Gamonal amanecía sobresaltado el pasado fin de semana. La Guardia Civil desmantelaba entonces un enorme laboratorio de explosivos clandestino en la calle San Juan Ortega del barrio burgalés. Con motivo de ello, un hombre de 31 años fue detenido, quien ha entrado en prisión provisional, comunicada y sin fianza por decisión del Juzgado.
Hasta ahora, los datos al respecto eran pocos, pero este martes, el delegado del Gobierno en Castilla y León, Nicanor Sen, el teniente coronel de la Comandancia de la Guardia Civil de Burgos, Alfonso Martín, y el capitán Ángel Hernández han comparecido ante los medios de comunicación para dar todos los detalles de la operación, cómo se fraguó, qué se ha incautado y que tipo de persona es el arrestado.
"Fanático o amante de los explosivos"
Lo primero que se ha destacado es que los investigadores, a falta de analizar el material informático decomisado, han trabajado con la convicción de que el detenido no quería causar daños contra las personas y los bienes. "No era un terrorista", han señalado los mandatarios de la Benemérita.
Así, lo que se cree es que es un "amante o fanático de los explosivos". Precisamente, el hombre de 31 años trabajó hace tiempo para empresas pirotécnicas, lo que le había dotado de conocimiento para poder fabricar los artefactos. Los investigadores han celebrado el haberse adelantado a los acontecimientos, antes de que pudiera ser captado por cualquier organización criminal o se produjese una desgracia al tener almacenados los productos sin ningún tipo de seguridad.
Más de 60 kilos de explosivos y 25 de droga
Tras la detención del hombre cuando se dirigía a Madrid en la madrugada del viernes, donde además le encontraron seis kilogramos de speed ocultos en su vehículo, se procedió, tras autorización judicial, a la entrada y registro de dos domicilios y el laboratorio donde almacenaba y producía todos los artefactos, ubicado en la calle anteriormente mencionada del barrio de Gamonal.
Durante la explotación de la Operación Marco Polo, el material incautado llama especialmente la atención. En total, se han decomisado hasta 60 kilogramos de precursores de explosivos. Una cifra que habla del manejo y peligrosidad del alijo que tenía en esta lonja garaje el arrestado.
Se han detectado 200 tipos de productos químicos, algunos de ellos utilizados por ETA, medio kilo de mezclas explosivas ya listas para explosionar, material de laboratorio y 500 petardos y bengalas. Además de todo ello, se han localizado 25 kilos de speed, convirtiéndose esta en una de las mayores aprehensiones de esta sustancia estupefaciente en Castilla y León, y otro medio kilo de otros tipos de drogas.
Los investigadores han asegurado que muchas de las sustancias que tenía en su posesión el detenido "no es fácil de conseguirlas" y han destacado la complejidad de la operación, tanto en su fase de investigación como en su explotación.
Todo comenzó cuando recibieron la información de que una persona de Burgos pudiera estar buscando precursores de explosivos para fabricarlos y venderlos al pormenor. Detectaron que había tratado de comprar algunos de estos en varias empresas españolas, pero no lo logró por su peligrosidad, ya que está prohibida su venta a particulares según el reglamento de la Unión Europea y la ley española.
Esto le llevó a recurrir al mercado ilícito, donde logró gran parte de estos precursores. También observaron que había adquirido en Valencia distintos materiales de laboratorio. Otra de las pistas que les llevó a este hombre es que en una vigilancia se percataron de que tenía las manos vendadas, descubriendo que fue tratado en el Hospital Universitario de Burgos porque le había estallado algún tipo de artefacto.
Para el desarrollo de la operación, tuvieron que contar con un amplio dispositivo, siendo especialmente relevante la actuación de los TEDAX por la peligrosidad de que algunas mezclas explosivas ya preparadas pudieran estallar por una mala manipulación.
En el laboratorio encontraron también una presa hidráulica, de gran peso y volumen, con la que podría prensar y moldear las mezclas explosivas ya fabricadas. De esta forma lograba el granulado correcto y la forma necesaria para el recipiente contenedor donde las introducía finalmente.
Un hecho que les ratificaba a los investigadores que el producto estaba dirigido a la venta clandestina en el mercado negro, de la que se lucraba.