historias nos enseñan que a veces la vida nos obliga a cambiar de herramienta, pero nunca nos arrebata la capacidad de crear belleza.
Berrocal: “Fue mi balón de oxígeno”
El zamorano Víctor Berrocal (1973), a los 20 años, sufrió un accidente practicando ciclismo, cuya consecuencia es que quedó tetrapléjico, por lo que no puede mover piernas, tronco y manos.
No obstante, a pesar de la pérdida de movilidad, reinició sus estudios de Bellas Artes que estaba ya en Tercero, consiguiendo la licenciatura en el año 2000. Es una historia de superación, justo lo que representa esta Asociación, y además es algo que, como desgraciadamente nos puede pasar a cualquiera, puede hacer que las personas percibamos la discapacidad de otra manera.
Ahora reside en Zamora en invierno y en verano en el pueblo de sus padres, Valdeperdices. “Siempre fui un apasionado del arte, y conseguí con mucho esfuerzo terminar la carrera”, recuerda. Comenzó pintando en casa, pero no se sentía realizado hasta que apareció esta asociación en su vida donde participa desde 2021.
El paso le resultó “más fácil de lo que pensaba”, aunque se “adaptaba bien” pero tuvo que tirar de ingenio. Por ejemplo, compró cucharas de madera con cinta adhesiva y así sujetaba con más firmeza y no se hacía daño con los dientes.
Como principal diferencia, necesita que una persona, en este caso su madre, le prepare los colores. También resalta que hay diferencia a la hora de pintar porque los tamaños grandes son más complejos. Además, le gusta componer música con el ordenador utilizando instrumentos virtuales.
Berrocal tuvo claro desde el comienzo de esta andadura que “el arte está en el corazón y luego hay que trasmitirlo”. En su caso, “encontré en la pintura y en la música mi balón de oxígeno para seguir viviendo”. Y por eso lo ha basado todo en una importante filosofía de vida: “Desde el primer momento fui optimista y pensé en lo que podía hacer, no en lo que no podía y sacar el máximo rendimiento a mis movimientos”.
“Me gusta la pintura muy suelta, con colores fuertes y vivos. El expresionismo”, concreta al hablar de su obra, mientras que en la temática incluye a los retratos.
Por último, agradece el apoyo de la gente: “Valora mucho lo que haces, te ve como un esfuerzo de lucha”.
Samblás: “La asociación es un gran apoyo”
Restituto Samblás. Nació en Jaén, actualmente reside en Roquetas, pero pasa temporadas en Zamora y se siente muy vinculado a la tierra, ya que está casado con una zamorana por lo que tiene muchos cuadros con escenas, paisajes de Zamora.
Resti reconoce que estar en la asociación ha supuesto un “apoyo importante” para mantener un nivel de vida. En su caso sufrió un accidente de tráfico cuando tenía 20 años, ahora tiene 67, en la médula ósea que le dejó postrado.
Siempre le gustó pintar, aunque nunca lo había hecho, por lo que hacerlo fue todo un reto y ahora se considera autodidacta. En sus cuadros se reflejan imágenes de paisajes, bodegones y del medio rural, entre ellos de Zamora, por ejemplo de la zona de Sanabria.
Desarrolló su capacidad y su pasión por la pintura aprendiendo a manejar los pinceles con la boca. Y animado por su amigo Luis Lorenzo, practica todos los días demostrando su esfuerzo y superación
Recuerda que su primera exposición fue en Zamora, ahora también expone en Almería. Afirma que hacer un cuadro le puede llevar “más o menos” un mes para terminarlo. Aunque hace dos o tres al mismo tiempo. Es el invierno el tiempo en el que le gusta pintar.
En Namry: “Me olvido de todo”
Anouar En Namry nació en Marruecos en el año 1979 y se trasladó a España en 1995. Pertenece a la Asociación desde hace tres años.
A la edad de veintitrés años, sufrió un accidente de tráfico. Resultó tan malherido que quedó tetrapléjico. Pasó un año en el hospital y luego volvió a casa. Después de unos años, se trasladó a un hogar para persona con discapacidad en Pozoblanco y finalmente a un centro en León, concretamente en San Andrés de Rabanedo.
Allí también comenzó a pintar con la boca, aunque nunca lo había hecho antes. "Uf, fue duro", relata con simpatía y recuerda que lo de coger el pincel con la boca le costó. "Había puntos pequeños, tienes que apoyar bien. Si a veces no aciertas ni con las manos como para hacerlo con la boca", bromea.
Desde 2019 Anouar En Namry Ahmed pinta y mejora constantemente su técnica incluso apoyándose en profesores particulares. Su ambición llevó a buscar en internet tutoriales para ampliar su formación, ahora se encuentra con la técnica del óleo. Sus motivos preferidos son los paisajes de playas o de la naturaleza y los animales. "Me gustaría hacer realismo pero es complicado", apunta.
"Es una forma de olvidarte de todo, de despejarte y de sentirte útil", concluye.
El día a día
La pertenencia a la Asociación permite al artista dedicarse por completo a la pintura, con la tranquilidad de que todos los asuntos relacionados con la administración de la Asociación están en manos de expertos profesionales en la materia que la gestionan de acuerdo a las directrices marcadas por los propios artistas.
La asociación de Pintores con la Boca y con el Pie se dedica a la venta de tarjetas de Navidad y de primavera, calendarios, libros, agendas, papel de regalo, láminas o puzles, entre otros productos.
Todos estos artículos se hacen a partir de las reproducciones de la obra de artistas que debido a su discapacidad física, ya sea por enfermedades o por accidentes, no pueden utilizar sus manos y pintan con la boca o con el pie.
Además, ofrece a los miembros y becarios la oportunidad de comunicarse y aprender entre ellos a través de reuniones, cursos, conferencias y exposiciones.
Los Becarios de la Asociación reciben una beca mensual para ayudarles a mejorar su nivel artístico. Con esta beca, pueden comprarse material de pintura, asistir a clases, contratar a un profesor etc.…
El objetivo es que puedan llegar a ser miembros de pleno derecho. A medida que el becario va mejorando su nivel artístico, la beca es mayor. Cuando un becario llega a obtener el nivel artístico equivalente al de un artista profesional sin ninguna discapacidad física, pasan a ser miembros de pleno derecho.
Un miembro de pleno derecho recibe unos ingresos mensuales de por vida, incluso si su minusvalía se agrava y no puede aportar la obra que la Asociación exige.
Esto evita preocupaciones a los potenciales artistas a la hora de incorporarse a la Asociación como la de llegar a perder toda su habilidad para pintar si su salud se deteriora o el miedo a no ser económicamente independientes.