Es un lugar donde los mayores recuerdan lo que fueron y donde los más pequeños imaginan cómo era la vida de sus abuelos. Un lugar perfecto donde se unen tradición, nostalgia y recuerdo. Es ‘Los Telares de Toño’ o lo que es lo mismo, un Museo Etnográfico situado en Argovejo, un pequeño municipio de la montaña leonesa.
En Los Telares de Toño hay más piezas de museo (500) que habitantes (55). Se trata de un lugar donde se ilustra y representa el modo de vida de la montaña Oriental de León. Así podemos saber cómo vivían nuestros mayores, su forma de trabajar pero también de entretenerse. Hay herramientas y aperos, objetos de la vida cotidiana, pasando por material de enseñanza, piezas de ajuar y juguetes. Y el ideólogo de todo esto es Toño, que conoce al dedillo cada pieza y su origen y se encarga de hacer las visitas muy amenas.
Su nombre es José Antonio Fernández, ya jubilado, y que hace cinco años cumplió su sueño de volverse al pueblo, después de toda su vida trabajando en Bilbao, y poder poner en marcha este emblemático lugar.
Zaranda, la gachapa, los cabijos, el escreño, la lámpara de carburo o la matraca son palabras que suenan a muy antiguo, pero que en este lugar se convierten en presente. Los que sí han usado estas herramientas disfrutan enormemente de la colección, mientras que para quien nunca ha usado y desconoce la mayoría de artilugios expuestos supone una oportunidad de acercarse a la forma de vida y las tradiciones de este lugar.
¿Cómo se pescaban los peces?
Pues con una garrafa, una red cónica plomeada en toda su circunferencia para que al ser lanzada con movimiento circular, se abra en el aire y descienda rápido en el agua, de manera que al tirar del cabo, se cierre atrapando a los peces, explican desde las redes sociales de Los Telares de Toño. “Es un artilugio de pesca muy práctico para pescar en ríos de montaña y tiene la ventaja de que una sola persona la puede manejar. En la foto, además, una muestra de una aguja para arreglar redes de pesca”, apunta.
Dando la 'matraca'
Por ejemplo, en Los Telares de Toño hay más de 50 matracas y carracas de diferentes formas y tamaños, algunas de ellas salidas de mercadillos y anticuarios, muchas otras talladas a mano por Toño.
Uno de los más curiosos es un molde de formas eucarísticas. La masa del pan se colocaba encima de la plancha antes de calentarla, y a continuación se apretaban las tenazas del objeto, haciendo presión por ambos lados, mientras se sujetaban las puntas con una anilla. Las planchas imprimían dos formas grandes y dos pequeñas, las de mayor tamaño destinadas a la comunión del celebrante y las de menor tamaño para los fieles. La demostración práctica se puede ver en el Museo y con Toño a los mandos.
Un museo en la calle
Y la esencia de Toño no queda solo en el museo, lo hace también en el pueblo. Cada verano prepara una exposición de objetos. Si en 2020 sus calles se llenaron de espantapájaros y en 2021 de paraguas, en esta ocasión le ha tocado de relojes. Todos hechos a mano por Toño en madera y piedra. Se han vendido más de 50 y su recaudación se ha entregado a Caritas.
El interesante Museo Etnográfico se ha convertido en un motivo más para visitar el hermoso pueblo de Argovejo Es tan fácil como buscar en este pueblo las tablillas que anuncian el Museo Etnográfico donde figura su teléfono. Él estará encantado de mostrarlo.