“Todos debemos seguir trabajando intensamente para continuar con nuestra actividad académica e investigadora. Esta pandemia, esta crisis, no puede derrotarnos, no debemos comenzar sin esperanzas ni con resignación”. Estas palabras pronunciadas por el Rector de la ULE, Juan Francisco García Marín, en la apertura oficial del curso académico 2020-2021 resumen el arduo trabajo previo que equipo rectoral, decanos y directores de centros y departamentos, personal docente y de administración y servicios, han llevado a cabo en el periodo estival, para poner a punto el engranaje universitario y garantizar la salud del alumnado que esta semana iniciaba sus clases en los trece centros de la ULE.
Con esa misión y siguiendo las normativas y recomendaciones de las autoridades en materia de Sanidad y Educación, la ULE ha comenzada la actividad con una firme apuesta por la docencia presencial en todas las situaciones que la crisis sanitaria por COVID-19 lo permita y con una serie de protocolos de seguridad adaptados a cada facultad y escuela. Aulas Espejo, formación síncrona o por turnos son algunas de las alternativas que se combinarán para que la presencialidad sea la norma y no la excepción.
DOS PROTOCOLOS DE ACTUACIÓN
Para ello la ULE cuenta con dos protocolos de actuación, uno sobre adaptación de la docencia a las exigencias sanitarias y otro de vigilancia y actuación frente al COVID-19. Para materializar los contenidos de ambos documentos la institución ha invertido casi medio millón de euros en medidas de seguridad como mamparas de protección, geles hidroalcohólicos, mascarillas para el personal, alfombras desinfectantes en los accesos principales de facultades y escuelas y dispensadores de gel de pedal instalados en los centros. A este medio millón, se suman otros 400.000 euros que han servido para reforzar los equipamientos tecnológicos de la ULE de cara a la docencia adaptada, abarcando así micrófonos, cámaras, tablets, equipos tecnológicos y todo el material que requiere cada profesor para desarrollar su docencia. Una inversión que ha mejorado la conectividad y las posibilidades de seguimiento de las clases fuera del aula, a distancia o en tiempo real.
Así mismo, está pendiente una partida presupuestaria del Gobierno central, tramitada y distribuida entre las universidades de Castilla y León a través de la Consejería de Educación, destinada al supuesto de que la evolución de la pandemia requiera retornar a la docencia online y reforzar así las tres áreas más importantes: apoyo técnico de informáticos o expertos en el desarrollo de material didáctico online; ampliar la formación en el uso de las tecnologías para el profesorado y los alumnos, de forma que aumenten sus competencias a la hora de ofrecer y seguir clases a distancia; y minimizar la brecha digital entre los estudiantes, tanto en medios como en conectividad.
Mientras tanto, las clases han comenzado y cada centro ha ajustado su protocolo a las últimas actualizaciones de las medidas, que además de la mascarilla, recalcaba la obligatoriedad del metro y medio de distancia y limitaba a un 50% el aforo del aula, algo que ha obligado a renunciar en algunos casos a la presencialidad por la que apostaba la Universidad de León (ULE) y cuyo escenario se ha solventado de varias formas:
.- Las llamadas Aulas Espejo en aquellas facultades con disposición de espacio, un sistema que permite que la clase de una determinada asignatura se reparta en dos clases y los estudiantes puedan seguir al profesor de forma telemática desde el aula contigua.
.- Organización de grupos en turnos de mañana y de tarde evitando así que se supere el cupo de estudiantes y garantizando la distancia de metro y medio entre ellos.
.- Separar en grupos las clases, unos de forma presencial y otros online, turnando cada cierto número de clases.
.- Docencia de forma sincronizada y en directo gracias a las nuevas tecnologías.
.- Formación síncrona a turnos, es decir, las clases se dividen a la mitad y el alumnado va una semana a clase presencial y otra lo hace desde casa.
Paralelamente a la docencia, la ULE refuerza la vida universitaria con el protocolo de vigilancia frente al coronavirus con la implantación de equipos COVID-19 en cada facultad y escuela. Cada edificio, coordinado por su responsable, establecerá las medidas correspondientes a su áreas, contará con su unidad de vigilancia, en estrecho contacto con el comité de expertos de la ULE, y estará coordinado por cada decano y compuesto por miembros del PDI, PAS y del alumnado. Ellos serán los encargados de disparar el protocolo en casos de síntomas. En ese supuesto, la persona en cuestión será asilada en una sala especial, la Sala Covid habilitada en cada centro, se le protegerá con el material necesario y se contactará con las autoridades sanitarias. En caso de confirmarse el positivo, se pone en marcha un segundo sistema en colaboración con las autoridades sanitaria para descubrir contactos estrechos.
Con las medidas sanitarias establecidas y todas las adaptaciones solventadas, esta primera semana de actividad académica en todos los centros de la ULE, ha transcurrido con normalidad y sin incidencias registradas. Una adaptada normalidad docente que se mantendrá mientras las recomendaciones sanitarias y educativas no barajen otro escenario.
IMÁGENES DEL INICIO DEL CURSO EN LA ULE