Unas 4.000 personas, según los organizadores y la Policía Local, se congregaron hoy en Ávila para exigir al Gobierno, pero también a las entidades responsables del servicio ferroviario (Renfe y Adif) "un tren del siglo XXI", como rezaba la pancarta de la cabecera.
Políticos de todos los signos políticos (excepto del Partido Socialista), alcaldes y vecinos de distintos pueblos de la provincia, representantes sindicales y empresariales y la sociedad abulense en general se congresó minutos antes de las 12.30 horas a las puertas de la Subdelegación del Gobierno para plantear su malestar por una situación que se prolonga durante décadas y que deja a Ávila en una situación de desventaja y aislamiento respecto a las provincias limítrofes.
"Un gran número de abulenses está aquí para expresar un malestar que desde la Mesa del Ferrocarril llevamos diciendo bastante tiempo", argumentó el portavoz de la entidad convocante (y formada por sindicatos, empresarios, representantes políticos y plataformas ciudadanas), Ricardo del Val, que se refería a "ese abandono, desidia y desprecio hacia los abulenses» por parte «de Renfe, Adif y el Ministerio de Transportes".
"Lo que pretendemos es que la manifestación sea un toque de atención, un primer paso", adelantó Del Val, que aunque apuntó que desde la Mesa del Ferrocarril siempre se ha buscado "actuar en positivo para buscar esa interlocución con el ministerio y entre todos buscar soluciones", anunció que no se descartan nuevas movilizaciones en el caso de que las demandas lanzadas este domingo desde Ávila no sean tenidas en cuenta.
"El ferrocarril ahora mismo está deteriorado", denunció Del Val, "el servicio que se ofrece es nefasto, los viajeros sufren cada día tropelías e inconvenientes que parece que están diseñados para que abandonen el uso del ferrocarril. Y lo que nosotros pretendemos es que empecemos a tener un ferrocarril en condiciones, de acuerdo al siglo XXI".
Junto a Del Val y compartiendo sus reivindicaciones se encontraban las principales autoridades políticas de la provincia. De esta manera, el alcalde de la capital, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, lamentaba el que hace 20 años "Ávila tenía mejor servicio de ferrocarril que el que tenemos en el año 2021".
"Es lamentable", criticó el primer edil, "que en otras ciudades se esté hablando del AVE y nosotros tardemos dos horas en llegar a Madrid. Por eso pedimos al Gobierno que nos saque del olvido al que nos han tenido sometido los gobiernos de todos los signos políticos".
A su lado, el presidente de la Diputación Provincial, Carlos García, dijo "basta" al Gobierno. "Basta del olvido, del aislamiento y del desprecio continuo que conlleva nuestra provincia. Éste es el primer día para alzar la voz", agregó.
Por su parte, el delegado de la Junta de Castilla y León en Ávila, José Francisco Hernández Herrero, valoró el apoyo de los abulenses a la causa. "Ávila está hablando claro. Sale a decir al ministerio que tiene que sentarse y habilitar un transporte que es necesario para el futuro", manifestó. Todos ellos encabezaron una marcha que en apenas 20 minutos recorría la distancia que separa la Subdelegación del Gobierno de la estación de tren.
Y lo hacía de manera muy comedida. Con muy poquitas pancartas (sólo pudo verse la que portaban los miembros de la Plataforma en Defensa del Ferrocarril en la Zona de Pinares y la de Nuevas Generaciones) y sin ningún grito o consigna. Sólo el sonido de un tamboril acompañaba a los miles de abulenses que al llegar a la estación escucharon el manifiesto que leía Juana Robledo, presidenta de la Plataforma en Defensa del Ferrocarril en la Zona de Pinares, Juan Robledo.
"A pesar del arraigo histórico existente en nuestra provincia con el ferrocarril, en la actualidad el servicio ferroviario que tenemos es muy deficiente y no da respuesta a las necesidades que tenemos los abulenses", rezaba el manifiesto leído por Robledo, que hablaba de "maltrato" para referirse al trato al que ha sido sometido el tren en la provincia y que reclamaba al Gobierno central mejoras "que reviertan el olvido que hemos sufrido en las últimas décadas", mencionando expresamente "horarios compatibles con nuestro día a día y en condiciones de calidad".