El vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, ha afirmado este miércoles en Palencia tener "pocas esperanzas" de que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León de luz verde al toque de queda en la Comunidad, como sí ha sucedido en la Comunidad Valenciana.
A la espera del informe de los servicios jurídicos de la administración regional, Igea ha destacado lo difícil que es explicar a los ciudadanos "que lo que lo que es posible en una comunidad es imposible en la de al lado", ha indicado ante de participar en la jornada 'Problemática y abordaje de las sujeciones. La voz de los expertos' .
"Hemos leído el auto la sentencia que dice claramente que estas medidas solo se pueden tomar al amparo de lo previsto en la Constitución para los estados de excepción, alarma y sitio. Tenemos que analizar qué es lo que dice el auto del TSJ en Valencia, a ver si hay un margen entre uno y otro que nos permita entrar, pero lo que es terrible es que después de 16 meses todavía en este país no haya jurisprudencia, ni una norma, ni una ley" ha aseverado.
Según el vicepresidente de la Junta, de no aprobarse habría que implementar otras medidas, aunque ha destacado que la intención del Gobierno regional no es la de hacer daño a un sector, porque si se desplaza el ocio del interior al exterior, a los domicilios, parques, no se gana nada y se perjudica a la hostelería. "Tampoco podemos no hacer nada, no podemos dar el mensaje de que aquí no pasa nada, tenemos que tomar decisiones, porque lo que hemos visto es que la ola está creciendo a una velocidad desconocida" ha añadido.
"Tomamos decisiones la semana pasada pero no ha pasado tiempo suficiente para ver su impacto" ha recordado, mientras apuntaba que espera que la quinta ola no tenga el mismo impacto asistencial en los hospitales que las anteriores y que la letalidad sea baja.
Al respecto, ha explicado que las tasas de hospitalización en Castilla y León por 100.000 habitantes y de ingresos en UCI "están en la media de la Nación" y que aquí se realizan 2.900 test cuando la media nacional es de 2.000. "Con los cribados y con la búsqueda activa de casos siempre supone un incremento de la incidencia que algunos aprovechan para decir que estamos otra vez peor que nadie" ha subrayado.
"Estoy un poco harto de los comentaristas de salón, nuestro trabajo es intentar que al final del año, cuando esto pase, nuestra mortalidad sea la menor posible y para ello tenemos que tomar medidas que sean eficaces y que consigan que la gente y los jóvenes entiendan que nadie está completamente a salvo y que sean racionales".
Francisco Igea ha explicado que sería mucho mejor si se contara con un presidente del Gobierno que saliera a dar las malas noticias, homogeneizara las decisiones y legislase. "Hay gente que pone una balanza la vida de los ciudadanos y en otra cuenta electoral", lo que, a su juicio, "es absolutamente decepcionante".