El deseo del pequeño Darío era claro: conocer a los bomberos y a través de su padre Oscar, compartir su historia para concienciar sobre su enfermedad poco común. Su afición por los bomberos era innegable y por fin, se ha convertido en uno de ellos por un día. Con su uniforme de mini-bombero y una sonrisa radiante, recorrió las instalaciones del parque, subió a casi todos los camiones, hizo de rescatador, utilizó sus herramientas y hasta tuvo la oportunidad de accionar la manguera de agua, según informa el Ayuntamiento de León.
No paró de tocar y sentir curiosidad por cada camión y por cada herramienta. Quería escuchar las sirenas constantemente, buscaba llaves, interruptores, palancas, mostraba una curiosidad fuera de lo común para un niño de su edad. Se encontraba tan contento que la despedida le costó a su padre.
Darío sufre de una enfermedad ultra rara conocida como Fibrodisplasia Osificante Progresiva, una condición que afecta sus tejidos blandos y músculos, convirtiéndolos en hueso.
La familia de Darío está luchando incansablemente para aumentar la conciencia sobre la enfermedad y recaudar fondos para la investigación de esta enfermedad ultra rara. Este encuentro en el parque de bomberos de León es un paso importante en ese camino, y un ejemplo de cómo la comunidad puede unirse para apoyar a quienes necesitan nuestra ayuda.
La historia de Darío es un recordatorio de la importancia de la visibilidad de enfermedades raras y del poder de la comunidad para apoyar a quienes las padecen. El gesto de los bomberos de León al abrir sus puertas a Darío y su familia muestra cómo la empatía y la solidaridad pueden marcar la diferencia en la vida de quienes enfrentan desafíos extraordinarios.