Si hay un producto que destaca por encima del resto de la gastronomía leonesa es la cecina, única por su sabor y aroma, por su proceso de elaboración y por su versatilidad para consumir de forma individual o combinada con otros alimentos. La cecina es un tipo de carne deshidratada parecido al jamón, aunque en este caso, es de origen vacuno o de chivo, en el caso de la tradicional cecina del municipio leonés de Vegacervera. También existe la cecina de equino o de corzo, aunque estas son menos conocidas.
¿Y qué es lo que hace tan exclusiva a la cecina de León? Además de su procedencia geográfica, su proceso de elaboración, que le da un color oscuro muy característico fruto de la parte final de su maduración, aunque existe cecina de diferentes tonalidades. Por otra parte, es única por la amplia variedad de formas como se puede preparar y consumir, pues este embutido se complementa muy bien con diferentes ingredientes que darán a nuestros platos un toque leonés muy particular.
Por ejemplo, se puede comer con un chorrito de aceite y queso de cabra rallado, a modo de entrante o de aperitivo en cualquier ocasión especial o cena familiar. Si se acompaña de una copa de vino, se disfrutará incluso más. Esta misma elaboración también se puede comer con pan tostado, aunque hay quienes prefieren consumir la cecina en ensaladas, con queso, tomate y frutos secos.
Otros, más modernos, han descubierto el 'sushi' de cecina, en el que se sustituye el alga que envuelve al arroz por un trozo de cecina; o la pizza con cecina; o las croquetas, empanadas y cachopos con esta como principal ingrediente. También hay quienes optan por el dulce y la consumen con mermelada o con frutas pasas.
Origen de la cecina
La cecina es la forma más antigua de conservar la carne de vaca, pues su origen se remonta a hace 2.000 años. Si bien siglos atrás este producto era casi selecto de las clases pudientes, el ganado vacuno era utilizado también por su leche o para las labores del campo, y era necesario encontrar procesos de curación que permitieran que las poco duraderas carnes pudieran conservarse durante más tiempo. Esto, a su vez, se veía favorecido por el frío clima de León.
El método de curación para la cecina es similar al del jamón, con la sal y el humo como protagonistas. Una vez finalizado el proceso, se convierte en uno de los pinchos favoritos de muchos fieles a los bares, aunque también se comercializa en diferentes formas, en tacos, para quienes deseen este manjar en abundancia; en lonchas, para aquellos que opten por la comodidad; o en aceite, para los que prefieren un toque mediterráneo. Se recomienda, antes de su consumo, abrir el envase unos minutos antes.
No cabe duda de que este producto milenario leonés da lugar a todo tipo de preparaciones para todos los gustos, para los más tradicionales y para las mentes más creativas. En los últimos años, su demanda ha aumentado, algo ligado a la mayor promoción que se ha hecho de este alimento. Los leoneses, por su parte, saben bien dónde encontrar la mejor cecina; y quienes llegan a la provincia de visita no esperan para encontrar un buen pincho del producto más típico de León.