La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Cervera de Pisuerga (Palencia) ha prorrogado un mes más, hasta el próximo 14 de enero, el secreto de sumario sobre la causa por la desaparición, en 1992, de las niñas Virginia Guerrero y Manuela Torres, vecinas de Aguilar de Campoo y que fueron vistas por última vez en Reinosa (Cantabria), según informa Europa Press. En concreto, el día 23 de abril de ese año haciendo auto stop para volver a casa.
El caso fue reabierto en junio y el secreto de sumario decretado hasta octubre ya fue prorrogado el pasado mes de noviembre. En esta ocasión, se ha acordado para todas las partes personadas -las familias y la Asociación Clara Campoamor- excepto para el Ministerio Fiscal, que continuará así informado -junto a la magistrada- de las averiguaciones de la Guardia Civil en la nueva línea de investigación abierta. De este modo, las pesquisas siguen su curso a través de la Comandancia palentina de la Benemérita.
La nueva prórroga fue notificada este pasado martes, según han informado a Europa Press desde el despacho criminológico y jurídico Balfagón & Chippirrás, que representa a las familias de las niñas, de 13 y 14 años en el momento de su desaparición.
Sus allegados y representantes legales han aprovechado para agradecer el "esfuerzo" de la equipo investigador de la Policía Judicial de la Guardia Civil así como "las muestras de cariño continuamente recibidas" por ambas familias.
Reapertura tras una llamada por un reportaje en televisión
La reapertura del caso se decidió en verano por una nueva línea de investigación surgida a raíz de la difusión, el pasado mes de febrero, de una información en un programa de televisión recordando esta desaparición y solicitando colaboración ciudadana.
A partir de esa noticia se produjo una llamada de una mujer a la que, un año antes de la desaparición de Virginia y Manuela, había sucedido algo parecido, también cuando hacía auto stop en compañía de una amiga con la que regresaba de unas fiestas.
Sin embargo, en aquella ocasión ambas lograron escapar del vehículo -de las mismas características en el que al parecer se subieron Virginia y Manuela cuando fueron vistas por última vez-, aunque no denunciaron nada porque al igual que las menores de Aguilar habían salido de casa sin el permiso de sus padres.
Ahora, casi tres décadas después de lo ocurrido y tras ver el citado programa de televisión, esa mujer decidió denunciar los hechos ante la Guardia Civil y se acordó así la reapertura de las actuaciones judiciales.
El auto por el que se retomaron las pesquisas se acompañó de otras diligencias, como un mandamiento para verificar la versión de esa testigo y para la identificación de posibles sospechosos que tuvieran relación con lo ocurrido, todo ello en el marco de la investigación reabierta y que continúa su curso.
Así, el 29 de julio la juez emitió una providencia en la que remitçia a la Guardia Civil todos los datos recabados e insta a esta institución a seguir investigando.
Mandíbula hallada en el embalse del Ebro
En 2018, el hallazgo de una mandíbula humana en el embalse del Ebro llevó a pensar que pudiera pertenecer a una de las dos niñas de Aguilar, pero el cotejo del ADN con la base del programa 'Fénix' de personas desaparecidas no ofreció ningún resultado.
La localización de dicha pieza ósea se produjo el 12 de octubre de ese año en la orilla del pantano, en el municipio de Campoo de Yuso. Se hicieron cargo de la investigación especialistas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Cantabria.
En las proximidades del lugar donde fue descubierta la mandíbula se encuentra un antiguo cementerio, que, si bien habitualmente está cubierto por el agua, con el episodio de sequía del verano anterior quedó al descubierto.
En este sentido, una de las hipótesis de trabajo era que dicho resto procediera del mencionado campo santo, aunque no se descartaron otras posibilidades, como que pudiera pertenecer a una de las dos menores palentinas que desaparecieron en Reinosa hace ya casi 30 años.