El Hotel Boutique El Lagar de Isilla cuenta con un total de 21 habitaciones. Todas ellas están tematizadas y pueden ser disfrutadas en pareja o en familia para diferentes ocasiones. Cuenta con un spa en el que descubrir el circuito de la elaboración del vino, como si estuvieras dentro de una bodega, ya que, desde el establecimiento hotelero quieren que los visitantes “se sientan sumergidos en un espacio único”.
El impresionante hotel sabe de vino, y mucho. Se encuentra en la cuna de la Ribera del Duero. En la pequeña localidad de La Vid y Barrios, de unos 70 habitantes, dentro de la provincia de Burgos y formando parte de La Ribera, en el partido judicial de Aranda de Duero.
La peculiaridad del municipio en el que se encuentra ubicado el reconocido hotel pasa por el hecho de que se trata de un pueblo que, frente a los otros ribereños vecinos que cuentan con una gran historia, La Vid fue construido en los años 50 con el fin de dar cobijo a los vecinos del antiguo pueblo de Linares del Arroyo, en la provincia de Segovia, que fue inundado para construir el pantano de Linares.
“Contamos con una bodega, y con el hotel que tiene una espectacular zona de spa que se construyó en el año 2019, cuando estaba por venir la pandemia del coronavirus. Nuestro objetivo pasa por seguir atendiendo a todo el mundo que llegue hasta nuestra casa y que la gente siga disfrutando del medio rural. Eso es lo que hemos querido hacer en nuestras instalaciones, lograr que la gente venga y disfrute”, asegura en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Pilar Zapatero Pinto, gerente del Hotel Lagar de Isilla que se ubica en La Vid, y uno de los miembros de la familia que apostó por sacar adelante este proyecto ambicioso.
La Vid, un pueblo que nació en los años 50, durante el franquismo
“El pueblo de La Vid no existía. Fue construido en los años 50 con el fin de alojar a los vecinos del antiguo pueblo de Linares del Arroyo, en Segovia, que fue inundado para construir el actual pantano de Linares. El Instituto Nacional de Colonización le dio la denominación de colonia de Linares de La Vid, en recuerdo al pueblo segoviano sumergido. En consecuencia, su población fue trasladada al municipio de La Vid”, asegura nuestra entrevistada.
Los de Linares no terminaron abandonar el pueblo originario hasta que, de forma literal, la cota del pantano les acabó impidiendo regresar a sus casas. Se establecieron turnos de traslados de un total de 20 familias con sus ganados. Solo les separaban 20 kilómetros. Nada tenía que ver uno en la provincia de Segovia y el otro en la de Burgos. Sin embargo, en tiempos de la Dictadura Franquista, los linarenses cambiaron el hecho de ser segovianos por burgaleses, por gracia del Caudillo.
La llega no fue sencilla, ni mucho menos. En el año 1952 se terminaron de pavimentar las calles y de construir el corazón de La Vid, con su Plaza Mayor. Los objetivos del franquismo, en este caso concreto, no llegaron a cumplirse. Se produjo una emigración, en esta ocasión a las ciudades lo que redujo el número de habitantes.
“En la actualidad, La Vid es un pueblo muy dinámico y está muy bien cuidado. Ha recibido varios premios que ensalzan el embellecimiento y el mantenimiento del patrimonio. En el lugar destaca el fantástico Monasterio de Santa María de La Vid, del siglo XI. La actividad diaria más dinámica gira alrededor de nuestro complejo enoturístico del Grupo Lagar de Isilla”, asegura Pilar Zapatero Pinto.
La historia del hotel
El Hotel Restaurante y Spa Lagar de Isilla tiene su sede en el pueblo cuyo pasado ya hemos repasado y fue una antigua posada que, a día de hoy, ofrece a sus huéspedes unos espacios que son sumamente refinados que mantienen, aún hoy en día, los aromas del pasado. Todo gracias a los elementos rústicos que se conservan tras la reforma.
“Con el paso del tiempo y con la despoblación, el pueblo se va despoblando. La Casona estuvo en desuso durante más de 20 años, abandonada, hasta que, en el año 1998, nuestra familia, la dueña de la Bodega El Lagar de Isilla, decidió comprarla”, asegura Pilar Zapatero Pinto, la gerente del espectacular hotel que podemos contemplar y disfrutar en la actualidad.
Jose, el propietario de la bodega no duda en asegurar que las obras comenzaron hace ya más de 20 años y que aún siguen inmersos en las mismas porque poco a poco han ido ampliando el complejo, uno de los de referencia en el Castilla y León.
“También contamos con una bodega que se fue ampliando poco a poco hasta que en el año 2002 se llevó a cabo la primera cosecha que se elabora en la nueva bodega, ya que Jose comenzó mucho antes a elaborar en la subterránea, del siglo XV, con la que cuenta en el Restaurante El Lagar de Isilla, ubicado en Aranda de Duero”, añade nuestra entrevistada.
El hotel abre en el año 2012, con dos habitaciones. Después se ha ido creando la zona de restaurante y la tienda. “En la actualidad contamos con un total de 21 habitaciones, la zona de terraza cubierta y el spa construido en plena pandemia de coronavirus en el año 2019. Damos servicio de desayuno, comidas y cenas todos los días del año. Las habitaciones son temáticas y el mundo del vino está muy presente”, añade Pilar Zapatero Pinto, hablando de la historia del lugar.
Un lugar único y con encanto
Este hotel cuenta con un restaurante que ofrece, los 365 días del año, desayuno mediterráneo y platos castellanos con el cordero lechal al horno de leña como plato estrella. Tiene amplios salones, uno de ellos con bóveda acristalada. También ofrece visitas a una bodega que es propiedad del hotel donde se organizan diferentes catas y degustaciones. También se pueden comprar productos de alta calidad.
Dispone de personal disponible las 24 horas del día, con conexión wifi, y también televisión con modernos canales digitales. Se encuentra a 18 kilómetros de Aranda de Duero y las 21 habitaciones de este hotel boutique pasan por ser espacios elegantes y decorados de manera diferente para dotar a cada una de ellas de una personalidad propia para cada instancia.
“Vinimos aquí queriendo dar trabajo a los habitantes de La Vid. Instalaciones donde puedan disfrutar también estos vecinos. Vienen a charlar, a tomar su café y sus vinos. La gente que nos visita destaca la tranquilidad del lugar. Eso es lo que queremos transmitir”, añade nuestra protagonista.
El objetivo de los dueños del hotel y todo el personal que trabaja en el mismo, pasa por seguir atendiendo “lo mejor posible” a todos los curiosos que se acerquen hasta el lujoso y único lugar y “dar vida el mundo rural”, finaliza Pilar Zapatero Pinto, la gerente del hotel.