Más de media entrada, con mucha gente joven en el vetusto coso de Ampudia para presenciar gratuitamente esta final. Una novillada sin caballos de Hermanos Mayoral, bien presentados y con romana, que alguno hubiera necesitado un puyacito para aplacar su genio. Sobre todo el tercero.
Alejandro González
El espigado novillero de Valdestillas, alumno de la Escuela Taurina de Palencia, sorteó el mejor eral al que exprimió y lo disfrutó. Primero con dos largas cambiadas y un ramillete de verónicas, y luego, con la franela, le pegó dos tandas, una con la derecha y otra con la zurda que tuvieron mucha enjundia.
El novillo fue bravo y encastado, y eso conlleva sus dificultades cuando se trata de un eral adelantado que, con un puyacito, hubiera calmado su ímpetu, porque iba a la muleta al toque y luego había que someterlo para poderle del todo y que fuera a la muleta más templado. El vallisoletano aguantó y completó una faena de más a menos que tiene su mérito. No se le puede pedir más a estos chavales que se inician en el difícil arte del toreo. Ya irán cogiendo oficio.
Javier Cuartero
Abrió plaza Javier Cuartero, de la escuela alicantina. Se le ve puesto y solo utilizó la mano zurda en contadas ocasiones ante un novillo muy noblón que no se dejaba por el pitón derecho.
Angel Alarcón
Ángel Alarcón, de la escuela taurina de Zaragoza, toreó a su oponente, otro eral bravo, por ambos pitones, pero no llegaba al tendido. Sí manejó con buen aire el percal.
Juan Alonso
Juan Alonso, de la escuela taurina de Palencia, no tuvo suerte en el sorteo y pechó con un animal complicado que no le permitió lucimiento alguno. Derrochó voluntad a raudales, lo que tiene su mérito.
Tras el paseíllo, se le entregaron a los novilleros unas placas como recuerdo de su participación.