La tradicional subida a la sima del Pozo Grajero, en el municipio leonés de Burón, rendirá homenaje mañana a los represaliados por el franquismo, así como a los guerrilleros y enlaces que protagonizaron las primeras muestras de resistencia al régimen. Un recuerdo compartido, con intervenciones abiertas a los asistentes junto a la placa que sella la sima, será el acto central de una jornada que se completará con una comida de hermandad en la Casa del Parque de la localidad de Lario y un concierto del grupo Rojo Cancionero, a partir de las 17 horas.

Al respecto, la jornada recupera su formato tradicional tras dos años de suspensión por la crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19. El punto de encuentro se situará en la entrada de la localidad de Polvoredo y los asistentes están convocados a las 11.30 horas para iniciar el ascenso hasta la entrada del pozo. La asociación que organiza los actos confió en contar con el apoyo de organizaciones políticas, sindicales y sociales y de los colectivos que trabajan en el ámbito de la memoria histórica.

Los organizadores lamentaron “el retroceso de 80 años en valores democráticos sufrido por la Junta” con la entrada de Vox en el Ejecutivo autonómico. “La España en blanco y negro intenta regresar para imponernos de nuevo una mentalidad medieval y convertirnos en la vergüenza y el sonrojo internacional”, señalaron los responsables de la asociación. En este contexto, consideraron, “está más que justificado celebrar actos de memoria democrática y verdadera reconciliación y concordia con lo mejor de nuestro pasado, ejemplo de un mejor futuro”.

Cabe recordar que este lugar, situado a escasa distancia de la línea que separa la provincia de León del Principado de Asturias, está unido a la memoria de las 13 personas cuyos cuerpos sin vida fueron arrojados al pozo en noviembre de 1937, con el objetivo de que nadie los encontrase y de que sus nombres permanecieran en el olvido. La única víctima que logró sobrevivir, Jacinto Cueto, consiguió escapar de la gruta y dar aviso sobre la matanza.

Más de seis décadas después, en 1998, los familiares rescataron de forma casi clandestina varios de los cuerpos, un trabajo que precedió en dos años a la exhumación conocida como ‘los trece de Priaranza’, que resultó el germen para la creación de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).

Noticias relacionadas