La provincia burgalesa esconde en su extenso territorio un auténtico paraíso megalítico, con cientos de dólmenes y túmulos localizados, tantos, que se desconoce la cifra exacta, puesto que algunos están excavados y otros por descubrir. Estas nuevas costumbres funerarias del Neolítico y la Edad de Bronce aparecieron hace aproximadamente 6.000 años en diversas partes del mundo, aunque se pueden encontrar varios en la fachada atlántica, pasando por Irlanda, Gran Bretaña, Suecia, Francia, España y Portugal, tal y como informa Ical.
“Es un fenómeno que surgió con los primeros agricultores. Hasta ese momento estábamos hablando del Paleolítico donde la gente se dedicaba a comer lo que podía, pero llega la agricultura y esa gente se sujeta al territorio”, explica a Ical el profesor colaborador del Departamento de Historia, Geografía y Comunicación de la Universidad de Burgos (UBU), Miguel Moreno Gallo. Esto provoca también un cambio de mentalidad en la forma de enterrar a los muertos, y las personas del Neolítico se convierten en los primeros que construyen tumbas “espectaculares”, con carácter monumental, donde entierran a sus difuntos.
“En Burgos hay un conjunto muy bueno, que ha dado y sigue dando muy buenos resultados arqueológicos”, añade haciendo alusión a la investigación que todavía continúa. De hecho, la provincia conserva una de las mejores muestras de megalitismo que hay en el país, con dólmenes, túmulos y menhires, que se reparten de norte a sur de la provincia, aunque existe una mayor concentración en los páramos de Sedano y Las Loras, o las estribaciones de la Sierra de la Demanda .
Fueron precisamente los ayuntamientos de los municipios de Los Altos, Sargentes de la Lora, Tubilla del Agua y Valle de Sedano, los encargados de poner en marcha el pasado 2020 la agrupación ‘Territorio Megalítico’, con el fin de dar a conocer este importante patrimonio que guarda la provincia. La primera iniciativa se centró en la edición de una guía en la que se puede conocer más acerca de este patrimonio natural burgalés, con información arqueológica e incluso documentación sobre los orígenes de estas formas de enterramientos.
De esta forma explican que el primer dolmen de Burgos se descubrió en 1954, pero no fue hasta 1969 con el descubrimiento de La Cotorrita, en Porquera del Butrón, cuando las investigaciones comenzaron a tener un mayor impulso, y en la década de 1980 un equipo de arqueólogos de la Universidad de Valladolid inició una actuación sistemática que permitió excavar y restaurar algunos de los panteones funerarios más importantes. Una acción que hoy en día continúa realizándose, con el fin de preservar uno de los patrimonios históricos más importantes de la provincia.
La guía señala también un rasgo distintivo que poseen los dólmenes burgaleses y los de la Meseta en general, frente a aquellos que se ubican en otras zonas de la Península. En este sentido explican que las techumbres de sus cámaras, en lugar de monolíticas, fueron de madera y ramaje, razón por la cual no sobreviven actualmente. Sin embargo, en los pasillos las cubiertas son de piedra y están adinteladas.
En relación al estado de conservación de estos elementos monumentales, Moreno explica que algunos están “muy bien”, en especial gracias a los cuidados de los ayuntamientos donde se sitúan, así como a las actuaciones de la Junta. “El conocimiento de la población ha sido la mejor defensa”, destaca el profesor. Sin embargo otros dólmenes no han corrido al misma suerte, y en el pasado incluso se vieron perjudicados por los furtivos, aunque no han tenido un “problema gordo de furtivismo” en esta zona.
Dar a conocer el patrimonio megalítico burgalés
Con el objetivo de poner en alza el megalitismo nació la agrupación Territorio Megalítico, que lucha por mejorar estos dólmenes y túmulos que se ubican en estos entornos de la provincia burgalesa, dándoles a su vez repercusión. El portavoz de la agrupación y alcalde de Sargentes de la Lora, Carlos Gallo, explica que en una primera fase se han encargado de señalizarlos, con el fin de facilitar que la gente pueda llegar a ellos. Además, se ha actualizado la información que se conoce sobre estos dólmenes, las tareas de excavación realizadas, etc.
La segunda fase comenzará ahora, según explica Gallo, para la cual han recibido una subvención que tienen que cumplir antes de julio del 2022. “Seguiremos con ese trabajo de recuperación y embellecimientos de esos túmulos, dándoles la divulgación que se merece”, afirma. Asimismo, recuerda que este tipo de acciones benefician también a los ayuntamientos de estas localidades, dado que les permiten divulgar otras facetas turísticas de las que disponen.
Uno de los dólmenes más conocidos, La Cabaña, se encuentra ubicado en Sargentes de la Lora. Descubierto en 1984 es uno de los mejor conservados y más espectaculares que se encuentran en la provincia burgalesa. Además, cada mes de diciembre ofrece un espectáculo con motivo del solsticio de invierno, cuando los primeros rayos del sol iluminan el interior de la cámara. “Hace 6.000 años el hombre ya sabía que los días iban a ser más largos. Nosotros lo que hacemos es taparlo con una lona, para que se disfrute como se hacía en aquel entonces”, apunta Gallo, haciendo referencia a aquel tiempo pasado en el que los dólmenes contaban con un techo. Un espectáculo que animan a conocer y ver en vivo por su espectacularidad.
Además, hasta el próximo 17 de diciembre, el Centro de Arqueología Experimental (CAREX ) de Atapuerca acoge la exposición ‘Tumba de Gigantes. Dólmenes y túmulos de la provincia de Burgos’, organizada conjuntamente por el Sistema Atapuerca, el grupo de investigación CAYPAT (Comunicación Audiovisual y Patrimonio Cultural) de la Universidad de Burgos y la Unidad de Cultura de la Diputación Provincial de Burgos. En ella se pueden ver 21 paneles con los dólmenes, túmulos y menhires más relevantes que hay de norte a sur de la provincia, así como un audiovisual con información que complementa el contenido de la muestra. Esta exposición tiene carácter itinerante y próximamente podrá verse en otras localidades.