Tres personas -de León, Almería y Roquetas de Mar- han sido detenidas, uno de ellos un Policía, por la muerte del médico Rafael Piorno. La operación comenzó el pasado 25 de agosto cuando encontraron el cuerpo sin vida del doctor que estaba encharcado en sangre y maniatado tras haber recibido tres puñaladas mortales.
Un suceso que se produjo en la localidad almeriense de Aguadulce. Las primeras pesquisas apuntaban a que la víctima podría tener algún vínculo con los responsables. Con la información recabada, determinaron que el fallecimiento se había producido el 23 de agosto.
Tras la investigación que se ha realizado, se pudo constatar que uno de los detenidos conocía de manera directa al fallecido. Lo que le llevó a conocer perfectamente sus rutinas y horarios.
Esta información fue esencial para planear su acción contra la víctima, con las consecuencias finales del hecho. Otro de los detenidos se había desplazado desde León expresamente para actuar en la vivienda.
Ambos eran conocedores de las medidas de seguridad que debían adoptar para no ser localizados. Mediante diversas coartadas, se acercaron a la víctima con la intención de ganarse su confianza.
Los dos presuntos autores trataron de borrar cualquier rastro del lugar que los vinculase con el fallecido. Por otro lado, se han practicado registros domiciliarios en León y Aguadulce.
Así como la entrada a un local de la ciudad de Almería arrendado por uno de los detenidos, donde han encontrado diferentes efectos relacionados con los hechos.
Las diligencias judiciales están siendo practicadas por el Juzgado de Instrucción Número Uno de Roquetas de Mar. Dos de los detenidos ya han ingresado en prisión y el tercero está siendo investigado.
El doctor Piorno
Rafael Piorno tenía 76 años cuando fue asesinado y su muerte provocó un gran revuelo mediático. Nadie comprendía qué había podido ocurrir.
Al parecer, el pediatra cubano, que pertenecía al Partido Popular, había puesto su casa en venta y ese fin de semana había quedado, supuestamente, con unos posibles compradores. Una trampa que terminó con un violento asesinato en su propio domicilio.
Fue un vecino quien dio la voz de alarma ya que llevaba varios días sin noticias del doctor. Se acercó al domicilio y encontró rastros de sangre, lo que hizo levantar aún más las sospechas.
Aunque ya estaba jubilado, seguía pasando consulta en su domicilio. Por ahora, hay muchas hipótesis sobre su muerte y la Benemérita trabaja para esclarecer lo sucedido.