El Ayuntamiento de Cacabelos (León) ha decidido talar los once cipreses centenarios calcinados en un incendio producido por un rayo el 9 de mayo de 2017, a pesar de “haber dado un tiempo prudencial para ver si se recuperaban”, al tiempo que desarrollará un proyecto de saneamiento para el conjunto de cipreses vivos y replantará los ejemplares del pasillo central, mientras que el resto se poblarán de enredaderas.



El camposanto cuenta con un total de 27 cipreses mediterráneos, símbolo de la vida y de la muerte, ligados a la cultura mediterránea, de una altura de más de 20 metros, que fueron plantados hace 150 años en el cementerio que tiene sus orígenes como lugar de enterramiento entre los siglo VIII y XI, Alta Edad Media, en torno a la capilla románica de Santa María de la Edrada. La cerca y su utilización actual se construyeron hacia 1878 y en 1989 el espacio anexo, donde se excavaron los restos del yacimiento romano que exhibe el Museo Arqueológico y el Museo de León.



Actualmente, los vestigios conservados en el recinto norte corresponden a los primeros siglos de esta era y la necrópolis actual se asienta en uno de los yacimientos romanos más importantes del territorio berciano, es decir, el yacimiento arqueológico de La Edrada, excavado por primera vez en 1988 por D. Julio Vidal Encinas e Inés Díaz Álvarez y catalogado como Bien de Interés Cultural en 1994 por la Junta de Castilla y León. Los restos conservados cercados por una tapia protegen los primeros restos urbanos del territorio, una calle con alcantarillado y los restos de edificios del siglo II al IV.



Además, el espacio acoge el panteón de algunos grandes escritores hijos de Cacabelos, como el primer escritor en lengua gallega, Antonio Fernández y Morales, la poeta Manuela López García o el escritor Fermín López Costero.