Llega el otoño y, con él, los planes de chaqueta. Como no, uno de los mejores, es pasear por los viñedos y bodegas para disfrutar del color ocre que ofrecen. Este es uno de los planes favoritos de los castellanos y leoneses porque, otra cosa no, pero de vendimia saben mucho.
Sin duda, uno de los lugares más emblemáticos del vino es la provincia de Burgos. En ella se pueden encontrar diversos recorridos importantísimos como pueda ser la Ruta del Vino de Arlanza y la Ruta del Vino de Ribero del Duero.
En esta provincia se concentran las tres cuartas partes de viñedos de estas denominaciones de origen. Un recorrido por la belleza de las uvas con un toque de diversión y sorpresas para todos los públicos.
Los más entendidos disfrutarán de este espacio mágico, pero también hay sitio para las familias, amigos o para un plan de pareja. Además de picnics o paseos entre viñedos, vinoterapia, bodegas subterráneas o talleres de vendimia. Lo cierto es que quienes acuden se sentirán como en una película por sus increíbles paseos en bicicleta, pueblos de postal, leyendas o museos únicos.
Por todo ello, estas son algunas de esas rutas increíbles donde el enoturismo es otra historia:
Ruta del Vino Arlanza
La tradición vitivinícola en la comarca de la Ribera del Arlanza, al oeste de la provincia de Burgos, se remonta al siglo X. Desde 1950, la zona vivió un fuerte éxodo rural lo que hizo que peligrara el legado, aunque supieron afrontar la situación. En 1955 un grupo de entusiastas consiguió volver a traer la tradición del vino del Arlanza.
La Denominación de Origen Arlanza vio la luz en 2007 y se extiende a lo largo de las provincias de Burgos y Palencia. La variedad de uva que predomina es la Tinta del País (o Tempranillo), aunque también se utilizan otras variedades, como las uvas Garnacha, Cabernet Sauvignon o Merlot.
Sin duda, una de las características principales del lugar es que la recogida de la uva es la más tardía de todas las denominaciones a nivel nacional. Por otro lado, es importante que los turistas sepan que los viñedos son capaces de soportar grandes contrastes térmicos. Y esto, no es ninguna tontería, dado que se refleja en las uvas de hollejo grueso, resistentes y cargadas de un intenso aroma y color.
Todo ello hace que el sabor del vino sea potente y perfecto para la cata tanto solos como acompañados de los sabores más típicos de la tierra como pueda ser setas, lechazo o morcilla. Y si la gastronomía y el vino son un rasgo fundamental de la zona, su fuerte personalidad, capaz de conquistar a quien la pisa, va más allá.
La Ruta del Vino Arlanza respira naturaleza en estado puro, con espacios tan singulares como el Parque Natural Sabinares del Arlanza–La Yecla, con parajes tan representativos como la rareza del desfiladero que le da nombre o los paisajes de sabinas que brotaron de estas tierras hace más de dos mil años.
Ruta del Vino Ribera del Duero
Viajando hacia el sur está la Ruta del Vino Ribera del Duero, una de las más reconocidas a nivel internacional. La memoria de este lugar viene de lejos y es que la primera referencia vinícola del lugar se remonta hace 2.500 años.
La Denominación de Origen Ribera del Duero nació en 1982 con el objetivo de poder impulsar los viñedos y la calidad de los vinos de la zona. Actualmente forman parte de ella más de 300 bodegas.
La Ruta del Vino Ribera del Duero transcurre por las provincias de Burgos, Soria, Valladolid y Segovia y es una de las más visitadas de España, pero no por eso ha perdido autenticidad, tradición, genuinidad. A su paso por la provincia de Burgos recala en Caleruega, otro de los pueblos más bonitos de España. Villa medieval datada en el siglo I. Como curiosidad empapada en vino, un maravilloso secreto: la bodega subterránea de Alfonso VIII, la más antigua de la Ribera del Duero, es el lugar en el que se guardaba, en grandes tinajas de barro, el vino preferido del rey.
Este recorrido por el mejor sabor de la provincia también cuenta con una parada en Peñaranda de Duero. Este es uno de los pueblos del vino por excelencia. Está repleto de tesoros subterráneos y, sobre su caserío típico, hay una imponente fortaleza del siglo XV merecedor de una o muchas visitas. O Moradillo de Roa, 'la aldea hobbit' con tantos habitantes como bodegas. Un pueblo que parecía destinado al ocaso y que desde 2015 ha reflorecido convirtiéndose en un referente de enoturismo a nivel internacional bajo el nombre de 'El Cotarro'. Un complejo etnográfico de 157 bodegas subterráneas y siete lagares cueva excavados bajo el manto de un cerro. Un delicioso lugar de fantasía.