Cuando aparece la casta
Finalizó la feria de Roa de Duero con una novillada encastada de Ganadería Villanueva, que tuvo mucha movilidad, ocasionando algún inconveniente a los tres novilleros que salieron a oreja por coleta. Carlos Aranda fue cogido aparatosamente pero, tras ser curado en la enfermería, volvió para lidiar al cuarto de la tarde. El balance artístico de la feria ha sido muy bueno. Lo peor, la falta de público.
Ganadería Villanueva, es propiedad del que fuera novillero salmantino de los años 2000 Javier Blanco. Ahora es un hombre de negocios, ganadero y cofundador de la Fundación de Luces (una institución sin ánimo de lucro que pretende organizar el escalafón de novilleros dando oportunidades a aquel que tiene condiciones de ser torero).
El encaste procede en su mayoría del Marqués de Domecq, con goterones de Núñez, y fue adquirida a la familia Gil con todos los derechos en 2016.
Pues bien, la casta -bravura en suma- apareció en el cierre de feria de Roa. Pero hay casta buena y casta no tan buena. Y eso ocurrió en la tarde de ayer. Hubo un utrero, el tercero, que por el pitón derecho fue un dechado de bravura, de embestir por abajo, de clase, de humillar, de repetir y de duración. Es decir, un compendio de lo que pretenden todos los ganaderos de bravo que se precien.
Era castaño y en la tablilla figuraba un peso de 473 kilos. Daniel Barbero, que así se llama su matador, estuvo muy digno con él; le dio sitio, lo lució con el capote y lo toreó muy bien por el pitón derecho. Por el izquierdo, es decir por naturales, le faltó mando. Y además malogró la faena por los aceros. Todo quedó en ovación. Lo mismo que al buen toro en el arrastre.
Y por el contrario, hubo dos novillos -auténticos cabrones- que fueron a la contra como el lidiado en segundo lugar por el rondeño Javier Orozco. Un utrero que dio en la tablilla 500 kilos y sacó a relucir su casta menos buena.
Encastado, sí, pero incierto y tardo; de los que ponen nerviosos a los toreros. Y encima se llevó por delante a Carlos Aranda propinándole un varetazo en el vientre, teniendo que ser llevado a la enfermería para salir de nuevo en el que hizo cuarto.
Y el otro fue el que hizo quinto, otro novillo encastado lidiado también por Javier Orozco que, gracias a su oficio, (tomará la alternativa el 12 de septiembre en la goyesca de Antequera) supo sacarle partido porque tuvo complicaciones, no humilló, se tragaba los pases a regañadientes y fue muy deslucido. Pero el malagueño le arrancó una oreja. Palmitas al utrero. El público es soberano.
Nos quedan por reseñar la mitad de la novillada, como el novillo chorreado en verdugo que abrió plaza (490 kilos); lidiado por el veterano Carlos Aranda, al que le cortó una oreja y el utrero fue aplaudido en el arrastre.
Fue un animal repetidor que reponía, no humilló, pero fue noble y manejable por ambos pitones en las manos del de Daimiel. Y tuvo duración.
Aranda salió de la enfermería para despachar al cuarto de la tarde. Un utrero con 495 kilos, negro, que cumplió en el jaco del piquero tomando dos varas. Fue otro novillo encastado que exigía mando y temple, pero Carlos Aranda salió mermado de facultades de la enfermería y, a pesar de poner toda la voluntad del mundo, no se acopló con el encastado animal de Villanueva. Recibió un aviso y le aplaudieron en la vuelta al ruedo.
Y el que cerraba plaza, un precioso y musculado jabonero sucio, le correspondió al novillero abulense de Las Navas del Marqués. El animal apretó en el caballo donde le dieron leña en las dos varas. Fue tardo y con ganas de rajarse en varias ocasiones. Deslucido y embistiendo muy tardo, y a pesar de las ganas de Barbero no pudo sacarle partido. Sin embargo, echada la noche, y a la hora de matar, apenas nadie se dio cuenta de que la espada asomó. Y le pidieron la oreja que el palco concedió. En fin. Tarde entretenida porque al menos hubo emoción en el coso raudense. Hasta otra.
P.D. Me sigo acordando de la extraordinaria faena de Diego Ventura, del encierro, magnífico encierro, de Brazuelas. Y del tercer novillo de hoy.
Roa de Duero (Burgos). Novillos de Villanueva. Carlos Aranda, oreja y vuelta al ruedo; Javier Orozco, vuelta al ruedo y oreja; Daniel Barbero, ovación con saludos y oreja.