Imagen de la Confitería Conrado, en La Bañeza, y el propietario, Sergio González, con uno de sus roscones y el premio de 10.000 euros

Imagen de la Confitería Conrado, en La Bañeza, y el propietario, Sergio González, con uno de sus roscones y el premio de 10.000 euros Fotos cedidas

León

La pastelería centenaria de un pueblo leonés que arrasa en Navidad: reparte 10.000 euros en uno de sus roscones

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El fracaso para algunos, es el éxito de otros. A la hora de hincar un diente en el roscón siempre está el 'miedo' a toparnos con el haba. Esa piedrecita, considerada el diablo por muchos, que tantas carcajadas provoca a una parte y disgusto a la otra. También las figuritas, que aunque simpáticas en apariencia, precisamente blandas no son.

Los roscones son el postre por antonomasia en estas fechas. Arraigados en nuestra cultura, van mucho más allá de lo meramente gastronómico, siendo un emblema que marca nuestra identidad. Acostumbrados a las habas y figuritas, hay algunos que han optado por innovar y convertir el premio en algo más.

Uno de ellos es una pastelería con muchísima historia, desde 1856, se dice pronto, que se ubica en un pueblo de la provincia de León. Hace más de tres lustros, durante una cena de Navidad, decidieron incluir en uno de sus roscones un premio en metálico de 500 euros. Hoy, fruto de éxito, el galardón alcanza los 10.000 euros.

Hablamos de la Confitería Conrado, ubicada en La Bañeza. Un lugar que ya se ha convertido en todo un lugar de "peregrinación" en estas fechas, según reconocía Sergio González, su propietario, en una entrevista pasada con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.

Lo que comenzó como una idea para intentar reflotar las ventas de los roscones, con un premio menor, comparado con el actual, hoy se ha convertido ya en uno de los roscones más deseados por todos los españoles. Además, la digitalización del negocio ha permitido expandirlos a todas las partes del mundo.

Pero la historia de esta confitería va mucho más allá de 2008, cuando nació la idea del premio. En el siglo XIX, Hermógenes Blanco creó el negocio en la comarca de La Valduerna. Fue su hijo, Conrado, quien cogió después las riendas del establecimiento. Él fue el encargado de dar trabajo al abuelo de Sergio González, actual propietario.

Una fuerte relación del abuelo de los González con los Blanco acabó con un traspaso del negocio a los primeros. Y así fue como ha ido pasando de generación en generación hasta Sergio, quien ha seguido los pasos de su padre y abuelo.

Desde hace más de 150 años, los dulces han sido la identidad de la Confitería Conrado, que desde 2008 vive su época de oro gracias a la idea del roscón. Todo empezó en 500 euros y su éxito le llevó a ampliar la cuantía hasta los 900 al año siguiente.

Poco a poco, el premio iba creciendo en cantidad y el agraciado siempre se encontraba un cheque que se depositaba en el interior de uno de los roscones. Solo uno, por supuesto. De ahí la gracia. Este desarrollo también provocaba que el groso de las ventas se concentrasen al final de la temporada navideña.

Una falsa creencia hacía pensar que, para no disminuir las ventas, el cheque siempre se introduciría al final de la Navidad. Esto llevó al confitero a cambiar el sistema y desde hace dos años, tal y como contó en este periódico, ahora cualquier roscón puede ser premiado.

Cada uno lleva asociado un número y de entre todos se realiza un sorteo ante notario una vez pasa la Navidad. El cliente con el número ganador es el que se lleva los 10.000 euros. De esta manera, logran que la gente se anime a consumir el colchón en un abanico de fechas más amplio y no concentren todo al final de la campaña.

Productos de la tierra

Eso sí, el suculento premio no es el único aliciente de este roscón. Y es que su apuesta por la calidad y lo artesano también le convierten en uno de los favoritos de los amantes de lo dulce. Un roscón que engloba el potencial gastronómico de la provincia de León.

Materia prima de proximidad como la leche, el azúcar o la harina, venidos directamente desde la provincia y que hacen del roscón algo único, lejos de los comerciales que se pueden encontrar en los lineales de los supermercados. Este es uno, que no único, de sus valores añadidos.

La digitalización de la confitería en 2012 también les ha permitido extender sus miras. Fue hace 12 años cuando crearon la plataforma de venta online, dando la oportunidad de que los roscones también lleguen a cualquier rincón de España, pero también de Europa.