El cambio climático está de actualidad, transitando hacia un mundo sostenible basado en las bajas emisiones y el respeto hacia la naturaleza, muchas son las voces reacias a este fenómeno. Irene Baños Ruiz (Zaragoza, 1989) es una de las pocas periodistas españolas especializadas en esta materia, un acercamiento con la naturaleza que le viene desde muy pequeña por su relación con los animales en León. Cursó Periodismo en la Complutense de Madrid antes de partir a Alemania donde realizó su último año de carrera y un máster que le permitió la oportunidad de iniciar su trayectoria profesional en el departamento de Medio Ambiente del medio de comunicación germano 'Deutsche Welle' en el que aún continúa. Desde Sevilla, donde reside en la actualidad, atiende en exclusiva a EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León para arrojar luz sobre un tema controvertido.
Entre las diferentes vertientes que ofrece el periodismo se ha especializado en el clima, ¿cómo nace este interés?
He tenido una infancia muy cercana a la naturaleza con mucho amor al mundo salvaje y, en especial, a los caballos a través del mundo militar. Profesionalmente no tenía un interés especial en el campo del medio ambiente. Cuando cursé el máster en Alemania estaba al lado del edificio de la ONU y me entró una especie de obsesión por hacer las prácticas ahí. Me postulé, entré como una especie de traductora de español y 'caí' en un departamento de medio ambiente. Me atrapó el tema. Posteriormente, pedí otras prácticas en la cadena alemana 'Deutsche Welle' y desde ahí no he 'soltado' al cambio climático. Es un tema que engancha mucho; depende de cómo tratemos el tema, definirá nuestra calidad de vida y nuestro futuro.
Se conciben cuatro estaciones con sus respectivos cambios, aunque en la actualidad se nos informa continuamente de que existen modificaciones, ¿qué es el cambio climático?
Se da porque aumenta la temperatura media global por las emisiones de gases del efecto invernadero causados por la actividad humana. Es un cambio climático que nunca se ha visto a lo largo de la historia por su rapidez. Por ello no hay duda de que la mano del ser humano es la causante. Al aumentar la temperatura de una manera tan abrupta se descompensan los patrones meteorológicos que hay en el planeta lo que supone un efecto cascada. Todo eso se desestabiliza y tenemos olas de frío, el derretimiento de los glaciares, el aumento del nivel del mar, el cambio de hábitat de las especies salvajes, etc. Está el calentamiento global como la causa 'madre' y el cambio climático que son todas las consecuencias que se desprenden.
Desde las instituciones y medios de comunicación se nos instiga a la sostenibilidad y a las bajas emisiones. En Castilla y León se han volado centrales térmicas con el precio de la energía por las nubes. ¿Es viable esta sostenibilidad en un escenario de inflación y crisis como el que vivimos?
Lo que no se habla es el impacto económico que tiene no tomar acciones. El problema en esta situación es que se han combinado varios factores, pero estas medidas sabíamos que se debían tomar hace mucho tiempo. Es una evidencia científica que tenemos que abandonar los combustibles fósiles, porque las consecuencias a las que nos enfrentamos cada vez van a ser más dañinas para nuestra salud y economía. No puede ser de una manera abrupta, hay que planearlo y dar salida a las personas que se ven afectadas por ello. Disociamos un medio ambiente saludable del progreso y eso no se puede hacer. Necesitamos frenar la crisis climática en la que estamos inmersos; la irrupción que va a causar en las próximas décadas el efecto dominó va a ser brutal. Nos centramos en el corto plazo y no estamos pensando en que se están destruyendo las bases de sustento de nuestra supervivencia.
Uno de los partidos políticos que se muestra contrario es Vox, ¿es el 'enemigo' a batir?
Creo que no debería haber un enemigo a batir en este campo. Me sorprende que en el siglo XXI y con la evidencia científica tan aplastante en estos temas, haya alguien que plantee que esto no sea una realidad y que es opinable. Una de las barreras mejorables es la polarización política desde todos los bandos: unos se apropian de los discursos, otros los usan para atacar al contrario y los que acabamos sufriendo como siempre somos la población. Se juega con la evidencia científica por causas políticas y me parece deleznable por cualquier de los espectros políticos lo que se está haciendo con el tema del cambio climático. En el caso de Vox se presenta muchas veces como el partido del campo, pero eso no encaja con un discurso que niegue el cambio climático. La agricultura es una de las mayores víctimas de este fenómeno, porque si ya no hay cuatro estaciones ¿Cómo planeas tus cosechas? Me encantaría que se alinearan con la evidencia científica. En otros países no está tan politizado el cambio climático.
En su libro ‘Ecoansias’ desgrana las recomendaciones para ser más sostenible, ¿qué se necesita para que se lleven a cabo?
Políticas de apoyo. A día de hoy, la mayoría de mensajes de sostenibilidad están dirigidos a cargarle el peso a la ciudadanía. Por ejemplo, el reciclaje es una de las acciones que podemos hacer que menos impacto tiene a nivel medioambiental, pero los políticos tienen ese potencial de crearnos mala conciencia y sacar el dedo acusador. Estoy en contra de ese discurso, ya que lleva a la parálisis. Si tú piensas que por separar la basura en tu casa estás haciendo un gesto súper transformador, te vas a limitar a eso o te vas a frustrar y no lo vas a volver a hacer. En cualquier de los casos no está funcionando. La palabra sostenibilidad ha perdido su sentido, ya no se sabe que significa, porque muchas empresas y gobiernos se han apropiado del término y la han vaciado de contenido. No uso la palabra; para la mayoría de la gente la significa mentira.
Para usted, ¿es rentable defender la sostenibilidad?
Me planteo cuál es la recompensa, que es lo que tienes que poner en la balanza. Para mí, es poder mirar a las generaciones futuras a los ojos y decir que hice todo lo que estuvo en mi mano -a través de la comunicación- para asegurarles un futuro mejor y más próspero. No es un momento sencillo y es frustrante, ya que te enfrentas a que cada cierto tiempo te estén tratando con diferentes adjetivos indeseables en los medios de comunicación. Vemos como la desinformación gana la batalla a pesar de la aplastante evidencia científica en la que yo me baso para informar. Sí que me compensa, porque creo que es un logro conseguir frenar o reducir los impactos de la crisis climática que estamos viviendo. Cualquier persona que luche contra viento y marea en una causa, si de verdad crees en ello merece la pena el esfuerzo. Mi vida no está en peligro, pero mucha gente que defiende sus territorios -como la amazonia- han sufrido asesinatos o la gente que defiende la minería extractiva y que son beneficios que favorecen a todo el planeta. Las cifras que se muestran de asesinatos a defensores ambientales van en aumento cada año.
Existe una caída del automóvil donde la gente no puede comprarse un coche eléctrico, el plan 'Moves' no funciona, etc. ¿Hasta dónde puede repercutir esta política medioambiental en las economías? Otros países no lo están llevando a cabo… ¿qué hay de cierto en que es para mejorar la calidad del aire?
Es absolutamente cierto que tenemos que acabar con el modelo del coche tradicional y la manera de desplazarnos que tenemos. El coche eléctrico no es la solución, es una muleta en la que apoyarse, pero si queremos sustituir la cantidad de coches de combustión por los eléctricos no es factible desde un punto de vista de recursos. Este tipo de automóviles necesitan unos recursos que son muy escasos que no producimos en el territorio nacional y con los cuales podemos generar estragos en otras partes del mundo, además de favorecer a los países más desarrollados. Lo que se comunica muy poco es que necesitamos un cambio de modelo y que el sistema permita una movilidad que nos permita no estar sentados en el coche dos horas al día. Al margen de la contaminación, estás perdiendo calidad de vida. Existe el modelo 'La ciudad en 15 minutos' de París en el que las ciudades se conformen de tal manera que tengas a ese tiempo -a pie o en bicicleta- todos los servicios necesarios para tu bienestar. Aunque suene utópico, son modelos. No necesitamos cambiar un coche por otro, sino tener un transporte público eficiente no como ocurre con los trenes en Castilla y León o Extremadura. El coche es como una prisión de la que somos totalmente dependientes.
Criticamos el coche eléctrico, pero no reparamos en la manera en la que tenemos de estructurar las ciudades y la forma en la que tenemos de trabajar, ¿Por qué no podemos implementar el teletrabajo? No nos planteamos los cambios estructurales tan necesarios que requiere esto y que es algo complejo. No va de cambiar la bolsa de plástico por la de papel o el cepillo de dientes por uno de bambú, sino que hacen falta transformaciones estructurales. Vamos hacia tiempos que no van a ser fáciles de afrontar y en los que muchas personas se conviertan en todavía más vulnerables. Criticamos que las medidas medioambientales destruyen la economía, pero los científicos están alertando sobre los problemas y posibles causas en el futuro de estas prácticas. La parte más 'complotista' dice que hay unas élites que se quieren aprovechar de todo esto a través del cambio climático, nunca mencionan a todos los poderes que hay detrás de los combustibles fósiles. Hay pruebas de que hace 40 años las petroleras estadounidenses tienen evidencia de que iban a generar el cambio climático y pagaron miles de millones de dólares para ocultar esa información.
¿Qué diferencia a una periodista de una activista climática?
Es una de las grandes coyunturas en las que nos encontramos, máxime si eres autora. Tengo dos roles como periodista y como escritora. Ahí tengo libertad absoluta de transgredir las líneas y ser todo lo 'activista' que quiera, ahí me controlo mucho para que no haya ese tipo de juicios. El periodismo ambiental, no es activismo ya que no toma partido por uno de los lados, se limita a comunicar los hechos verificados por los científicos. Si en cada artículo que publicamos tenemos que invitar a una persona que niega el cambio climático, nunca podremos avanzar en lo que es la información. Está muy clara la diferencia, el periodista no toma partido, refleja los hechos y los datos. Me parece bien que se debata sobre todo, apoyo la libertad de expresión y estoy en contra totalmente de la censura. Los médicos que con el Covid nos han dicho que teníamos que hacer, ¿los consideramos activistas? Nunca se les ha cuestionado, porque en principio nos están traduciendo lo que dice la ciencia. Sin embargo, al periodista ambiental se le acusa una y otra vez de activista cuando en realidad hace exactamente lo mismo: traducir lo que dice la ciencia. Como ponen en entredicho la forma de vivir actual o su consumo, es más fácil criticar.
Estos últimos años ha emergido la figura de Greta Thunberg, una joven con síndrome de Asperger que alerta de este problema, ¿ha sido responsable dejarle la influencia política de este asunto?
Influencia política la justa, luego los políticos hacen lo que quieren y la han utilizado para aumentar esa crítica. Ha servido de diana para las personas que critican por ser una niña con Asperger, con un aspecto pequeño y débil. Tiene muchas luces y sombras. Podemos preguntarnos cuánto ha conseguido, pero yo sí te puedo decir que consiguió un hito que fue movilizar a la juventud a nivel mundial con 'Los viernes por el futuro'. Se necesitan referentes que hagan despertar que, o bien generen odio o amor, pero que hablen de ti. Después de varias décadas en la que los 4 ó 5 científicos aburridos estaban repitiendo el mismo discurso sin que nadie los escuchara, llega esta chavala y todo el mundo empieza a hablar del cambio climático. Puso el debate sobre la mesa, en los medios de comunicación y en la calle generando las manifestaciones más grandes que ha habido en años para exigir acción climática -luego vino la pandemia y se cargó el movimiento- y esto es un logro.
Se encuentra en la promoción de su libro 'Accionistas del cambio' que ha publicado junto con Judit Alonso, ¿qué se van a encontrar los lectores?
Es un fiel reflejo de las diferentes personas a nivel nacional que están trabajando por concienciar sobre este tema. Es interesante porque hay personas muy interesantes. Por ejemplo, hablamos con Fernando Valladares que es un científico del CSIC y se ha unido a la desobediencia civil, siendo una de las personas que vertió pintura contra el Congreso en la protesta que se hizo viral. Defiende que después de mucho tiempo dando charlas y escribiendo artículos científicos, se da cuenta de que la única salida que tiene es la desobediencia civil. Lleva muchos años en esto y se está arriesgando a penas de cárcel tras muchos años alzando la voz y en donde los políticos no hacen nada. También tenemos a Juancho López de Uralde, de Equo. Es gente realmente interesante y que creen en el poder del cambio en la sociedad civil. Todos apelan a un cambio necesario ante lo que estamos inmersos.
En este libro pretenden hacer una llamada a la acción colectiva en favor de la sostenibilidad. Sin embargo, muchas personas de renombre defienden que es una táctica para futuros confinamientos, ¿estamos en la antesala de ello?
Espero que no, pero si no cambiamos la manera de actuar es posible que en algunos años nos veamos en esa situación. Ahora, de repente, ya no podemos usar la energía en países avanzados del norte de Europa. El Alemania van a pasar un invierno difícil. A cada crisis que estamos viviendo nos llegan unas medidas bastante drásticas que hace un par de días no nos podíamos esperar como la bajada de la calefacción o el aire acondicionado. Afectan siempre a los más vulnerables y se hace de una manera abrupta para gran parte de la sociedad. Ya sabemos las medidas que tenemos que tomar ¿Por qué no se empieza a tomar a partir de ahora un cambio más saludable?