Fiscalía y acusación particular mantuvieron hoy sus peticiones de penas de 22 y 20 años de cárcel, respectivamente, para Jorge C.B. al que consideran autor de un delito de asesinato tras causar la muerte a Mario Fuentes, de 18 años, clavándole una navaja de 16 centímetros de hoja, tras una pelea ocurrida durante un botellón junto al pabellón de La Torre de León en mayo de 2021.
Así lo sostuvieron en la última sesión del juicio con jurado popular que juzga el caso en la Audiencia Provincial de León. Por su parte, la defensa del acusado -que tenía 21 años en aquel momento- reclamó para su representado la libre absolución o, en su caso, que se determine la existencia de un homicidio imprudente.
La fiscal remarcó en su intervención final que “muchos han contado lo mismo, que vieron a la víctima correr y al acusado perseguirle con el arma en la mano, con intención de darle muerte, como finalmente hizo. Le mató con alevosía, de manera súbita, mientras huía, sin que pudiera defenderse. Me cuesta imaginar una situación de mayor indefensión”.
“No tenía problemas graves de adicción a ninguna sustancia, llevaba una vida normal y cursaba una carrera universitaria”, añadió en referencia a los argumentos de la defensa que buscan la aplicación de eximentes o atenuantes que el Ministerio Público rechaza.
El letrado de la acusación particular remarcó que el acusado es “una persona sin ninguna patología diagnosticada, que consumía esporádicamente marihuana y cannabis, sin problemas de adicción a ninguna sustancia; cursaba una carrera universitaria”. Añadió que, en contra de lo manifestado por el acusado, la víctima no presentaba señales de haber agredido a nadie.
“Le mata y es muy consciente de lo que hace, cuando Mario estaba huyendo. Hay que hacer fuerza para poder romper la costilla de un muchacho de 18 años; hay que clavar muy fuerte. Mario no tuvo ocasión de defenderse, como lo prueba la ausencia de restos. El acusado ha mentido al decir que consumió mucho alcohol y drogas. Además de mentir, interpreta muy bien”, subrayó y recordó que había exhibido e intimidado con la navaja a otras personas en varias ocasiones el día de los hechos.
A modo de resumen apuntó que Jorge “mató a Mario de una puñalada de la que no pudo defenderse. Estaba en sus cabales. Sabía lo que hacía; no se le fue la mano y no fue una fatalidad. No colaboró en la investigación y no reparó el daño causado”.
La defensa aprovechó su último alegato para situar lo ocurrido en un contexto de consumo de droga y alcohol. “Una persona le agredió y sacó la navaja. Y es en otro momento cuando otros golpes le hacen caer al suelo. Después, con la navaja abierta hace esos trazos y uno impacta en el cuerpo de Mario” dijo sobre lo vivido por su representado.
El abogado rechazó la consideración de asesinato de las acusaciones, tildó de “inaceptable” que se hable de alevosía. “Si hubiera deseado matarle, le podía haber degollado como a un cordero o clavar en el corazón”, apuntó.
También sugirió que la atención sanitaria recibida o los protocolos aplicados en el Complejo Asistencial de León pudieron no ser lo más adecuados. “En ese silencio malvado se pretende hacer creer que la herida de Mario era mortal de necesidad”, afirmó y añadió que la víctima “entró vivo, estable, con una lesión grave y a partir de ahí empezó la duda y la oscuridad”.
Última palabra
El acusado hizo uso de su derecho a pronunciar la última palabra antes de la conclusión de la vista para señalar que “todavía le cuesta creer que haya pasado lo que ha pasado”. “No me imagino que haya podido pasar esto. En ningún momento he tenido la intención de acabar con la vida de esta persona y muestro el máximo respeto a su memoria y a su familia, He intentado hacer lo correcto en todo momento. Lo que está en mi mano. Miro hacia abajo porque me avergüenzo de mi actuación; de cada uno de mis actos. Mi conducta ha sido deleznable. No tengo valor todavía para mirar a la familia y pedirle perdón a la cara. Lo siento muchísimo. Sé que tengo una deuda eterna con ellos”, añadió.