Un estudio realizado por César Sahelices Pinto de la Universidad de León (ULE), Ana María Magaz de la Universidad de Valladolid (UVA) y Marta García Tascón de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, ha analizado los resultados de una encuesta respondida por 1046 participantes de ambos géneros de diversos lugares de España, realizada con el objetivo de conocer en qué medida el confinamiento de toda la población por la declaración el 14 de marzo del estado de alarma provocado por el Covid-19, modificó sus hábitos en relación con la actividad física y el uso de las TIC (Tecnologías de la información y las Comunicaciones).
“Este escenario extraordinario y único, -explica César Sahelices-, provocó que cambiasen costumbres de alimentación, de descanso, de relación personal, de práctica deportiva, entre otras, además de las situaciones laborales. Y todo ello generó un escenario vital de incierto que ha afectado al estado emocional de las personas”.
Las encuestas se llevaron a cabo para conocer de qué manera afectó la situación excepcional vivida a la práctica de actividad física, al uso de las TIC y al estado de ánimo, descanso y calidad del sueño, y hay que reseñar que los datos fueron recogidos entre el 10 de abril y el 10 de mayo de 2020, coincidiendo con el período que no se podía salir a la calle a practicar actividad física.
MÁS COMIDA Y MENOR TIEMPO DEDICADO AL EJERCICIO
Una de las primeras conclusiones parece bastante obvia, y es que el confinamiento generó una modificación de ciertos hábitos. “En el domicilio pasamos más tiempo sentados, -apuntan los investigadores-, nos movemos menos por la vivienda y damos menos pasos de los recomendados como saludables”. A ello hay que añadir que la comida “está más accesible y apetece comer alimentos no del todo saludables, lo que generó una modificación de la dieta”.
Los participantes en la encuesta también reflejaron cómo se vio afectada su situación laboral con el confinamiento. Así, las personas en paro se duplicaron, y los que estaban en situación de ERTE se multiplicaron por nueve. Otro dato llamativo es que quienes trabajaban en casa pasaron de ser un 6’3% a un 52’8%.
Pese a disponer de más tiempo, en líneas generales disminuyeron las horas de entrenamiento, así como la intensidad de los ejercicios. Es significativo constatar que durante el tiempo de alarma han sido las plataformas virtuales y las redes sociales las que en algunos casos han triplicado y duplicado respectivamente su porcentaje de uso.
Destacan el incremento del uso del smartphone para realizar ejercicio en casa, por lo que los autores del trabajo indican que sería “muy importante para las organizaciones y entidades considerar la adaptación de la oferta virtual a este dispositivo y no sólo a ordenadores o tabletas”.
En cuanto a las diversas plataformas que ayudaron a los encuestados a acceder a la actividad física virtual, el principal medio utilizado fue Youtube, tanto antes como durante el confinamiento. También Instagram, Facebook y Whatsapp duplicaron el porcentaje de su uso. Por este motivo, los investigadores apuntan que disponer de un canal propio en esta plataforma puede suponer para cualquier entidad u organización deportiva “un medio de comunicación con sus clientes muy notorio”.
Finalmente hay que comentar que la investigación también se detuvo en aspectos destacados del descanso y el estado de ánimo. Es interesante constatar que pese a disponer de más tiempo para dormir, la calidad del sueño “empeoró y pasó de buena y regular a regular, mala y muy mala”.
En cuanto al estado de ánimo, los participantes declararon haber pasado de sentirse antes del confinamiento bastante alegres (57,2%) y bastante tranquilos (26,2%), a estar bastante preocupados (33,6%), poco tranquilos (28,1%) y bastante ansiosos (20.2%).
A modo de conclusión, los investigadores señalan que toda la información recogida “es sumamente útil para poder tomas decisiones, aportar soluciones a la nueva normalidad y ser copartícipes del gran esfuerzo y gran transformación que tendremos que afrontar en adelante la ciudadanía, sobre todo relacionadas con la convivencia de nuevas normas de comportamiento social”, al tiempo que confían en que su trabajo pueda ser de utilidad para “diseñar y organizar nuevas formas de actividad física por las organizaciones deportivas”.