Iba para aparejador, pero terminó apostando por la interpretación, su verdadera vocación.

Lleva más de medio siglo conquistando a los espectadores de toda España y ha participado en más de 30 películas, más de 25 series de televisión y en otras tantas obras de teatro. Hasta ha ganado un Goya.

Tito Valverde es considerado una de las grandes estrellas de la pequeña y gran pantalla de nuestro país, dado que no ha dejado de cosechar éxitos desde su debut a mediados de los 70, cuando todavía se hacía llamar Fernando Valverde. 

Esto explica que sean muchas las personas, ya no solo que han escuchado hablar del actor o que le han visto actuar en alguna que otra ocasión, sino también las que conocen su trayectoria y hasta ciertos aspectos de su vida más personal. 

Sin embargo, solo unos pocos saben que es natural de Castilla y León, concretamente, de la provincia de Ávila. Pero así es.

Trayectoria

Allí nació un 26 de abril de 1951, en el seno de una familia humilde. Hijo de un funcionario del sector sanitario y una ama de casa, y el menor de tres hermanos, a Tito se le despertó la curiosidad por la interpretación desde bien temprano. 

Concretamente, desde que empezó a ir al cine con su familia los domingos para disfrutar de historias de ficción que le dejaban realmente fascinado y totalmente pegado a la pantalla. 

Por ello, tal y como ha confesado en diferentes entrevistas, en cuanto pudo se apuntó a un grupo de teatro de aficionados que compaginó con sus estudios de aparejador. Una carrera que cursó para cumplir con sus padres y sobre todo con su progenitora. 

Si bien, pronto descubrió que no era lo suyo, así que decidió aparcarlo cuando ya había hecho un año. 

A lo que nunca renunció fue al teatro. Así, según ha revelado, estudió Arte Dramático y se metió en un grupo de teatro con el que empezó a representar obras por toda la geografía española.

En una de estas representaciones fue donde coincidió con la exaristócrata Ángeles Rubio-Argüelles, que por aquel entonces tenía una escuela de arte dramático en Málaga.

Y es que, al ser testigo del indudable talento del actor, le propuso un hueco en su academia. Sin dudarlo, Tito aceptó y, aunque sobre todo a su madre le costó asumir que su hijo iba a luchar por ser actor, puso rumbo a Málaga para iniciar su formación en el grupo Ara. 

Tras ello, realizó el servicio militar y, una vez finalizado, optó por instalarse en Madrid para iniciar, ahora ya sí, su carrera interpretativa. 

Esta comenzó en 1974 con la obra El círculo de tiza caucasiano. Continuó con Misericordia y tras ellas llegaron un muchas más, entre las que destacan ¿Por qué corres, Ulises? y El atentado, en los 70; y La Dorotea, La herida del tiempo, La coartada y Los locos de Valencia, en los 80. 

Asimismo, recurrió a productoras de cine y televisión para pedir trabajo hasta que en 1977 Antonio Mercero le ofreció un personaje en La guerra de papá. 

Una película en la que compartió set de rodaje con la gran Verónica Forqué, considerada su pareja artística, a la que le unía una estrecha amistad y por la que siempre ha demostrado tener un inmenso cariño.

A partir de este momento, Tito Valverde fue encadenando obras de teatro con trabajos audiovisuales, entre ellos, la obra de teatro que marcaría, sin él saberlo, su futuro sentimental. 

En 1983 representó Casandra, un trabajo que le permitió conocer a la que años después se convertiría en su mujer, la también actriz María Jesús Sirvent. 

Y es que parece que esta le trajo al actor un golpe de suerte, pues en los años posteriores su carrera se disparó hacia lo más alto de la mano de proyectos que le permitieron dar el gran salto a la fama. 

Hablamos de trabajos como las películas El bosque animado y Amanece que no es poco de José Luis Cuerda, o Sombras en una batalla, de Mario Camus, que le valió un Goya a Mejor Actor de Reparto. 

En esos años, Valverde también probó suerte como actor de doblaje y debutó en la televisión con producciones como Mala racha y Ramón y Cajal, pero nada comparado con lo que le estaba a punto de llegar. 

Se convirtió en una de las grandes estrellas de la televisión y se ganó el cariño y la admiración de los espectadores con la serie Pepa y Pepe, donde dio vida al personaje protagonista junto al de Verónica Forqué tras pasar por varios proyectos que también tuvieron su éxito. 

Esta le abrió las puertas de otros tantos trabajos como el de Todos los hombres sois iguales, en el que también trabajó con su mujer, y, cómo no, el de El comisario, la ficción policiaca que le terminó de catapultar a la fama y en la que se convirtió en 'el comisario de España' tras 10 años de emisión. 

Cuando esta serie dejó de formar parte de la parrilla televisiva, fueron muchos los que le perdieron la pista. Es cierto que Tito estuvo un tiempo alejado de la profesión por falta de trabajo, pero, por suerte, terminó volviendo. Y lo hizo por la puerta grande.

Tanto es así, que, de hecho, su regreso a la gran pantalla vino acompañado de una nueva nominación al Goya como Mejor Actor Protagonista por su papel en 15 años y un día.

Y es que han sido muchos y muy conocidos los proyectos en los que ha participado hasta la fecha. Obras de teatro, películas y series de televisión que le han permitido seguir siendo uno de los actores más icónicos del panorama español. 

Cintas como Villaviciosa de al lado, Que baje Dios y lo vea y Mientras dure la guerra, y las producciones televisivas Velvet, El príncipe, Matadero, Alba, Un asunto privado y Sentimos las molestias son algunas de ellas. 

Las más recientes, las películas Vaya Vacaciones, Un hípster en la España vacía y Camino de la suerte.

Un proyecto estrenado este 2024 y en el que ha vuelto a trabajar con su mujer, demostrando una vez más su gran sintonía, también delante de las cámaras o incluso en los escenarios. 

Tito Valverde puede presumir orgulloso de haber formado parte, durante 25 años, de la compañía teatral de Alberto Closas y también de haber trabajado bajo las órdenes de grandes cineastas como Juan Antonio Bardem, José María Forqué o Josefina Molina, entre otros. 

Su presente

En los últimos años son varias las veces en las que hemos podido ver al célebre actor tanto en el cine como en la televisión. Esto demuestra que, pese a tener 73 años, el abulense ni piensa ni contempla jubilarse, o al menos así lo demuestra. 

Profesionalmente, a la vista está que le va de maravilla y a nivel personal, parece que las cosas tampoco están nada mal. Desde hace 40 años comparte su vida felizmente con su mujer, de la que siempre ha demostrado estar profundamente enamorado. 

La pareja no tiene hijos, pero, a juzgar por las declaraciones realizadas por el actor en varias entrevistas, tampoco les ha echado en falta. Porque con tenerse el uno al otro y a sus tres perros les basta.