El desaparecido artista vidriero Luis García Zurdo, Doctor Honoris Causa por la Universidad de León y miembro de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León (Avetcyl), entre otras merecidas distinciones, fue objeto el pasado miércoles 1 de diciembre de un acto ‘In memorian’ organizado por dicha academia, que se desarrolló en el Paraninfo Gordón Ordás del Edificio El Albéitar, y que contó con la presencia del Rector Juan Francisco García Marín.
La ceremonia dio comienzo con un minuto de silencio en memoria y honor del homenajeado, y seguidamente tomó la palabra el profesor Manuel Valdés, catedrático emérito de Historia del Arte de la ULE, que realizó una brillante exposición sobre la vida de Luis García Zurdo como artista, de cuya obra es un profundo conocedor.
Valdés recordó la manera en que García Zurdo, con una beca de Bellas Artes, se trasladó a Alemania llevado por una profunda necesidad de conocimiento, “que solo los grandes maestros alemanes podían satisfacer”.
Fue un tiempo en el que ocurrieron muchas vicisitudes y aprendizajes, hasta su regreso a España, para instalarse en la pequeña localidad de San Feliz de Torío, en donde montó su taller y de donde nunca más se apartó desde entonces.
“Los nombres de los grandes alemanes, -explicó Valdés-, maestros de la pintura y la vidriera, suenan bien al lado de su nombre, como Oberberger, del que fue alumno en la Escuela de Arte de Munich, Kandisky, Kokoscka o Manzu, maestros del impresionismo alemán, etcétera, de los que tuvo la oportunidad de aprender en su periplo por Insbruck, Salzburgo o Viena”.
Los recuerdos de su hija
A continuación, fue Graciela García Robles, hija de Zurdo y su principal discípula y heredera de su arte, la que ofreció una presentación realizada con una extensa selección de fotografías familiares y de obras de su padre, con el objetivo de mostrar a los presentes en el acto la cara humana del artista, pero también alguno de los perfiles que le distinguieron en la pintura, escultura o vidrio.
Graciela explicó el contexto en el que fue realizada cada imagen y su significado, más allá de las características innovadoras o técnicas que recogía el trabajo. Gracias a ella, los asistentes tuvieron ocasión de conocer la pasión de García Zurdo por los pequeños detalles y los pescadores de pequeños pueblos costeros, así como su amor por los animales o el estudio que precedía a la transformación de una idea en algo tangible, fuese una pintura o un vitral.
Por su parte, el presidente de la Academia de Ciencias Veterinarias, Elías Rodríguez, se ocupó de relatar las relaciones de Zurdo con el mundo de la Veterinaria, y comentó la deuda contraídas a través de su aportación artística al mundo veterinario, el centauro Quirón, las otras manifestaciones existentes en la facultad de veterinaria, su diseño de la medalla con la que se conmemoró el 150 aniversario de la Facultad o el propio Escudo de la Academia.
Después repasó algunas de las muchas virtudes personales que adornaban el personaje, como su humildad y sencillez, o su sensibilidad y generosidad. Terminó su intervención refiriéndose a su hija como la continuadora de la obra de su padre en alguna de las direcciones en las que se plasmó su trabajo.
Por último, se dio lectura a un texto muy emotivo que había sido enviado por Gonzalo Giner, escritor y veterinario amigo de Luis García Zurdo, que manifestó su agradecimiento, y confesó que el artista vidriero fue la inspiración en la que se basó para crear el protagonista de su novela ‘las ventanas del cielo’.