Letras que se encadenan durante el confinamiento
'Los pájaros no beben vino' es una obra escrita durante la cuarentena por quince autores anónimos de diferentes profesiones y de forma encadenada, de manera que cada persona continuaba la historia que le llegaba del anterior autor, sin saber de quién se trataba, sin tener pautas de cómo debía continuar la obra y sin saber quién iba a ser el siguiente participante.
La idea surgió basada en la cantidad de tiempo libre que la gente -la mayoría en teletrabajo o en situación de Erte- tenía durante el confinamiento, explica la periodista Thais Lozano, autora de la idea.
Leticia Fernández, Raúl Fernández, Alba Mañanes, Vanessa Silva, Sandra Santos, Juan Pedro González, María Teresa Lescún, Jorge Velasco, Marta Cuervo, Esther Torres, Luís Pedreira, Nerea Villafañe, Alberto Villanueva y Miriam Soto completan la lista de escritores.
"Se trata de una historia que además tiene mucho que ver con lo que estamos viviendo, escrita entre todos, que ha ido tomando forma a medida que ha ido pasando de pluma en pluma", afirma.
Ella fue la autora del primer capítulo y también la encargada de la edición y de la distribución a los siguientes escritores.
"Yo recibía cada capítulo y decidía a quién se lo reenviaba, teniendo un poco en cuenta quien es más imaginativo, quien más racional... siempre en función de lo que me parecía que la historia necesitaba en cada episodio. Lo bonito es que soy la única que conoce a todos los participantes y la única que sabía quién había escrito qué. Los demás se portaron muy bien, respetaron las normas y escribieron en unas pocas horas y manteniendo su anonimato", explica.
La obra cuenta la historia de Julia, una doctora que por la pérdida de una paciente sufre un shock en plena pandemia. Los demás personajes van surgiendo a medida que se escriben nuevos capítulos, son creados por unos autores y los siguientes inventan sus rasgos o su personalidad en base a lo que los anteriores dijeron de ellos. Todo el argumento está muy relacionado con la crisis sanitaria que estamos viviendo, algunos de los personajes incluso se contagian del virus.
La intención es publicar la obra en papel y poder hacerle un hueco en las librerías, para lo que los autores ya están en contacto con empresas editoriales.
El proyecto fue tomando forma a medida que los participantes, residentes en distintas provincias, se fueron sumando a la idea. Lo más llamativo es que ninguno es escritor de profesión y muchos ni siquiera habían pensado jamás en escribir.
"Hay pilotos, ingenieros aeronáuticos, informáticos, psicólogos, músicos, empleados de banca, profesores de educación infantil, actores... Lo más cercano a las letras son compañeras de carrera y de profesión, periodistas que han querido cambiar por unas horas su habitual forma de escribir, seria y contrastando hechos reales, con esta otra libertad de creación que te permite la narrativa", afirma.
Thais Lozano lamenta que muchas veces, o la mayoría, estemos tan marcados por nuestra profesión, por aquello a lo que nos dedicamos.
"Claro que escribir es más fácil para quien tiene más práctica, pero nos olvidamos de que mucha gente lee, independientemente de su profesión. Leer te abre la mente y te hace viajar. Y escribir también. Y con esto he aprendido que basta con dar la oportunidad para que mucha gente te sorprenda. A mí todos me han sorprendido, esperaba cada capítulo con ilusión e impaciencia y en cada uno veía un poquito de cada persona. La obra tiene quince capítulos y un epílogo que son quince huellas de cada amigo y me alegro de que con este pequeño proyecto se le haya dado una oportunidad a tanta gente que al final ha demostrado que tenía un talento escondido", concluye.