La primera cría de cabra guisandesa del rebaño de la Diputación de Ávila y de la Asociación de Criadores de Caprino de Raza Verata nació a finales de febrero en Bohoyo, donde José Ignacio Romero Trillo, pastor y presidente de la entidad, tiene los ejemplares de esta raza autóctona abulense en peligro de extinción.
Hasta ahora no se había registrado ningún nacimiento en el rebaño de la Diputación, lo que convierte a la llegada de Orejitas o Esperanza, nombres entre los que se debate Romero, en un acontecimiento importante para la conservación de la raza guisandesa. "El rebaño está ubicado en la zona norte de Bohoyo, donde se lleva a cabo un manejo extensivo del pastoreo con el fin de prevenir incendios forestales y promover un desarrollo sostenible en la zona", explica el pastor.
Tanto la Diputación como Acapri trabajan con el "compromiso" de proteger el medio ambiente y "frenar" la despoblación rural, así como "fomentar" el desarrollo sostenible a largo plazo. Por eso, la intención de este pastor es poder tener un rebaño "estable y próspero" que "no solo garantice la supervivencia de la cabra guisandesa, sino que también contribuya a la generación de empleo y la revitalización de zonas rurales".
Este convenio entre ambas instituciones para poder conservar la raza tiene una duración de tres años con la posibilidad de renovarlo. Un proyecto que comenzó en mayo de 2023 gracias al impulso del Área de Desarrollo Rural de la institución provincial, cuando recibieron un lote de cinco cabras que provenían del Centro de Recuperación de Razas Autóctonas de Castilla y León ubicado en Zamora.
"El objetivo es garantizar la pureza genética de la raza mediante un exhaustivo estudio y la reproducción de todas las hembras del rebaño que asegure la calidad de nuevos ejemplares", afirman.