David Herrero / ICAL

Labor esencial para garantizar la salud de la población, así como de los animales y del medio ambiente. Ante un mundo globalizado, actuaciones globalizadas e interrelacionadas. De ahí que el presidente del Colegio de Veterinarios de Palencia, Luis Fernando Román, defienda el concepto de una única salud, evidencia que se ha comprobado a raíz del COVID-19. Y es que, como reza su lema del siglo XIX, ‘La higiene de los animales es la salud del pueblo’. Pone en valor el papel silencioso de todos los profesionales ante cualquier peligro alimentario, desde el sector primario hasta la transformación y distribución. Deja claro a la Agencia Ical que son mucho más que aquellos que curan a las mascotas en las ciudades, sin olvidar su labor social y comprometida, ya sea con la diminución en el uso de antibióticos para evitar que crezca la resistencia o con la detección precoz de casos de maltrato.

¿Qué función cumple el colegio oficial?

Es una corporación de derecho público, y nos regimos por la Ley del Procedimiento Administrativo. Nuestra función es la de ordenar la profesión sanitaria, proteger los intereses de los colegiados, así como de los consumidores y usuarios de los servicios, además de vigilar y controlar los principios deontológicos y ético-sociales de los veterinarios y evitar el intrusismo en la misma.

¿Los veterinarios son una parte esencial en la sociedad?

Nuestra misión se centra en proteger la salud de los animales, de las personas y del medio ambiente. Algo que se dejaba ya patente en nuestro lema del siglo XIX, ‘La higiene de los animales es la salud del pueblo’. Todo nuestro trabajo está orientado a proteger la salud de las personas.

No todo se relaciona con mascotas. ¿Hay mucho más?

Actualmente, la sociedad asocia al veterinario a animales y mascotas, ya que hay una separación muy grande entre la cultura rural y la urbana. Hay mucho más, porque nos dedicamos a la sanidad y bienestar animal, así como la seguridad alimentaria.

¿Papel en la transformación y distribución?

Se evita que los animales puedan tener enfermedades que puedan transmitir a las personas. A su vez, hay veterinarios en los mataderos, donde hay control de todas las enfermedades zoonóticas, en relación también a residuos antibióticos y de contaminantes para asegurar que la carne es segura. Los veterinarios también trabajan en la cadena de distribución para garantizar el abasto y que los alimentos sean seguros. Todo con el mismo fin de proteger al consumidor.

¿Un trabajo que la ciudadanía no observa?

Hacemos una labor muy silenciosa, ya que somos preventivistas. La sociedad no lo aprecia de manera genérica, solo cuando se retiran productos por salmonela o por casos mediáticos. Trabajamos por detrás silenciosamente con las alertas sanitarias y las alertas de sanidad animal para que no lleguen enfermedades a nuestras ganaderías. Nuestra función en sanidad es vigilar y asegurar la inocuidad de los alimentos, controlar las zoonosis que puedan afectar a las personas y todos los riesgos asociados con la convivencia con animales.



Bacterias y antibióticos. ¿Implicación de la profesión?

Trabajan con la resistencia de antibióticos. No somos conscientes, pero es muy importante, ya que, a día de hoy, se mueren personas en el hospital porque no se halla un tratamiento para matar a una determinada bacteria por dicha resistencia. Los veterinarios estamos disminuyendo el consumo de antibióticos, al reducir en un 57 por ciento su uso en diez años.

¿Se sintieron desaprovechados durante la pandemia?

En un principio sí, porque había evidencias científicas de que era de origen animal. Los especialistas a nivel mundial en esta materia somos los veterinarios. En Alemania y en Islandia estaba todo dirigido por veterinarios y presentes en los equipos multidisciplinares. Se pedía que se contara con nosotros por los conocimientos y experiencia en el trato de coronavirus en aves y porcino, además del bagaje en los laboratorios de sanidad animal donde se hacían millones de análisis PCR.

¿La salud y la sanidad es global?

Hoy en día no existe salud animal, salud humana y salud ambiental. Está todo interrelacionado, de ahí que esté en vigor el concepto de una única salud. Por ello, el lema de este año con motivo del Día Mundial de nuestra profesión sea ‘Veterinarios comprometidos con una salud’. Se habla de algo global y cualquier problema que exista en estas tres patas afecta al resto, como se ha visto con la pandemia.

España vaciada y medio rural...

Los egresados van a estudiar desde el mundo urbano y solo tienen la idea de trabajar con animales de compañía y no se trabaja en el medio rural, aunque seamos imprescindibles. El veterinario es un técnico que transmite sus conocimientos y hace mejorar una explotación ganadera.

Puesta en valor del veterinario de explotación…

Es imprescindible desarrollar y poner en marcha la figura del veterinario de explotación y que los ganaderos y los profesionales del campo se acaben concienciando de ello. Una persona que haga un plan de gestión sanitario, el cual entrega una serie de conocimientos por la mejora, la sanidad y el bienestar animal. Los ganaderos no deberían de verlo como un gasto, sino como una inversión.

¿Riesgo de la convivencia con mascotas?

La convivencia actual es muy estrecha y muchas mascotas son uno más de la familia. Los veterinarios clínicos en sus centros están haciendo una función de filtro para que no se transmitan las enfermedades de los animales a los humanos. Realizan una función clave, de ahí que se demande que estos lugares sean reconocidos como centros sanitarios.

¿Punta de lanza social?

En las clínicas veterinarias se detecta maltrato animal. Ahora hay estudios y evidencias que reflejan que esta conducta contra la mascota está asociada a casos de violencia de género y también de violencia en el ámbito familiar. Se realiza una detención temprana, por ello debe existir una coordinación entre todos.