Los responsables del Aula Paleobotánica del municipio berciano de Fabero localizaron en la antigua explotación a cielo abierto conocida como la Gran Corta los restos fosilizados de la huella de un primitivo anfibio del período Carbonífero Superior. Se trata del primer hallazgo en la zona relacionado con un vertebrado y los restos ya descansan en las instalaciones del Aula Paleobotánica, a la espera de que alguna universidad lleve a cabo un estudio pormenorizado para “dar nombre y apellido” a este misterioso animal, explica el portavoz del Aula, Joaquín Ramos.



El primero de los hallazgos fue el de una huella de cuatro dedos aparecida en una gran piedra, donde una observación más rigurosa descubrió otras marcas. En días posteriores, la búsqueda por los alrededores permitió descubrir otra serie de huellas “perfectamente marcadas” en otra piedra cercana. “No es un hallazgo habitual”, explicó Ramos, que destacó la importancia de la pieza, debido a la dificultad a la hora de hallar este tipo de icnitas, nombre técnico con el que se conocen las huellas fosilizadas de un ser vivo.



Tras el interés mostrado ya por paleontólogos de diversas universidades interesados en estudiar las piezas, los responsables del Aula esperan que esas investigaciones permitan conocer datos como el peso, el tamaño o la alimentación de este anfibio. “Queremos que se haga un estudio serio para ver a qué animal corresponde”, resumió Ramos, que apuntó que las huellas encontradas son “posiblemente las más antiguas del Bierzo” y pertenecen a “uno de los primeros colonizadores de la tierra que abandonaron el medio acuático”.



Al respecto, las primeras hipótesis apuntan a que el animal podría pertenecer al género Temnosponlydi, que significa vértebras cortadas, ya que cada hueso de la columna vertebral se divide en varias piezas. En las huellas encontradas, se distinguen las patas traseras de las delanteras, con pies de cinco dedos y manos de cuatro, una característica que puede observarse en anfibios actuales como las salamandras.



Ante la inminente restauración de las más de 500 hectáreas que a día de hoy ocupa la Gran Corta, Ramos insistió en reclamar a las autoridades que tengan en cuenta que este terreno constituye un “yacimiento importante” para el hallazgo de este tipo de fósiles y reiteró que su destrucción supondría “una gran pérdida para la ciencia”.