Iglesias, monasterios, castillos y un sinfín de Patrimonio es lo que nos podemos encontrar por los rincones de Castilla y León. Es una de las regiones con más joyas arquitectónicas del país y no es para menos porque en cada una de sus provincias hay tesoros que se han convertido en un punto de atracción turística cada año.
Viajar por sus provincias no es sólo impregnarse de la belleza o de sus tradiciones, sino que también es conocer su parte de la historia y los monumentos que aún perduran. Si nos dirigimos a la capital leonesa, uno de los sitios más interesantes a los que todo el mundo se debe acerca es la iglesia de San Salvador de Palat del Rey, la más antigua de la ciudad.
Según las informaciones que han ido transcurriendo con el paso del tiempo, esta fue construida en el siglo X por Ramiro II 'El Grande' con el objetivo de levantar un monasterio para que viviera allí su hija Elvira, quien ingresó como monja abadesa.
Realmente, era la iglesia de un monasterio que acogería a mujeres de la familia real. La profesión de fe de Elvira ocurrió antes del 24 de septiembre del 946, fecha en la que está datado un documento que fue firmado por ella y su padre. Por tanto, esto quiere decir que la fecha de construcción de esta iglesia es entre el 939 y 946, aproximadamente.
Junto al monasterio también hubo un cementerio en el que fueron enterrados los reyes Ramiro II, Ordoño III, Sancho I y Ordoño IV. Y esto se debe a que la tradición entre los reyes asturianos obligaba a hacerse enterrar en el monasterio de su protección. Unos restos que, posteriormente, fueron trasladados al Panteón Real de San Isidro.
Lo cierto es que el conjunto fue arrasado en gran parte por Almanzor en el 986, lo que obligó a trasladar a las mujeres al que se conoce como monasterio de San Isidoro de León.
A consecuencia de ello, quedó en muy mal estado y tuvo que ser restaurada durante la Edad Media y años más tarde. Sin embargo, aún se conserva algún resto prerrománico. Este templo fue abandonado y continuó con la función de iglesia hasta nuestros días, adscrita a la parroquia de San Martín.
Según algunos estudios, este monasterio contenía el primitivo panteón real de León. El edificio original era de arquitectura visigótico- mozárabe y contaba con una planta de cruz griega de 14 por 12 metros de la que se conserva un crucero con arcos semicirculares y bóveda gallonada.
El edificio actual, de tres naves, arropa en la parte central la bóveda y otras partes de la cabecera. Destaca también el retablo renacentista del estilo de Guillermo Doncel y una ventana trífora gótica. Este cuenta con unas dimensiones pequeñas adaptadas al tamaño de la iglesia; concretamente, de 5,19 metros de ancho y 8,30 de alto. El soporte es de madera policromada y está compuesto por escultura y pintura sobre tablas. Sus autores son Guillén Doncel y Juan de Angés, renacentistas de la escuela de Juan de Juni.
Lo cierto es que en 1910 las autoridades municipales decidieron remodelarlo. Sin embargo, un estudio previo que se había llevado a cabo por el arquitecto Juan Cisóstomo Torbado descubrió los restos, planta yacimientos de la iglesia prerrománica primitiva. Tras ello, el profesor Gómez Moreno y las autoridades decidieron conservarlo, y el 13 de noviembre de 1931 fue declarado Monumento Histórico Artístico.
Después de llevar casi un siglo abandonada, en 2006, la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, en colaboración con el Obispado de León, decidieron llevar a cabo una última restauración.
Una iglesia que se ha convertido en el objeto de visita de muchos turistas y albergaba exposiciones en su interior para que todos se pudieran acercar, conocer sus detalles y observar un templo que significó tanto en el siglo X.