Los vecinos del pueblo leonés de La Magdalena, perteneciente al término municipal de Soto y Amío, siguen sin dar crédito a la situación vivida con el párroco José Riesco hace cinco días en el funeral de Ángel.
El joven, de 24 años, fallecía en un accidente de tráfico cuando bajaba por un puerto hacia La Robla y otro coche invadía su carril. Vecinos y familiares unían fuerzas en su funeral para despedirlo. Pero las cosas se torcieron. Cuando había acabado la misa, uno de los familiares le dijo al párroco que iba a subir a hablar la madre y la novia, "él dijo que no, que no quería entierros protestantes y que la homilía era de él", recuerda la alcaldesa de la localidad, Ana Arias, en declaraciones a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León.
Pese a que este ya estaba avisado, se negó a dejar hablar a nadie. Aunque, la novia del joven fallecido, sí que lo hizo sin importarle lo que le decían, pero “sin subirse al púlpito ni usar el micrófono". La madre, por el contrario, se quedó sin poder dedicarle unas palabras.
"Lo normal es que les deje hablar cuando acabe todo. Me acerqué para decirle que por qué montaba este lio con todo el dolor y rabia que hay. Me dijo que allí se hacía lo que él decía y que eso de hablar lo hacían los protestantes y no los católicos", lamenta la alcaldesa que sigue sin entender nada de lo sucedido.
Lo cierto es que no es la primera vez que tiene un problema: "Ya ha habido más, pero esta vez pilló a la gente con los sentimientos a flor de piel". Unas situaciones que han provocado que "la gente ya no vaya a sus misas". Arias le define como una persona "muy prepotente y soberbia" y asegura que "no existe la caridad cristiana, apiadarse ni el amor". En definitiva, "nada de eso que se predica en la iglesia".
Ante esta situación, una amiga de Ángel ha comenzado una campaña a través de la plataforma Change.org para pedir la expulsión del párroco de La Magdalena y ya llevan casi 3.000 firmas. "Esto no va en contra del Clero. El problema es que este hombre con casi 82 años se ha quedado con un tipo de iglesia que no es la que la gente de ahora quiere", lamenta.
Del mismo modo, la alcaldesa pide un cura que "acerque a las personas, no que las aleje" y exigen que se "vaya a otros pueblos". Motivo por el cual se han concentrado esta mañana frente a la iglesia para pedir su expulsión.
Por su parte, el Obispado ha enviado un comunicado en el que trasladan su "plena confianza" al párroco y afirman que no va a haber medidas disciplinarias.
Según el testimonio de Riesco, alega que llegó para preparar las cosas y cuando iba a comenzar, "con el fin de empatizar con los familiares y amigos del difunto", dijo que se trataba de "una de las ocasiones en las que uno no querría tener que predicar".
Pese a ello, según las palabras del párroco, "varias personas se levantaron con la intención de hablar", mientras que él les indicó que "no era el momento para hacerlo" puesto que la "homilía debe hacerla el ministro ordenado según las normas litúrgicas". Además, añade que la novia del joven fallecido sí que se acercó al altar "sin que se lo impidiera en ningún momento".
Un comunicado que ha enfadado aún más a los familiares, amigos y vecinos que se encontraban allí presentes. La alcaldesa lamenta que "han mentido" y que es "su palabra contra la de las mil personas que había allí". Declaraciones que han servido de poco y por las que la alcaldesa ya ha avanzado que quiere una reunión con el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, con el fin de aclarar este asunto lo antes posible.