Huir de una guerra y empezar de nuevo
La ucraniana Natalia Karandiuk abandonó Ucrania tras el estallido del conflicto y viajó hasta España, donde trabaja como oftalmóloga en Miranda de Ebro
22 mayo, 2022 11:10El estallido de la guerra en Ucrania obligó a Natalia Karandiuk a dejar atrás su vida y empezar una nueva etapa en Miranda de Ebro (Burgos). Allí reside desde marzo y en abril consiguió volver a ejercer como oftalmóloga en el Hospital Santiago Apóstol, donde tiene un contrato por tres meses. Es la única profesional sanitaria desplazada desde Ucrania dentro del servicio público de Salud de Castilla y León
Antes del inicio de la invasión rusa, Natalia recibió un mensaje de un amigo suyo que vive en España donde le advertía sobre la situación que se preveía en su país, y le pedía salir de allí y acogerla en su casa. “No era consciente en ese momento de la situación, no creía que pudiera empezar la guerra”, recuerda. El 24 de febrero de 2022, el presidente de Rusia ordenó el inicio de una “operación militar especial” en Ucrania que continúa hasta el día de hoy. Cuando los ataques comenzaron “ya era demasiado tarde” para poder salir de allí, recuerda Karandiuk.
En aquel momento, residía en Bucha, aunque la clínica donde trabajaba se encontraba en Kiev, la capital. El inicio de la ofensiva obligó a los ciudadanos ucranianos a recluirse en sus casas, Natalia y su familia entre ellos, y esperar hasta que se empezaron a organizar corredores humanitarios, para poder abandonar el país. “Tras salir de Bucha pude viajar a Polonia y desde ahí a España. Tuve un viaje bastante largo”, recuerda con pena, dado que sus padres se negaron a salir del país y se quedaron desplazados en Ucrania.
No fue hasta mediados de marzo que finalmente logró llegar a España, país que eligió porque ya había estado previamente en 2015, cuando estudió un Master de Retina en Valladolid. Elegir Miranda de Ebro como destino fue una decisión fácil de tomar, dado que unos amigos residían aquí, y es con quienes se hospeda actualmente. Sin embargo, Natalia sabía que quería seguir ejerciendo su profesión, así que al poco de llegar decidió buscar trabajo y gracias a unos conocidos se enteró que había una plaza por cubrir en oftalmología en el Hospital mirandés.
Natalia es la única profesional médica desplazada desde Ucrania trabajando en Sacyl, según los datos que maneja la Junta de Castilla y León. “Mi adaptación está siendo buena, aunque me cuesta la parte administrativa del trabajo”, señala, dado que según explica, en Ucrania funcionaba de otra manera.
Por otro lado, el idioma no está suponiendo un problema, dado que empezó a estudiar español hace unos diez años gracias a los libros y la televisión, y sin recurrir a ningún profesor. Su estancia en Valladolid le permitió mejorarlo, aunque señala que tras volver a Ucrania dejó de practicarlo, y ahora le cuesta “bastante” hablarlo. Con todo, se desenvuelve muy bien, especialmente con sus pacientes, con los que no tiene problemas para comunicarse, aunque afirma que tiene un acento “muy marcado”.
Su experiencia previa en España le llevó a elegir este país como destino, aunque afirma que otros profesionales sanitarios de Ucrania y compañeros suyos decidieron viajar a destinos como Alemania, Polonia o Estados Unidos, donde algunos han encontrado trabajo o están en su búsqueda.
Trabajo
“Es muy importante para los ucranianos desplazados encontrar trabajos y adaptarse al país donde están. Muchos de ellos han perdido sus casas, el trabajo o incluso a algún familiar en Ucrania. Yo agradezco muchísimo esta oportunidad para trabajar aquí”, valoró, y considera que estaría “muy bien” que desde los gobiernos se diese la oportunidad a profesionales ucranianos de venir a trabajar. “En España hay muchas plazas libres de personal sanitario”, apunta.
Por su parte, la Junta de Castilla y León afirma que si llegan más médicos ucranianos a la Comunidad serán “bienvenidos” y recuerdan que se necesitan profesionales en todas las especialidades, sobre todo en anestesiología, cardiología, traumatología y radiodiagnóstico, así como en medicina familiar, comunitaria y en enfermería.
La oftalmóloga asegura que es muy difícil de explicar lo que ha supuesto para ella dejar atrás su país y empezar de nuevo en otro país diferente, aunque señala que poco a poco se está acostumbrando. “Al principio tenía la sensación de estar en dos lugares a la vez y de no estar en ninguno. Ahora estoy en España trabajando pero mis pensamientos están con Ucrania”, concluye.