La delincuencia cuenta con múltiples variantes para cometer delitos y muchas ocasiones no requiere la presencia física para llevar a cabo hechos delictivos. Cada vez es más frecuente que los delincuentes usen las nuevas tecnologías o se sirven de algo tan cotidiano como una llamada telefónica, mediante la que pueden llegar a estafar una alta cantidad de dinero.
La semana pasada un vecino de Burgos fue víctima de la modalidad delictiva denominada del virus informático. Recibió una llamada telefónica por parte de un hombre que se identificaba como técnico de una conocida empresa informática, comunicándole que habían detectado en su ordenador ataques producidos por distintos virus que, de no solucionares, le podían crear muchos problemas.
Seguidamente ‘el técnico’ le ofrecía la solución por 50 euros y le indicaba los pasos a seguir porque, según él, necesitaba chequear el ordenador y tener su control. Para el pago, la víctima, siguiendo las instrucciones recibidas, facilitó número y clave de su tarjeta de crédito.
De esta manera y, una vez finalizó la llamada, la víctima se percató de varias transferencias en su cuenta bancaria por valor de 2.985 euros. También habían transferido 8.500 euros de otra cuenta del perjudicado, si bien esta última cantidad aún no estaba autorizada por la entidad y pudo anular la operación.
Los estafadores de este tipo de delitos cuentan con experiencia y capacidad de persuasión suficiente para conseguir que sus víctimas sigan sus instrucciones. Un ejemplo es que les facilitan datos estrictamente personales con el peligro que ello supone, por lo que la Policía Nacional advierte de que jamás se deben facilitar datos y claves bancarias a desconocidos.
Siempre se debe desconfiar de alguien que lo solicite, ya que son enteramente de carácter personal y privado y, por consiguiente, sólo los debe conocer el interesado.