La Guardia Civil del Subsector de Tráfico de Burgos investiga a dos conductores profesionales como presuntos autores de un delito de falsedad documental. Supuestamente habrían intercambiado sus respectivas tarjetas de conductor de uso del tacógrafo y las posiciones al volante, con la supuesta finalidad de obtener un beneficio al alargar fraudulentamente la jornada de conducción.
Los hechos ocurrieron hace unos días en la autovía A-1 a su paso por La Ribera, cuando con motivo de un dispositivo dirigido a la inspección de transportes por carretera, una patrulla paraba un vehículo pesado en tránsito por la provincia, que provenía de Francia y se dirigía a Andalucía, con una carga de productos congelados.
Los guardias civiles verificaron la documentación personal y del vehículo y comprobaron, a través del tacógrafo instalado en la cabeza tractora, la jornada al volante de los dos conductores habilitados, al objeto de acreditar que se habían cumplido los tiempos de conducción y descanso, entre otras particularidades más, como son la lectura de distancias y velocidades.
Los agentes requirieron al conductor el ticket impreso de su jornada y también que extrajera la tarjeta inserta en la posición del segundo conductor para descargar con medios oficiales el historial de éste.
Sorpresivamente, en esta segunda ubicación, se hallaba introducida la identificación de la persona que se hallaba en ese momento al volante y a la inversa, en la correspondiente al primer conductor figuraba la tarjeta de la acompañante, que en ese instante ocupaba la posición de copiloto, todo ello con la supuesta intención de falsear los datos arrojados durante la conducción, lo que le proporciona, por ejemplo, poder prolongar los periodos de conducción en las jornadas de trabajo.
Conductor y acompañante, que han resultado investigados, intercambiaron sus respectivas tarjetas habilitantes y las posiciones al volante, por lo que se han instruido diligencias que han sido entregadas en el Juzgado de Instrucción Nº 1 de Aranda de Duero.
Estas acciones constituyen un serio peligro por afectar directamente a la seguridad vial, a la propia del conductor y a la del resto de usuarios de la vía por el riesgo de sufrir un accidente, por distracción, cansancio o somnolencia.
Además, dichas argucias atentan de forma directa contra la filosofía de la implantación del aparato de control tacógrafo, en cuanto a la seguridad vial, mejora de las condiciones de trabajo de los conductores y las reglas de una libre competencia en el transporte se refiere.