No sólo el frío, la morcilla, grandes mitos como Rodrigo Díaz de Vivar ‘El Cid’, o la historia del taller del que salió la primera edición de ‘La Celestina’ edifican el folclore de la provincia burgalesa. Allí donde la historia se da la mano con una catedral que, en el presente año 2021, celebra su 800 aniversario, se esconde un recóndito pueblo, como si fuera el protagonista de una historia contada, generación tras generación, en la que la joya perdida buscara un nuevo relucir.

La joya de esta historia, un templo cristiano del Siglo XIII, declarado como Bien de Interés Cultural en 1994, no se encuentra perdida, como las propias que se esconden tras un ajado mapa dibujado a carboncillo en piel de animal, sino que se erige dentro de las lindes de Villamorón, un pueblo burgalés, casi abandonado a su suerte, relativo al municipio de Villegas. El ‘casi’ de la frase anterior no es gratuito, ya que, pese a contar con tan sólo un vecino, se da cita, en torno al templo del pueblo, una de las iniciativas privadas que, en época de vacas flacas, se antoja fundamental de cara al mantenimiento de la memoria artística del país.

El templo de Villamorón se trata de una edificación correspondiente al período tardorrománico o al protogótico, una catalogación temporal que no genera absoluto consenso entre los historiadores. Lo que sí es evidente es que éste, del siglo XIII, es considerado como “uno de los primeros templos en introducir el estilo gótico en Burgos”, tal y como explica Pedro Francisco Moreno, presidente de la Asociación de Amigos de Villamorón, impulsora del proyecto de micro mecenazgo que, de la mano de Hispania Nostra, pretende salvar el interior de la edificación.

Su planta, basada en los planos de la Borgoña francesa o de la región de Normandía, “presenta un ‘pie de París’, diametralmente opuesto al tradicional ‘pie castellano’ de la época”, explica Moreno. Asimismo, su valor radica, en parte, en su significado, ya que sirvió como modelo para las iglesias fernandinas del siglo XIII erigidas en Córdoba y Sevilla. Este proceso de mímesis responde a la “incorporación de los territorios, hasta entonces habitados por musulmanes, a la Corona de Castilla, de la mano de Fernando III”, destaca el presidente de la asociación.

No sólo ‘el santo’ fue un regio protagonista estrechamente vinculado a la zona, sino que, también, su hijo, Fernando X, acostumbraba a pasar dilatadas estancias durante su infancia en la vecina localidad de Villaldemiro. Mención especial recibe la catalogación de la estructura como ‘catedral del páramo’, debido “a su aspecto exterior imponente que impera en la zona de llanuras de la provincia”, subraya Moreno.

Interior del templo Amigos de Villamorón

Esa “imponente” estructura exterior ya fue remozada, hace diez años, tras una inversión de la Junta de Castilla y León de un millón de euros y la insistencia de los Amigos de Villamorón de cara a “salvar” el monumento. No obstante, como toda casa que se empieza por los cimientos, resta, ahora, la perpetuación de su ajado interior. Una remodelación que, desde la iniciativa conjunta de la asociación e Hispania Nostra, enfocan hacia el coro, “muy atacado por la carcoma y sin piezas enteras de la balaustrada”, y hacia la propia estructura que, si bien fue afianzada hace una década, “el rosetón y los ventanales se encuentran destrozados, dejando desprovisto el interior a merced de las inclemencias climáticas y de las lechuzas”, denuncia Moreno, en nombre de toda la asociación.

Objetivo

Desgrana Pedro Francisco Moreno el “humilde” fin al que aspiran con esta recaudación, que espera sea “numerosa y repartida en pequeñas cantidades de mucha gente solidaria”, que no es otro que el de alcanzar un ‘objetivo mínimo’ de 15.000 euros, de los que ya han recaudado más de la mitad, a falta de un mes para el vencimiento del plazo y en “tan sólo dos semanas”.

A mayores, presentan una meta ‘óptima’ de 25.000 euros, que se antoja “más complicado”, aunque Moreno asegura que son objetivos planteados desde “la humildad y el trabajo”. Además, es reseñable la “estrecha colaboración” que ambas partes, asociación y Junta, mantienen, de la mano del compromiso gubernamental de “aportar una cantidad similar a la alcanzada con el proyecto de micromecenazgo”, valora, de manera muy positiva, Moreno, quien, asimismo, estima “fundamental la iniciativa privada para rescatar el patrimonio en situaciones, como la actual, en las que las crisis asolan la inversión pública”.

Interior del templo Amigos de Villamorón