El barrio palentino de la Catedral, en concreto la confluencia entre la calle Mayor Antigua y el Santo San Pedro, no podía imaginar hace dos meses que muchos de sus vecinos, sin conocerse personalmente, iban a empezar una relación gracias a la música.
Porque ha sido la música la que ha hecho que muchos habitantes de esta zona hayan llevado a cabo numerosas actividades durante el confinamiento por la COVID-19 que asola el país, y por ende la capital, desde el pasado mes de marzo cuando el Gobierno decretó el estado de alarma.
Todo comenzó cuando Alberto Moro empezó a amenizar con música el barrio tras el aplauso de las 20.00 horas a los sanitarios. Y continúa, porque a buen seguro que esta iniciativa que nació "para sacar lo mejor de todos" y cuenta también con las ideas de Martín Rodríguez, su vecino, " y su equipo de expertos" para salir de esta situación, no caerá en saco roto.
De los primeros bailes han llegado a realizar multitud de actividades en las que han contado con la colaboración de entidades o tiendas de la zona. Desde el 14 de marzo se han sucedido vermuts, tertulias, concursos de tapas, disfraces, cuentos, un bingo en el que participaron 50 familias, verbenas infantiles, felicitaciones personalizadas de cumpleaños y decoración en los balcones.
Y todo ello sin conocerse, sin juntarse nunca, de hecho, según ha apuntado Moro no se han visto todavía y solo han oído sus voces. "Esto es lo bonito, la capacidad del ser humano de sociabilidad desde un balcón, sin tecnología, sin móviles, sin redes sociales... Solo con el poder de un aplauso, de brillantes ideas y de la música" ha subrayado.
La última idea ha sido realizar un mural con las huellas de varios vecinos. Huellas que representan "la fuerza, la unión y lo importante que es ayudarse" y como dice Yani, otra vecina, lo pondrán en el balcón "para recordárselo a quienes no lo saben o ya se les ha olvidado".
21 familias, Laura, Bea, Raúl, Nines, Alberto, Patri, Adrián, Lucía, Irene, Boris, Yani, Xuan, Carmen, Teresa, Lydia, Adriana, Ainhoa, Saray, Carlota, Merche, Juanma, Esther, Fernando, Elena, Carlos, Martin, Martina, Patricia y Sidi, unidas para hacer "algo extraordinario desde un balcón" ha insistido Moro.
Todo para pasar una cuarentena "dura" y más para los que tienen niños en casa. "Hemos intentado hacérselo ameno, inventando juegos, teniendo más paciencia, siendo profesores, siendo sus amigos pequeños, saltando en la cama si ha hecho falta, haciendo videollamadas constantes con familia y amigos...".
Algo que para ellos ha sido raro porque no entendían por qué no se podía salir, ni "lo peligroso que es el virus" para ellos y para su entorno. "Algunos han aprendido incluso a andar en casa, pero nos han dado una gran lección a los adultos de valentía, y saber estar sin apenas quejarse por no poder salir" ha finalizado Alberto Moro.