Excelente mañana primaveral en la ganadería de Antonio Bañuelos, en el Páramo de Masa, donde cada anualidad acoge a un montón de aficionados que se dan cita para presenciar la final del Certamen de Tentaderos “Ciudad de los Almirantes” en esta ocasión era la XIV edición.
Llegaron gentes de Burgos, La Rioja, Santander, Bilbao y de Valladolid. La sala de trofeos, donde el ganadero cuelga todos sus recuerdos desde que en 1993 decidiera pasar a ser ganadero de bravo, y con éxito, estaba repleta de aficionados, además de los espacios destinados a presenciar los tentaderos.
El XIV Certamen de Rioseco
Seis aspirantes a la gloria torera se dieron cita en la mañana sabatina tras unas semanas donde se dirimieron las semifinales. Las actuaciones se hicieron por este orden tras el consabido sorteo:
Miguel Ángel Delgadillo, un mexicano con torería que venía desde Alcázar de San Juan (31 puntos).
Pedro Ruiz de la Hermosa, de la E.T. de Guadalajara (36 puntos).
Guillermo Herrero; un vallisoletano alumno de la E.T. de Medina de Rioseco (29 puntos).
Ekaitz Moreno, de San Sebastián y perteneciente a la E.T. de Mont de Marsans (41 puntos).
Patricia Sacristán, una riojana de Cenicero y alumna de la E.T. de Palencia (37 puntos)
Y Luis Rivero, un segoviano que cursa en la E.T. de Madrid (40 puntos).
Ekaitz Moreno fue el ganador
El vasco Ekaitz fue el ganador; sorteó la mejor erala, a la que aprovechó al máximo; lo hizo con ritmo, por ambos pitones, con variedad y con torería. Tiene oficio el novillero de San Sebastián a pesar de sus 18 años. Y tiene gusto toreando. Llega al tendido.
La vaca, una tostada nacida en 2021, fue un portento de bravura y nobleza, pronta en el caballo y en las telas, y con una fijeza importante. Con el jaco de picar estuvo el varilarguero Óscar Alba. Y estuvo muy bien.
La entrega de premios
Tras el tentadero se procedió a la entrega de un capote y una muleta por parte del anfitrión y del presidente de la Federación Taurina de Valladolid, Justo Berrocal, con la presencia de algunos directivos como Chema Rueda y Mariadela Álvarez, con quienes compartimos un delicioso almuerzo, junto a unos cuñados de Chema Rueda y el inefable Sera, amigo de la Federación que se une a estos viajes.
La crónica culinaria
El equipo de la Federación, tiene por costumbre llevar su propia culinaria en cada uno de los tentaderos donde acuden. ¡Y qué culinaria! A saber: unos llevan tortillas de patata, con y sin cebolla; más cuajada y menos hecha, pero fría y de cualquier manera resulta suculenta.
Otros traen unos tappers repletos de chorizos matanceros como los de Chema Rueda, además de costillas adobadas. Otros llevan salchichón y chorizo curado, además de un queso de curación extra que supo a gloria.
No faltó la cecina, ni el jamón casero. Ni los torreznos, también del riosecano Chema. De postres hubo unas fresas y albaricoques que Sera se encargó de comprar. Y la sorpresa dulce la trajo Mariadela, la secretaria de la Federación, quien había hecho en casa unas deliciosas natillas aderezadas con canela.
En fin, qué les voy a contar sobre lo que pudimos disfrutar de esta culinaria casera y campera.
La Federación Taurina de Valladolid echa el cierre
Lástima que la Federación Taurina de Valladolid llegue a su fin en breve; su alma mater, Justo Berrocal, lo deja. Y el caso es que no hay relevo generacional.
Han sido 25 años de dar la cara en favor de la tauromaquia, de echar horas y horas, de organizar bolsines antes y ahora certámenes, de crear un anuario, de hacer unas galas taurinas reuniendo a toda la torería andante cada año. De organizar coloquios y crear y entregar sus premios taurinos. Y de crear una escuela taurina sin apenas ayudas institucionales. Todo ello llega a su fin.
Berrocal quiere dedicarle más tiempo a su familia y no hay quien recoja el guante. Así que no queda más que felicitar a Justo y a su equipo, que han sabido mantener las esencias taurinas en todas sus vertientes.
¡Ahí va la nuestra!