Una investigación que han realizado Enrique Javier Díez Gutiérrez y Lucía María Muñiz, ambos profesores de la Universidad de León, concluye que el reguetón comercial “reproduce los estereotipos más tradicionales del machismo”. Por ello, apuntan que es necesario que los espacios educativos “incorporen una mirada crítica de estos productos de la industria cultural” que “influyen poderosamente en la juventud y establecen parte de sus referencias y valores”.
Así lo han anunciado a través de un comunicado recogido por EL ESPAÑOL de Castilla y León, tras las conclusiones de un artículo que lleva el título de: ‘Educación reguetón ¿Educa el reguetón en la desigualdad?, que ha sido publicado en la revista ‘Perfiles Educativos’ de la Universidad Nacional y Autónoma de México. En el mismo se analizaron los valores y la visión sobre la igualdad que transmiten canciones de este estilo musical, “dada su influencia en edad escolar, desde la perspectiva de género”.
Para dicho estudio se ha empleado la metodología ‘Análisis Crítico del Discurso’ y también el software: ‘Maxqda’ con el fin de analizar los textos de las canciones de este estilo que tuvieron más éxito en el año 2020, que fueron cantadas y compuestas por hombres. Todo, para saber si contribuyen a potenciar la igualdad entre hombres y mujeres o refuerzan estereotipos sexistas.
Según los profesores de la ULE, autores del artículo, estas canciones “transmiten una visión del mundo con sus letras” y, también, valores e ideales que “son capaces de generar modelos e ídolos” que “por estar ligados a la emoción, calan profundamente e influyen poderosamente en comportamientos y actitudes”.
Canciones analizadas
Las canciones estudiadas se seleccionaron en función de su popularidad, considerando cuáles eran las más escuchadas en la radio por los jóvenes en España (Los 40 principales), en las apps de música (Spotify), y en las redes sociales (Youtube), en el periodo de enero a octubre de 2020. Entre los 64 temas objeto del análisis se encuentran varios de conocidos cantantes como Maluma (‘Cuatro Babys’), Daddy Yankee (‘En la cama’), Bad Bunny (‘Soy peor’), Pitbull (‘Culo’), Nicky Jam con Enrique Iglesias (‘El perdón’). Apenas hay presencia femenina (Shakira, Becky G, Natti Natasha), que además cuando aparecen en el listado lo hacen en canciones en las que comparten protagonismo con interpretes masculinos (Anuel AA, Bad Bunny y CNCO).
A través de la herramienta de análisis ‘Maxqda’ se diseñó una matriz de análisis compuesta por 16 dimensiones (por ejemplo: ‘mentirosas’, ‘control y posesión’, agresión sexual o violación’), que se agruparon en seis categorías: 1) ‘Mujer como cuerpo’, 2) ‘santas y putas’, 3) ‘fantasía sexual machista’, 4) ‘mansplaining’, 5) ‘cultura machista’ (que engloba control y posesión, desprecio como dominio y expresión de misoginia al considerar a las mujeres como malas, brujas o mentirosas, lo que llega incluso a realizar una cierta apología de la agresión sexual o violación), y 6) ‘mito de la media naranja’.
Resultados
En el apartado de resultados, los autores explican que con frecuencia en las letras de las canciones de reguetón las mujeres no tienen nombre, y se refieren a ellas como ‘cuerpo’, o se las nombra según sus características: ‘tengo una rubia que tiene grandes las tetas’, ‘la nalga bien grande, la chocha no sé porque no la he visto’, o ‘en la teta y el culo tiene 10 mil pesos’. En este sentido, el elemento más llamativo es la identificación de la mujer con su culo.
Además de referirse a las mujeres según su aspecto o sus características físicas, también se las suele clasificar en la doble condición en la que las sitúa el machismo tradicional, es decir ‘esposas’ y ‘zorras’. Así, aquellas que ‘andan sueltas’ son consideradas como putas a disposición de los hombres.
En lo referido a las fantasías sexuales presentes en las canciones, Enrique Javier Díez Gutiérrez y Lucía María Muñiz Cortizo explican que se centran en la “genitalidad masculina heterosexual, y la proyección de las fantasías sexuales masculinas que la pornografía suele difundir”, con letras tan explícitas como: ‘te lo pongo en la boca y después te lo voy a meter … yo te exploto la tráquea’, ‘desde que yo se lo metí, ya no sale de mi casa’, o lindezas como ‘es medio masoquista y le gusta por detrá’.
Aparecen también los celos, que se presentan como “expresión de control y posesión, pero cantados y vendidos como supuesto amor”. Igualmente, la misoginia, el insulto y el desprecio, que se envuelven en “el celofán de la música con ritmo trepidante”.
A modo de conclusión, el texto comenta que el reguetón “retoma lo más rancio del machismo revestido con ritmo pegajoso y contribuye a profundizar el modelo sexual de una sociedad patriarcal”, y señala que le parece preocupante que se haya convertido en uno de los grandes ‘educadores’ de las nuevas generaciones, a un nivel “que compite incluso con la escuela y la familia, los tradicionales agentes de socialización y educación”.